Juan Carlos de Borbón, uno de los últimos monarcas del mundo, llegó a Chile para convencer a la derecha chilena, hoy en el gobierno, de la necesidad de cooperar con las empresas españolas, se hace acompañar de un séquito de los empresarios y políticos ibéricos que han provocado una grave crisis en la economía de ese país.
El borbón, heredero político del franquismo ha estado en el centro de la polémico en el último tiempo por la caza de elefantes en Botsuana, Sur de África, cuestión que ha despertado el repudio de la sociedad en Europa y América. Aún así, el estado español utiliza su figura para influir políticamente a favor del empresariado hispano en países como Brasil y Chile, enviándolo en una gira que busca posicionarlos en los círculos empresariales e institucionales de estos paísis sudamericanos.
La cuestión no es menor si consideramos los intereses tremendamente nocivos de la inversión española en Chile, que está depredando, en conjunto con el capital nacional, en dos puntos esenciales. Uno es el medioambiente, donde los españoles han creado sendos intereses a través de la industria energética, de muy amarga repercusión enc omunidades rurales e indígenas, pues destruyen sistemas culturales y ecológicos muy frágiles, a través de mecanismos espúreos permitidos por la legislación chilena, creada en dictadura y administrada por la concertación.
En otro asunto, los empresarios de la comitiva del borbón, intentan profundizar la inversión en el sector financiero, que ha hecho crisis absoluta en la península. Hace unos días el BBVA ha vendido su participación en el privatizado sector de pensiones de Chile y seguramente, el rey viene a plantear los intereses de los banqueros para recuperar algo del capital que tienen invertido en Chile o tal vez, para generar algún tipo de protección para la posible fuga de capital que el negocio financiero está previendo en el Estado español ante la agudización de la crisis.
Todo y así, el rey y sus alicaída figura pública llega a Chile para reunirse con lo peor de la clase política latinoamericana, en la cumbre del Pacífico, que juntará a la derecha neoliberal o gobernante en México, Colombia y Chile, más el acomodaticio Ollanta Humala del Perú. Es un hecho que la sociedad chilena rechaza a esta figura extemporánea como un representante válido para el diálogo entre naciones y recordamos que somo lo que somos, con todos los errores que podamos contar, gracias a haber roto con las instituciones monárquicas hace más de 200 años.
En Chile los medios han omitido las protestas que los independentistas vascos y catalanes han hecho en La Moneda frente a la figura del borbón, Juan Carlos, cuestión que denunciamos y es clara demostración del malestar que esta imagen autoritaria provoca en pueblos que aun sufren su peso y es responsable político de sendas violaciones a los derechos humanos por el régimen que lo protegió, el franquismo y que nunca pagó por sus crímenes.
Por último mencionar que el rey sustenta un régimen antidemocrático que encarcela e ilegaliza partidos políticos que han hecho una crítica frontal a la transición española, símbolo del acomodo y acuerdo de fuerzas capitalistas y militarismo fascista, No podemos sino que solidarizar con los hermanos vascos y catalanes, así como los pueblos de las naciones ibéricas que deben soportar una casa real parásita de un estado en crisis que no hace más que recortar los servicios sociales para mantenerse en el poder.
Foto: manifestación independentista catalana en el estadio del FC Barcelona