Impuestos e ideología

Por Paloma G. Bosque

Una de las cosas más tontas que nos ha dejado el neoliberalismo es el asco a los impuestos. También a los seguros sociales. Somos capaces de pasar por alto que políticos y grandes fortunas simplemente no paguen impuestos y los premiamos por ser «legalmente» inteligentes en evadir responsabilidad social. Sobre la relación poder económico-poder político- proceso democrático de formación de elites. Ya lo vimos antes en los expresidentes de Argentina o Chile, pero también en países como Reino Unido. Creo que fue Piñera, ¿o sería Macri?, quien declaró que lo que hacía no era ilegal. Inmoral, sí. ¿Eso no es corrupción?

No nos perdamos, una cosa es pagar tus impuestos -y tus seguros sociales en general- justamente, y otra muy diferente es mantener un batallón de expertos, para eso tienes plata, para no pagar a la sociedad en la que vives. ¿Cuántos aviones, helicópteros, casas en lugares de lujo quieren tener y serán suficiente?

Y después exiges «seguridad» contra tanta delincuencia. Paga, mejor en prevención que en cárceles, en educación que en armas y policías. ¿Es muy difícil de entender?

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Me acuerdo que me decían sobre Chile: ¿te imaginas no tener derecho a seguro privado de salud?? ¡Con lo malo que es tener solo el estatal en Chile!

Y ganaron, no es tema en Chile cómo tener un seguro médico para todos. No hay contribución de todos para todos. La ley lo permite, la Constitución lo defiende.

Ése es el criterio: al carajo los demás, no comparto, no me importa que la contribución social pueda mejorar la salud de todos. No creo en el Estado porque no me da nada y así mantengo mis privilegios. ¿No te das cuenta que habrías salido beneficiado si las grandes fortunas, si los ingresos del país fueran a dar a un fondo común que sí se preocupe de todos?

Así llegamos en todos lados a lo mismo, permito que gente como ésta, la familia del primer ministro inglés, no pague impuestos en el país en el que vive. En medio de una crisis estructural en Inglaterra, en la que es evidente que el rol del Estado será central, para bien o para mal. El país seguirá allí después de esta gran crisis, la pregunta es cómo. La familia de estos señores vivirá y pagará su vida dónde ellos quieran. Pueden. ¿Y tú?

Y esto evitando pagar tributos y desprestigiando los seguros sociales. A ver cuánto dura este primer ministro. A ver, cuánto nos falta superar también en las cabezas, esas ideas incrustadas a partir de finales de los 70 del siglo pasado.

Si bien la política económica en los países industrializados dejó atrás el paradigma liberal ortodoxo -véase el fracaso de la Señora Truss por presentarse como «dama de hierro II».

Mientras los europeos discuten si y cómo defender su Estado de Bienestar, en América Latina nunca lo hemos tenido. Tampoco tenemos consenso de que tenerlo es parte del «desarrollo» de un país, como sí existió consenso en los 40 y hasta los 60 del siglo pasado.

Sí, claro, el sistema político de Reino Unido no permite elecciones antes de 2 años, por lo que no es el «pueblo» quien decide este primer ministro, es el partido elegido para elegirlo. Pero el «pueblo» lo hace e hizo posible.

Ahí están ahora, aguantando. Lo tengo claro, «sarna con gusto no pica», dicen. Cuando miro y veo, dudo mucho del dicho. Pero: ahí están las elecciones para recordarme que sí, no les pica. Sarnosos que a veces se rascan. Los ingleses de América y los chilenos de Europa.

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