El caso del conscripto Juan Carlos Roa, asesinado al interior del Regimiento Coraceros de Arica, reflota los cuestionamientos en cuanto a la capacidad y responsabilidad que tienen realmente estos establecimientos con los jóvenes que están bajo su cuidado, pues según la investigación de la Fiscalía Militar serían dos superiores del joven los responsables del crimen.
Por Juan Contreras Jara
Luego de tener acceso a los videos de una de las garitas de seguridad del Regimiento Coraceros de Arica, la Fiscalía Militar procesó a dos militares por el asesinato del conscripto de apenas 20 años de edad, Juan Carlos Roa.
Los hechos fueron calificados en primera instancia como una «riña» al interior del recinto, pero los último registros dieron cuenta de un ataque premeditado y de un eventual encubrimiento, debido a que los uniformados que se encontraban en la garita de seguridad cuando Roa era atacado por sus superiores, no hicieron nada para evitar el crimen.
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Pese a los intentos por descartar una riña al interior del regimiento, lo claro es que nuevamente un joven, esta vez de 20 años de edad, es asesinado o muere en extrañas circunstancias mientras esta bajo el cuidado del Ejército de Chile.
Otro de los puntos a considerar en este caso, es que el organismo que investiga este asesinato y que tiene como posibles responsables a dos militares, justamente es un organismo castrense. En casos como éste, normalmente Fiscalía Militar castiga a sus funcionarios investigados con sanciones que a lo más significan la remoción de su cargo, pero que en ningún puede contemplar penas privativas de libertad.
De aquí en adelante se espera que el organismo militar determine la condena contra los dos militares que atacaron y dieron muerte al conscripto Roa en Arica. A través de la información oficial se ha intentado maquillar argumentando circunstancias anteriores al hecho, como una supuesta pelea en un bar de Arica, cuestión que en ningún caso quita responsabilidad al Ejército en el hecho.