Todo esto debería llevarnos a preguntarnos a qué riesgos se expone la sociedad cuando grandes industrias extractivistas se instalan en sus localidades y cuál es la real culpabilidad de estas en los desastres que estamos experimentando, teniendo en cuenta que los fenómenos provocados por la agudización del cambio climático se presentan cada vez de formas más riesgosas para la vida.
Por Evelyn Novoa Carrasco*
En medio de la actual crisis climática que enfrenta Chile y el desastre actual provocado por las inundaciones pluviales en la zona centro del país, llama la atención cómo muchas de las industrias ubicadas en la zona de la contingencia se ven colapsadas por eventos que, desde su origen, debieron estar previstos.
La UNDRR (Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres) define el «riesgo Natech» como accidentes industriales provocados por eventos de origen natural a gran escala.
El 25 de junio de 2023, en una situación similar a la que se vive hoy, se reportaron fugas tras la rotura de un gasoducto perteneciente a la empresa «Gasoducto del Pacífico» en Laja, cerca de la central hidroeléctrica Laja. Ante esto, Senapred solicitó evacuar el sector. El incidente se habría producido por las fuertes lluvias que aumentaron el caudal del río, sumado a la apertura de las compuertas.
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En la mañana del miércoles 12 de junio de 2024, comenzó una inflamación en la planta de coker de la Refinería ENAP Bío Bío en Hualpén. Según los medios, la empresa activó el plan de emergencia dispuesto para estos efectos, es decir, simplemente tocaron las sirenas y avisaron a las autoridades competentes sobre lo que ocurría en el lugar. Sin embargo, el poco manejo de la situación, la peligrosidad de la cercanía de la empresa con la población y su relación con la fuerte presión de las lluvias no se mencionan ni se cuestionan en conjunto.
Además, tampoco se habla sobre la peligrosidad del arrastre de hidrocarburos perteneciente a las empresas, la elevada carga de sedimentos que se agrega al caudal y la contaminación de reservas de agua dulce, entre otros problemas.
Otro factor, indudablemente agravante en estas situaciones, es la industria forestal, como bien decía una vecina de Curanilahue en las noticias, estas junto con la deficiente planificación urbana también tiene su parte de responsabilidad. Las plantaciones de pinos, ampliamente extendidas en Chile, no permiten una adecuada absorción del agua que hoy proviene de la lluvia. A diferencia de los bosques, las plantaciones de monocultivo reducen significativamente la capacidad del suelo para absorber el agua. Esto contribuye a un mayor escurrimiento superficial, aumentando el riesgo de inundaciones y erosionando el suelo, lo que agrava los impactos de los desastres naturales.
Los eventos naturales pueden representar amenazas importantes para las unidades de proceso de diferentes industrias y comunidades aledañas, sobre todo cuando la cercanía es indiscriminada. Asimismo, algunos peligros derivados de estos eventos pueden afectar instalaciones industriales, produciendo fallas en equipos que almacenan materiales peligrosos. Las emisiones consecuencia de las pérdidas de dichos equipos pueden provocar incendios, explosiones o la emisión de nubes tóxicas, lo que conlleva un impacto significativo, a veces irreversible, en el medio ambiente y la población cercana (CGPS, 2019).
Los eventos o accidentes Natech pueden ser provocados por diferentes tipos de eventos naturales, clasificados de acuerdo con su origen en cuatro macro categorías: 1) eventos de origen geofísico como terremotos, deslizamientos de tierra, actividad volcánica y tsunamis; 2) eventos de origen meteorológico tales como lluvias, tormentas eléctricas, tormentas tropicales y temperaturas extremas; 3) eventos de origen hidrológico como las inundaciones; y 4) eventos de origen climatológico como los incendios forestales (Ricci, Casson Moreno, & Cozzani, 2021). Esta información es impactante, ya que todos estos eventos llenan las portadas de nuestros diarios locales a lo largo del año.
Todo esto debería llevarnos a preguntarnos a qué riesgos se expone la sociedad cuando grandes industrias extractivistas se instalan en sus localidades y cuál es la real culpabilidad de estas en los desastres que estamos experimentando, teniendo en cuenta que los fenómenos provocados por la agudización del cambio climático se presentan cada vez de formas más riesgosas para la vida. ¿Qué pasaría, por ejemplo, si ubicamos una minera junto a las fuentes de agua de una población? ¿Qué pasaría si ubicamos tuberías de gas en el mar, un espacio que sustenta el trabajo y la alimentación de cientos de pescadores y sus familias? ¿Quién les cobra la cuenta a estas empresas por su responsabilidad en los miles de personas que hoy quedan sin hogar, en pleno invierno y bajo la lluvia?
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*Arquitecta/Magíster en gestión y arquitectura resiliente para la reducción de riesgo de desastres y colaboradora en Fundación Pongo, Concepción