El costo de la vida en Chile ha aumentado exponencialmente desde finales de la pandemia. La inflación que bajó levemente en febrero, se mantiene en un 11.1% en los últimos doce meses, impactando en la economía doméstica de manera dramática. Los chilenos han llegado a niveles históricos de endeudamiento y los precios de arriendos de viviendas y combustibles van al alza, lo mismo con los alimentos, donde la situación es tal, que incluso en redes sociales se ha popularizado la opción de ir a comprar víveres a Argentina para abaratar costos.
Por Branco Moreno Caro
Recientemente, el Banco Central presentó el Imacec de marzo de 2023 el que cayó 2,1% en comparación con igual mes del año anterior, la variación anual del Índice Mensual de Actividad Económica fue explicada según la entidad, principalmente por la caída de la minería y del comercio. El ministro de Hacienda Mario Marcel, declaró en una entrevista a radio ADN que estas cifras no son preocupantes, y que si se restaba el desplome del sector minero, las cifras serían positivas.
Sin embargo, la minería y en general el cobre ha sido declarado como el sueldo de Chile en diversas oportunidades, La Corporación Nacional del Cobre (Codelco) en sus resultados del año 2022, contabilizó excedentes de US$2.746 millones, monto que marca un descenso de 62,9% comparado con las ganancias del año 2021, en el que anotó US$7.394 millones. Es decir una baja de US$4.648 millones en sólo doce meses.
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Medidas como el aumento del sueldo mínimo y El Bolsillo Familiar Electrónico, se han mostrado insuficientes ante la realidad que viven las y los trabajadores en Chile.
Para abordar la actual situación económica del país, entrevistamos a Gonzalo Durán, economista de Fundación Sol, quien comentó los impactos en la clase trabajadora del panorama económico actual y nos entregó las propuestas que la fundación mantiene para superar esta problemática.
La crisis económica la pagan los pobres. Suena cliché, pero: ¿Qué tan cierta es esta situación en Chile?
Lo primero es que podamos repasar un breve contexto sobre la situación que aqueja al mundo del trabajo, aprovechando que estamos en la semana del primero de mayo. Algo que a veces se da por separado son los diagnósticos en relación a la situación de los salarios yo creo que eso es fundamental.
Hoy día la mitad de las y los trabajadores ganan menos de 460 mil pesos líquidos y están altamente endeudados, la semana pasada se publicó la encuesta de la universidad San Sebastián, de 11 millones de personas están endeudadas lo que supera al número de trabajadores del país y tambíen nos advierte que cerca de 4 millones 100 mil personas, están en una situación de no poder pagar las deudas, lo que se conoce como deudores morosos, estos datos son aún superiores a los que vimos en periodo pandémico antes de que hubieran los retiros.
Eso ya nos advierte de un complejo escenario en donde la clase trabajadora está muy agobiada sobretodo por el aumento que ha tenido el costo de la vida, en especial en cuestiones básicas como la canasta de alimentos, que hoy día está situada en los 64 mil pesos por persona.
El ministro Marcel parece ser el único que ve con buenos ojos estos resultados (Imacec): ¿Qué tanto han incidido las políticas de este gobierno en los resultados económicos?
Hay un componente de responsabilidad más bien estatal, tanto del Gobierno como de otros espacios que componen el Estado, por ejemplo, el Banco Central. Hoy en día se ha seguido de manera muy ortodoxa las reglas que imponen los organismos internacionales para manejar la macroeconomía, con esto me refiero a las políticas monetarias como manejar la tasa de interés. Con un escenario de inflación elevada, lo que hace el Banco Central es subir la tasa de interés para de esta manera desincentivar el consumo, con la apuesta de que al hacer eso, los precios van a bajar, pero la consecuencia que tiene una medida como aquella es que, al desincentivar el consumo, se para y se frena toda la economía.
Además, tenemos un país en donde hubo un decrecimiento en cerca de un 2,1% y cayó la actividad económica en su comparación a 12 meses y allí, efectivamente, quienes más sufren esta situación son las clases populares, la clase trabajadora, sobretodo porque no tiene el sostén necesario para llegar a fin de mes, tal como lo decíamos anteriormente.
Por otro lado, el Gobierno no ha podido impulsar a través de sus políticas fiscales la demanda agregada. Esa es otra herramienta que tiene el Gobierno, cuando el Producto Interno Bruto (PIB) comienza a descender. Y existe una responsabilidad mayor en no fomentar las negociaciones colectivas de los sindicatos, que debió haber sido una de las primeras reformas del Gobierno para enfrentar la crisis que hoy tenemos. Uno de los logros más significativos que tiene la negociación colectiva es recuperar la pérdida del poder adquisitivo que le ha quitado la inflación a la clase trabajadora; sin embargo, un 17 % de los trabajadores negocia de esa manera, el resto no tiene ese refugio.
Para junio del próximo año, el Gobierno ratificó que el sueldo mínimo llegaría a los 500 mil pesos: ¿Esta cifra resultaría suficiente, en el escenario económico actual? ¿Cuán desprotegida queda la clase trabajadora considerando un contexto económico como el actual?
Hay que recordar que el presidente actual cuando hizo campaña, él propuso efectivamente, un sueldo de 500 mil pesos, pero cuando lo propuso a finales de 2021, el nivel de inflación era distinto al que existe hoy, entonces lo primero es actualizar ese monto, si lo actualizamos al día de hoy, serían alrededor de 580 mil pesos, solamente para mantener el poder adquisitivo del salario mínimo.
Por otro lado, cuando nosotros analizamos qué es lo que pasa con esta promesa presidencial, es que el argumento ahí era tratar de que la persona que reciba el salario mínimo pueda vivir con condiciones dignas, superar la línea de la pobreza para él y su grupo familiar o ir en esa dirección. Y allí nosotros somos críticos porque en el fondo, si consideramos estos 500 mil pesos, en una línea de pobreza para cuatro personas, hace un año el salario mínimo representaba cerca de un 59% del umbral de la línea de la pobreza, ahora con este anuncio, se aumenta en tan solo un 1%. Eso sin duda es un esfuerzo que es totalmente insignificante y no permite previsualizar una trayectoria hacia el 100% de la línea de la pobreza o sacar a las y los trabajadores que perciben el sueldo mínimo de las condiciones de precarización en la que viven actualmente.
¿Cuál es la señal que se da cuando las AFP informan sobre su gigantesca rentabilidad (77%), mientras las pensiones son de hambre y el país se sumerge en una crisis económica?
Ese es un resultado más del sistema actual y la crisis que está viviendo el sistema de pensiones que está totalmente desvalidado y en donde los grandes grupos económicos tienen sus intereses, recordar que lo que tenemos no es un sistema de seguridad social, es un sistema de ahorro forzado en el cual las y los trabajadores tienen que aportar todos los meses para finalmente financiar a los grupos económicos y que estos puedan realizar inversiones especulativas y generar ganancias en el fondo para su propio beneficio, en ese sentido hoy podemos ver cómo se reportan estas jugosas cifras de utilidades, de rentabilidad sobre el patrimonio de las AFP y por otro lado, tenemos que las pensiones al final de una vida de trabajo siguen siendo bastante miserables.
Esto es un refuerzo para defender la idea de que este sistema de pensiones ya no da para más. Hay que hacer todo lo posible por cambiarlo de manera estructural y sacar a la previsión social de lo que se ha convertido, que es un negocio privado que genera lucro para las empresas, hay que llevarlo a otro terreno que es el terreno de la seguridad social, en el cual los beneficiados sean las y los trabajadores que están aportando mes a mes para tener una jubilación suficiente.
¿Cuán mal parada sale la clase trabajadora con estas cifras y desigualdades?
Hay un componente que es el que es relevante llamar a discusión y tiene que ver con un cálculo que nosotros sacamos. En una jornada de 8 horas de trabajo, de esas 8 horas con 3 ya se financian los salarios y el resto de la jornada laboral uno la trabaja exclusivamente para generar las ganancias capitalistas del empleador. Esta es una manera bastante brutal de entender como vemos la desigualdad y prácticamente, la explotación que se genera en los entornos de producción acá en Chile.
Por lo tanto, se requiere de manera urgente que los actores sindicales se puedan empoderar y puedan agendar un espacio de fuerza para lograr que estos niveles disminuyan. Con la reducción de la jornada laboral ya vimos lo que sucedió, sin dudas aquí nadie va a estar en contra de que se reduzca la jornada, eso va a disminuir los niveles de explotación que recién se mencionaban. Pero, por otro lado, hay que entender que esta reducción, fue una ganancia histórica para la clase empresarial, porque se avanzó de una manera que nunca antes se había hecho en una flexibilidad laboral que le da un enorme poder de gestión al empresariado para poder revertir esa caída en la tasa de explotación.
A partir de eso, es un desafío para el mundo sindical, para ver cómo puede contener los distintos mecanismos que va a activar el empresariado para tratar de sacarle más jugo- como se dice- a los trabajadores y trabajadoras.
¿Pueden mejorarse las condiciones económicas de la mayor parte de la población pese a este escenario de crisis?
Tenemos una realidad económica que es bastante inestable, ya hemos visto en noticias internacionales lo que pasó en marzo, por ejemplo, con la caída de algunos bancos de Estados Unidos y el salvataje que le hizo el gobierno, pero también esta inestabilidad no podríamos decir que ya pasó, todavía está en el ambiente y también genera que las inversiones tampoco se recuperen al nivel que mantenían antiguamente.
En el caso chileno, con un país que es totalmente abierto al comercio internacional, le afecta lo que está pasando en China, con la política 0 covid, que al término de ésta no se ha recuperado la economía como se esperaba y por lo tanto, el precio del cobre no ha aumentado, más bien ha ido cayendo.
Entonces, tenemos perspectivas que no son de las mejores, pero la situación que uno esperaría para las y los trabajadores es que aquí se pueda recuperar lo que se ha perdido en la pandemia, todos los efectos que ha tenido en los salarios reales, van 17 meses de decrecimiento en los salarios reales. La única fórmula para mejorar esto, es a través de la organización, el gobierno ya ha planteado que está preparando un proyecto para negociaciones más allá de las empresas, eso podría traer una mejora para las y los trabajadores, pero es importante hacer notar que no va a depender de la buena voluntad de un gobierno, eso va a depender de cómo las y los trabajadores puedan hacer presión y organizarse frente al empresariado y lograr las conquistas, eso se ha demostrado que nunca se ha logrado de otra manera.
¿Qué posibles salidas hay a la crisis y dónde deberían apuntar las propuestas?
Bueno, a nuestro modo de ver, está el tema de las relaciones laborales, en donde hay un espacio inmenso para avanzar: hay que recordar que este año se cumplen 50 años del golpe militar en donde se transformaron radicalmente las reglas del juego en materia laboral y eso hoy día tiene sumida a la clase trabajadora en un espacio de tremenda explotación. Eso debería ser motivo de un profundo debate, en cuanto a las autoridades y a nivel de trabajadoras y trabajadores, para ver como se puede avanzar hacia un futuro que deseche las reformas laborales de la dictadura.
Por otro lado, uno esperaría también que el capitalismo que se conoció hasta antes de la pandemia no es el mismo capitalismo que se conoce ahora, hay situaciones en donde, por ejemplo, la política que aplicaba el Banco Central de subir las tasas de interés para reducir la inflación ya no funciona, seguimos con una tasa interés sobre los dos dígitos y con una inflación sobre los dos dígitos y no disminuye. Esto le está pasando la cuenta a la economía, porque se ralentiza el crecimiento económico y eso tiene enormes impactos sobre la clase trabajadora, nos cuesta empleos y los salarios se mantienen contenidos.
Entonces este capitalismo al parecer no funciona o algo está funcionando de manera distinta, entonces allí uno esperaría otro tipo de soluciones, cómo por ejemplo; que el Estado en particular tuviera mayor participación, por ejemplo, en términos de lo que podría suceder con la Industria Nacional del Litio, o con otros tipos de actividades, pero con una lógica distinta. No en la lógica de tener que generar asociaciones con las empresas privadas y concesionar los yacimientos mineros, sino que hay participación directa del Estado, sobre la propiedad de los medios de producción, en este caso estamos hablando de los recursos que son de todas y todos los chilenos, los recursos no renovables.