[resumen.cl] Si bien la caza de ballenas está prohibida desde 1986, barcos japoneses han continuado con esta práctica justificando que se realiza con motivos científicos, junto a Noruega, son los principales países cazadores. A pesar de esto, autoridades de Japón impulsan medidas para que revierta esta prohibición y permita la caza de cetáceos asegurando que «ya no están en peligro».
El incipiente aumento en la población de ballenas es el argumento que llevó Japón ante la Comisión Ballenera Internacional (CBI) para que ésta revierta la prohibición a la caza de estos mamíferos vigente desde 1986.
Después que la Comisión rechazara la propuesta, Japón amenazó con abondar la instancia y avanzar en las formas para continuar con esta práctica. Así fue asegurado por el comisario japonés en la CBI, Joji Morishita, quien declaró que las diferencias con los países que se oponen a la caza de cetáceos estaban "muy claras" y que Japón definiría ahora su "siguiente paso". Morishita planteó que "una organización diferente o una combinación de diferentes organizaciones" podrían tomar esta decisión.
Por su parte, el Viceministro de Pesca de nipón, Masaaki Taniai, declaró que lamentaba el fracaso de la propuesta y amenazó con abandonar la organización conformada por 89 países, si es que no se avanza hacia una vuelta a la caza comercial de ballenas. "Si no se respeta la evidencia científica y la diversidad, si se deniega completamente la caza comercial de ballenas, Japón se verá obligado a llevar a cabo una revisión fundamental de su posición como miembro de la CBI", señaló según medios internacionales.
Actualmente, Japón utiliza un subterfugio legal en la normativa internacional donde plantea respetar la medida, pero utiliza como defensa ante la caza su realización con"fines científicos de investigación", donde una vez el animal es cazado, aprovecha de vender la carne. Noruega e Islandia van más allá y ni siquiera intentan utilizar esta trampa, y son partidarios clave de la apuesta de Japón por reanudar la caza comercial.
Recientemente -a pesar de la prohibición- una flota japonesa en territorio antártico protegido dio caza a alrededor 50 ballenas, generando repudio mundial, situación que además está siendo discutida en estos momentos por la Comisión Ballenera Internacional.
También este año, en marzo, balleneros japoneses acabaron con la vida de 333 cetáceos en aguas australes, cifras que empeoran si se analiza en detalle: 122 de las ballenas muertas (el 96% de las hembras capturadas) estaban preñadas y 114 de los cetáceos cazados eran ejemplares inmaduros, es decir, crías o jóvenes que no alcanzaron a reproducirse.