Según SENAPRED, hay 14 incendios forestales en combate en la región del Biobío. Muchos de ellos han surgido de otros anteriores que se tenían por controlados. Paralelamente, la institución reconoce 68 en esa condición y 3 extinguidos, dando cuenta de lo propicio del paisaje cubierto con plantaciones forestales para que estos siniestros se inicien, se propaguen y permanezcan por largo tiempo.
Aniceto Hevia
Este viernes, en el sector de Patagual, límite comunal de Coronel y Santa Juana, se inició el fuego que por la fuerza del viento fue conducido hacia la primera comuna, declarándose como descontrolado con un aumento exponencial de superficie afectada. En Tomé, fueron declarados como descontrolados, los incendios del sector Punta de Parra y el que se sitúa entre las localidades de Menque y Dichato. De acuerdo al periodista Cristofer Espinoza de Radio Cooperativa, «En Cogrid Regional se reportan daños a 3 viviendas en el sector El Guayo, Coronel. Otras tres viviendas con daños en Altos de la Parra en Tomé. Y tres viviendas más en Lebu.»
La delegada presidencial, Daniela Dresdner, señaló a medios de prensa que «estas son reactivaciones de focos, a propósito de incendios que ya existían», reconociendo las cualidades particulares de estos fenómenos.
Justo en el momento en que diversas autoridades políticas discuten acerca de la pertinencia y necesidad de regulación a la industria forestal, retornan estos siniestros posicionando tal debate con mayor fuerza aún. Ante la negativa de sectores gubernamentales y del empresariado de impulsar normas sobre la industria forestal, la alcaldesa de Santa Juana, Ana Albornoz, expuso a Radio ADN este viernes: «Queremos decirle a la Sofofa, a Juan Sutil, que nosotros no queremos tocar el modelo económico, ni siquiera estamos en esa discusión. Lo que pasa es que la industria forestal rodea nuestra comunidad y nosotros tenemos pinos y eucaliptos al lado de la puerta de nuestras casas. Los vemos por nuestra ventana. Entonces, en el fondo, nosotros estamos rodeados por plantaciones forestales, lo que nos expone dramáticamente porque los incendios son comunes y hace que nosotros tengamos incendios todos los años».
Si se considera el cúmulo de antecedentes demostrativos del peligro que comportan estos monocultivos forestales, ocupando casi tres millones de hectáreas a nivel nacional, según CONAF, su disposición uniformemente concentrada, además de la desecación progresiva sufrida por los territorios que han soportado sucesivas rotaciones de plantación y tala, se puede inferir que las acciones de este empresariado ha provocado una degradación que vuelve inhabitables las zonas donde opera. Establecer regulaciones sobre ellas es una condición mínima para el resguardo de la población y sus posibilidad de vida en tales lugares.