Franck Gaudichaud: Es necesario construir poder desde abajo, es decir, otro tipo de institucionalidad

El investigador social Franck Gaudichaud de visita en Concepción (Sur de Chile) realizó una charla en la Universidad de Concepción invitado por el movimiento «Libres del Sur» de esa ciudad (1), refiriéndose a cuestiones relativas a los movimientos sociales de América Latina que marcan la consecusión de sus objetivos y su futuro.

Para Gaudichaud, uno de los factores que marca la irrupción de nuevos actores sociales en el escenario político latinoaméricano es la crisis de representatividad de la política neoliberal. Las clases gobernantes, deslegitimadas sufrieron los ataques de movimientos indígenas, como en Bolivia, Ecuador y México; o de movimientos urbanos, como en Venezuela y Argentina. No obstante, en varios casos, estos movimientos han tenido dificultad para incidir de manera más determinante en la política y economía de sus paises, manteniéndose hasta hoy muchos de los aspectos que motivaron su emergencia.

También se refirió al surgimiento de procesos postneoliberales en algunos paises, tales como Bolivia, Venezuela o Ecuador, donde el Estado vuelve a tomar un rol preponderante en la regulación de la economía.

Al respecto, consultamos cuál era su opinión frente a la tendencia de un sector de la izquierda a creer que la intervención del Estado, en si misma, constituye una garantía de bienestar para la población.

«Desde el punto de vista de las condiciones de vida inmediatas de millones de personas, se ve una mejora importante en estos países. Por ejemplo la CEPAL demostró que en Venezuela es dónde se ha reducido más la pobreza y al mismo tiempo la desigualdad: entonces hay efectos concretos de las políticas públicas hacia los sectores sociales, en base a diversos programas. Pero si nos posicionamos en terminos de emancipación y de transición a un escenario postcapitalista, el Estado ha sido parte de un primer paso y parte del problema. Estos Estados, a pesar de ser reformulados a través de una Asamblea Constituyente, siguen defendiendo intereses de una elite que continúa controlándolos directa o indirectamente. Por ejemplo, si tomamos el caso venozolano, el gran problema del Estado es el nivel de corrupción como de fusión parcial entre una nueva elite económica y el aparato estatal. Por el momento, no hay una ruptura de los procesos postneoliberales con los viejos aparatos estatales, son procesos más lentos, de luchas contrahegemónica, siendo necesario apoyarse en el movimiento social y popular, buscando construir poder desde abajo, es decir otro tipo de institucionalidad, lo que implica plantearse la necesidad de la autoorganización territorial, el control obrero de los centros productivos, las transformación y democratización de las relaciones de producción, etc.»

Si bien, la izquierda reconoce, en su discurso, que la participación en elecciones constituye una herramienta y no un fin, muchas organizaciones terminan actuando como si lo fuera.

¿Cuáles son los signos que pueden identificarse en las organizaciones que sufren este fenómeno?

«El gran peligro que asecha a las izquierdas es cuando poco a poco la maquinaria partidaria se transforma en electoralista y son absorbidas por la institucionalidad hegemónica. El mejor ejemplo de ello recientemente es el Partido de los Trabajadores de Brasil (PT) que fue el mayor partido obrero del mundo, si sacamos al caso especial chino. La transformación que ha vivido el PT desde mitad de los ’80 a la actualidad es que terminó siendo uno de las herramientas de una elite dirigente que se fusionó parcialmente con el sector financiero y el capitalismo global. Entonces lo electoral puede ser un medio táctico, pero si no hay contrapoderes desde los movimientos sociales y sindicales, incluso desde dentro del partido por parte de l@s militantes y mecanismos como rotación de los mandos, control de los electos y una remuneración de ellos al nivel de un trabajador promedio, se arriesga la incorporación de estas organizaciones a lo que antes combatían».

En Chile, el 2011 fue el año donde se registró mayor movilización después de la dictadura. Sin embargo, la secundó un tiempo de apacigüamiento.

¿A qué motivos atribuyes este fenómeno?

«Creo que el ciclo 2006-2011 fue un momento clave de fisura de la legitimidad del neoliberalismo en Chile. Esta fisura no es derrumbe y la fuerza de la gobernabilidad está tan asentada en ese pais que en el reciente ciclo electoral se logró desarmar, en parte, esa radicalidad que había desde la calle. Sin magnificar la calle como tal, el desafío para todos fue pasar de la calle a lo político y algunos dirigentes estudiantiles supieron hacerlo, pero no desde la ruptura con el modelo. Otro factor que incidió fue el aislamiento del movimiento estudiantil. Sin los trabajadores, sin un movimiento sindical potente que lo acompañara y apoyase era imposible que fuera más allá. Entonces, creo que esta etapa de crisis de legitimidad y de gran creatividad popular dará frutos en el futuro para organizar algo que represente por fin una alternativa a este modelo».

(1) http://www.facebook.com/libresdelsurconce?hc_location=stream

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