Resulta realmente aterrador el actuar criminal del Estado de Israel, enclave colonial europeo en Medio Oriente que mantiene un genocidio en vivo y en directo contra el pueblo palestino y que bombardea a su antojo a 5 estados vecinos en cuestión de semanas: Líbano, Siria, Irak, Yemen e Irán. Resulta igualmente aterrador la reacción de las cancillerías de las potencias occidentales que defienden su actuar criminal, transgresor del derecho internacional y violador de los Derechos Humanos.
Por Joaquín Pérez
Israel realizó el viernes pasado un ataque masivo y coordinado, con apoyo occidental de la República islámica de Irán, con más de 200 cazas bombarderos que participaron de la acción, además de fuerzas militares en países vecinos como también infiltrados en el propio territorio iraní.
Se aprovechó de la ingenuidad de parte de la elite gobernante iraní, la que se encontraba esperanzada en los acuerdos que podría alcanzar en los días siguientes en Oman, en un proceso de negociación con los Estados Unidos, cuestión que hoy, a las luces de lo ocurrido, aparece claramente como un cebo o trampa para tener a los iraníes con las defensas bajas para un ataque de sorpresa de Israel.
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El golpe buscaba descabezar la cúpula militar de Irán, un plan muy similar al empleado contra las fuerzas de Hezbolá en el Líbano. Si bien la acción fue contundente e Irán demoro unas cuantas horas en reponerse del golpe, reestructurando su cadena de mando, el golpe asestado por Israel no fue suficiente para derrumbar al gobierno iraní, ni imponer una rendición como Netanyahu y Trump demandaban.
Con el pasar de los días y las sucesivas oleadas de ataques de misiles iraníes vulnerando la mítica "cúpula de hierro", dañando objetivos sensibles para el Estado sionista, ha quedado absolutamente claro ante los ojos del mundo que Israel es incapaz de vencer a Irán en una guerra convencional y que requiere para ello el involucramiento, directo y no a medias, de las potencias occidentales, específicamente Estados unidos y el Reino Unido.
Sin embargo, este involucramiento directo de las potencias occidentales a favor de Israel, desencadenarían inevitablemente en una guerra global de alcances y dimensiones imposibles de determinar. Es por este motivo que Trump lleva días con bravuconadas, mientras que en los Estados Unidos siguen dudando de la intervención, básicamente porque no saben hasta dónde puede escalar este conflicto y si ellos saldrán bien parados de todo esto.
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Cada día que pasa, los cantos iniciales de victoria en Israel y los gobiernos occidentales, comienzan a desinflarse. Ya el domingo pasado, los golpes de los misiles a nodos claves de la infraestructura en Tel Aviv y Haifa, como el complejo armamentista Rafael (especializado en misiles, drones, guerra cibernética y componentes de la Cúpula de Hierro) o la planta eléctrica y la refinería petrolera en Haifa (la mayor del país), marcaron una clara señal de que Irán no estaba en el suelo derrotado.
Los golpes dados esta madrugada en Tel Aviv contra el edificio de las bolsas de valores, un edificio de las FDI (FF.AA. Israel) y el principal hospital del país, donde se reponen los militares heridos de Gaza y Líbano, habla claramente que Irán es capaz de resistir una guerra más extensa.
Israel no puede permitirse una guerra prolongada. Su existencia, como Estado, es muy precaria, en un territorio muy pequeño, con una población que básicamente es importada y que ante cualquier peligro retornará a sus países de origen. Por eso siempre apostó a la guerra relámpago contra sus vecinos, y de ellas salió siempre victorioso, de ahí el mito de que militarmente son invencibles, Mito que día a día que pasa en el conflicto con Irán se derrumba.
La euforia y la moral de la sociedad israelí comienza ya a erosionarse, con cada misil golpeando puntos neurálgicos de sus ciudades. La pregunta que surge hoy es si Netanyahu y su camarilla será capaz ante la impotencia de su accionar militar, desatar el holocausto nuclear, si Estados Unidos se embarcará directamente y con todo en el conflicto y de ser así que harán Rusia y China al respecto.