El 30 de junio ingresó al Sistema de Evaluación Ambiental el Estudio de Impacto Ambiental del proyecto Central Hidroeléctrica San Carlos. Con una capacidad de 154,4 MW que pretende ser ubicado 1.200 metros aguas arriba del puente viejo en la ruta 5 Sur en el límite de las comunas de Los Ángeles y Mulchén.
Por: Vicente Lagos Isla
Energía Llaima, en su sitio de presentación indica que es propiedad de capitales chilenos, los cuales se vinculan a los grupos Said, Claro y Garcés, todos estos relacionados a un historial de empresas de diversos rubros. Sin embargo, a mediados de 2021 se anunció que la canadiense Innergex adquirió el control total de la empresa, la misma que se ha mostrado interesada «en varios lugares de América Latina, en particular en Perú, y vemos que todo el continente está interesado en buscar una transición a energía limpia».
Así, Energía Llaima ya se ha encontrado vinculada a proyectos hidroeléctricos, además de los que pretende instalar en la provincia del Biobío. Tal es el caso del proyecto encabezado por la Empresa Eléctrica Licán, la cual adquirió en 2021 e interviene actualmente el río Licán ubicado en la región de Los Ríos con una capacidad instalada de 18 MW.
Asimismo, a inicios de 2021 tras movilizaciones de organizaciones el Servicio de Evaluación Ambiental declaró la caducidad de la Resolución de Calificación Ambiental del proyecto Central de pasada El Canelo que pretendía ubicarse en la ribera sur del río Maipo con una capacidad instalada de 16 MW.
Sin embargo, el río Biobío ya cuenta con experiencia en lo que se trata a proyectos hidroeléctricos, arrastrando profundos conflictos socioambientales que, nuevamente, han salido a la palestra en la memoria colectiva de la población ante una nueva amenaza.
Si consideramos que; perturbar una vez el flujo natural del caudal y el funcionamiento del ecosistema ribereño, es impactar de manera negativa no solamente a las comunidades que se han visto enfrentadas a desplazamientos y cuestionadas relocalizaciones, sino también a las especies que habitan las zonas afectadas, generar este daño dos veces más, en diferentes tramos del río y de manera periódica produce una irrupción sistemática y nociva para cualquier intento de adaptabilidad de las especies, así como también sus probabilidades de sobrevivir en un entorno que está siendo constantemente deteriorado, donde las características biofísicas en las cuales acostumbraban a vivir se ven totalmente transformadas en más de una ocasión y en más de un lugar.
Las represas transforman de manera significativa los caudales, convirtiendo sistemas altamente dinámicos a unos estáticos, donde los volúmenes de descarga y el agua almacenada son controlados por la hidroeléctrica según las necesidades energéticas del momento.