Ivette Lozoya López: "La nueva izquierda de hoy no es ni clasista ni anticapitalista"

La historiadora Ivette Lozoya López acaba de lanzar un nuevo libro, con un título tan importante como sugerente: «Intelectuales & Revolución. Científicos sociales latinoamericanos en el MIR chileno (1965-1973) (Ariadna Ediciones, 2020). Acercándose a la convulsa historia política de aquellos años, desde un enfoque marcado por el trabajo de cientistas sociales que hicieron de la experiencia chilena una reflexión de profundo calado tanto para sus disciplinas, como para los proyectos políticos de transformación a los que aportaron, ello en una época en que el compromiso con la sociedad por parte de los intelectuales los llevaba a las más diversas acciones, enriqueciendo sus ideas.
Robinson Silva Hidalgo / resumen.cl
El libro abunda en la reflexión, profundiza en las ideas y trayectorias de importantes figuras y sus articulaciones, desde la teoría de la dependencia a las ideas acerca de la Revolución se nos propone una interpretación de la historia del MIR, proyecto transformador que convocó a pensadores de toda América Latina y que produjo ideas que circularon por mucho tiempo y por diferentes lugares del mundo. Ivette Lozoya, a partir del estudio histórico, conceptualiza, caracteriza y define el rol de los intelectuales, sacándolos de la anomia académica en que persisten y los expone a los debates actuales de la izquierda y la clase trabajadora organizada.
A propósito del libro -entonces- conversamos acerca de diferentes tópicos que responden a los contenidos de la publicación y el carácter del momento histórico de la izquierda chilena
Ivette Lozoya López

Ivette Lozoya López

¿Por qué hacer un libro sobre los intelectuales de izquierda?
Creo que lo adecuado es decir que desarrollé una investigación sobre los intelectuales de izquierda por necesidad política y posibilidad disciplinaria. Respecto a lo primero, para mi se hace evidente que el capitalismo y la democracia liberal no han logrado cumplir las promesas de desarrollo, libertad y progreso, por lo que creo que volver sobre los proyectos de izquierdas haciendo la necesaria crítica es imprescindible, sobre todo para recordar los elementos fundamentales de esos proyectos y evitemos confundirnos con propuestas que se dicen ser de izquierda. Respecto a las posibilidades disciplinarias, hay una serie de enfoques nuevos en la historia que permiten volver sobre objetos de estudio ya analizados, a mi entender, el principal es la nueva historia política que ha permitido ampliar el margen de los que se entiende como lo político y así incorporar nuevos actores y nuevas problemáticas al estudio de las organizaciones de izquierda, así los intelectuales son estudiados como actores políticos.
¿Cuál es el valor fundamental de los cientistas sociales de los sesenta y setenta le entregan al proyecto del MIR?
El principal aporte fue el realizar una lectura de la realidad desde una perspectiva revolucionaria con los instrumentos de análisis que les daba su especialización, pero también su experiencia militante. Por otro lado, contribuyeron a la formulación de un proyecto para la construcción del Poder Popular que abarcaba las comunicaciones, el derecho, la educación y obviamente la producción.
Has dicho que la derrota de los proyectos de izquierda en 1973 puede deberse a un mal diagnóstico de la realidad o a la falta de propuestas específicas ¿Qué piensas hoy sobre aquello?
Lo primero que hay que señalar es que la derrota se debió principalmente a la violencia ejercida sobre los promotores y adherentes a los proyecto de las izquierdas, no podemos saber si una lectura distinta del carácter de la sociedad chilena habría generado otro desenvolvimiento de los procesos. Respecto al mal diagnóstico, creo que la izquierda de la época no pudo prever la fuerza que tendría la represión y el carácter que tomaría la dictadura. Quienes han estudiado el MIR saben que se esperaba un golpe, sin embargo, era difícil dimensionar la potencia de la reacción.
En cuanto a las propuestas específicas, creo que si bien, la Teoría de la Dependencia era un paraguas interpretativo demasiado amplio, los cientistas sociales lograron hacer la bajada a propuestas más concretas, no obstante los tiempos de desarrollo fueron muy cortos, la oligarquía, la derecha y el liberalismo político llevaban varias décadas reformulando su proyecto para retomar el poder y cuando lo hicieron se aseguraron de no tener oponentes. Creo que aparte de subestimar las fuerzas del oponente, el mayor error en el diagnóstico fue dar por sentada la decadencia del capitalismo.
Grosso modo, ¿cómo definirías los principales rasgos ideológicos de esa generación?
Anticapitalista, clasista, antiimperialista, innovadora. Fueron intelectuales revolucionarios, no solo porque fueron militantes de una organización revolucionaria, sino porque revolucionaron sus disciplinas y pusieron esas innovaciones al servicio de la transformación social. Creo que más allá de las convicciones ideológicas fue una generación con convicción y esperanza, envidio eso de ellos, el mirar el futuro convencidos de que sería mejor, que la revolución iba a ocurrir y que eran ellos los que la iban a hacer.
Desde tu investigación se entiende una estrecha relación entre militancia y pensamiento ¿cómo definirías esa relación?
Me parece que es enriquecedora. No creo que la ideología o las organizaciones políticas sean una cárcel para el desarrollo del pensamiento, creo que el desarrollo de propuesta intelectual desde un proyecto se vuelve más potente y creo que la evidencia está en que el momento de mayor prestigio del pensamiento latinoamericano, fue también el momento de mayor compromiso político de los intelectuales.
¿Qué elementos de esa generación que estudiaste queda en las izquierdas de hoy?
Creo que es difícil encontrar elementos de esa época tanto en la izquierda, como en los intelectuales. La nueva izquierda de hoy no es ni clasista ni anticapitalista, por lo tanto es más una denominación referencial que ideológica y respecto a los intelectuales, hoy hay muchos académicos y pocos intelectuales. Varios historiadores, filósofos y cientistas sociales han decretado la muerte del intelectual y eso ocurre por la falta de compromiso y las lógicas competitivas y neoliberales de producción de conocimiento, yo no veo la impronta de esa generación en la actual, pero tal vez sea mi miopía.
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