Jesús Cosamalón, historiador peruano: “Lo que cabe es lograr mesas de diálogo con las zonas en conflicto, es incomprensible la falta de reacción de la presidenta”

Conversamos con el historiador Jesús Cosamalón, de la Pontificia Universidad Católica del Perú, para desentrañar las claves tras el conflicto desatado esta semana en el país vecino. Hablamos acerca de la coyuntura, quién es Pedro Castillo y el partido que lo llevó al poder, pero también de la historia reciente y cómo influye en el actual proceso, así como del carácter del Estado peruano para asumir sucesivas crisis tras el periodo fujimorista.

Robinson Silva Hidalgo*

La plataforma que lleva a Pedro Castillo a la presidencia, Perú Libre no se conoce bien en Chile ¿Cómo definirías su tendencia político-ideológica?

Nominalmente es un partido que se declara marxista-leninista en la vieja tradición de los partidos de izquierda, fue fundado por un político y médico Vladimir Cerrón, que hizo sus estudios médicos en Cuba y que desde hace una década viene llevando adelante este partido, llegó a ser presidente regional de Junín, con bastante arraigo popular, pero no llega a ser un partido que sobrepase el nivel de populismo, ideológicamente bastante endeble, en el sentido de que su discurso es un retorno a la política de los setenta: intervención estatal llevado casi al máximo, con algunos tintes de utopismo andinista, como regresar a un Estado agrario, cosas que son inviables, muchas de sus propuestas no parten de un análisis que pueda ser considerado viable para una realidad como la peruana, estás escuchando a políticos de los años setenta.

Si bien logró tener cuadros políticos a nivel de provincia, su lectura política se divide entre una izquierda caviar una izquierda aburguesada, representada por cuadros políticos de izquierda moderada, cuestionada por su falta de radicalismo y por su conexión con el mundo limeño mesocrático blanco versus un partido que intentaba representar intereses del interior mestizo indígena y campesino empujado por una retórica incendiaria, esta idea de acabar con el Estado burgués en discursos como el del propio presidente. Ahora, tanto Pedro Castillo como Dina Boluarte llegan a Perú Libre como invitados, porque Vladimir Cerrón no podía postular, sobre él pesan varias investigaciones sobre corrupción que siguen pendientes, de hecho tampoco pudo postular como vicepresidente, entonces queda como candidato Pedro Castillo, que viene del mundo del magisterio, viene de una facción rival a la del principal sindicato de profesores del Perú (SUTEP) y tiene arraigo con los profesores de nivel escolar, él fue invitado no era un militante.

No es un partido organizado ideológicamente con bases establecidas con estructura partidaria, no deja de ser un partido de caudillismos.

En ese sentido, Pedro Castillo fue bombardeado desde el Congreso desde el primer día.

Completamente, es fácil recopilar declaraciones, de hecho la principal política opositora que compitió con él en la segunda vuelta no reconoció el triunfo de Castillo y con la serie de artilugios legales que los opositores lanzaron, se proclamó a Castillo una o dos semanas antes de la fecha asignada para el cambio de gobierno, eso agravado por otra cuestión, que es estructural a Perú Libre y al Perú en general: la falta de cuadros, este partido no tiene cuadros políticos ni técnicos, la verdad es que creo que no lograron colocar ningún ministro proveniente del interior, que no tenga algún juicio por corrupción o por violencia, colocaron a una odontóloga sin experiencia como ministra de cultura, ése es el ejemplo de ministros improvisados que Perú Libre colocó.

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El Congreso le sacó un tema de corrupción a Pedro Castillo por una familiar y eso es el gatillante de esta crisis que termina con su renuncia.

Una es su extremada lentitud para responder a las exigencias políticas, por ejemplo, el primer gabinete que nombró no incluía a la plana que Perú Libre le proponía, incorporó como ministro de economía a alguien que venía de la izquierda moderada, Pedro Francke, que viene del mundo de Verónica Mendoza, la opción de izquierda más aceptable por el centro. Tuvo además una muy mala comunicación con la prensa, lo cual es mala idea, quieras o no es fundamental, aunque es verdad que está en manos de grupos oligárquicos que controlan la información.

En el Gobierno (Castillo) no hizo nada, ninguna política que buscara mejorar, alterar el modelo económico, de hecho, los gremios empresariales en el Perú no han participado en esta crisis política, no han dicho absolutamente nada, porque el modelo económico no está en juego, es una crisis básicamente política que puede derivar en crisis económica; el problema que tenemos de fondo es de crisis alimentaria y en el Perú se agrava por una fuerte sequía en el sur la más grave de los últimos 20 años.

Por un lado, tienes un presidente que no hizo lo que prometió, que reveló un lado muy particular de la izquierda radical peruana, su lado conservador social, marxistas-leninistas votando a favor de la eliminación del enfoque de género en la educación pública, o en contra de los derechos civiles para la comunidad LGTBIQ+, o medidas xenofóbicas, eso es porque tiene conexión con grupos evangélicos frente a lo cual el presidente no hizo mucho.

La derecha acusa a este gobierno de ser el más corrupto de la historia, lo cual evidentemente no es cierto, son dos niveles de corrupción, uno que la derecha maneja mucho más, qué tiene que ver con empresas extranjeras, grandes obras públicas, el nivel macro de corrupción; y tienes una corrupción que responde a lealtades políticas, o sea colocar a miembros del partido en puestos públicos de alcance medio para controlar una fuente de ingresos, que está menos vigilada, una corrupción que a la derecha no le importa tanto, pero que sirve para levantar escándalos.

Entonces entre un presidente con falta de autoridad y un congreso al acecho de errores, tienes un gobierno y un partido que descubrió muchos frentes, dio todos los flancos posibles para ser acusado.

La pregunta es ¿por qué no lo vacaron, lo destituyeron antes?

Tiene que ver con la estructura política peruana, el Congreso está [des]compuesto desde hace tiempo y creo que se ha agravado con la eliminación de la reelección, por personajes que llegan al congreso probablemente para recibir el sueldo más alto de toda su vida y segundo, llegan a ejercer poder para conseguir apoyos y no están dispuestos a perder lo invertido, porque de vacarlo la gente exigiría convocatoria a elecciones generales lo cual significa volver a repartir la baraja política, para los congresistas significa perder una fuente de ingresos y de ahí que nunca lograron los 87 votos para la vacancia, habían encontrado otra manera de alcanzar su objetivo político: una reforma de ley para permitir la suspensión temporal que, aparentemente, podía lograrse con menos votos.

Perú

Por las intensas movilizaciones de esta semana, sobre todo en el sur y el interior, se pide la disolución del Congreso ¿podría ocurrir eso?

Hay dos caminos uno más peligroso que el otro. Hay un pedido en las calles de que se vayan todos, la idea de que cierren el Congreso porque no me representan, que regrese Castillo, se mezclan varias cosas. Los únicos que pueden dar un golpe de Estado en este momento son las Fuerzas Armadas, no estamos en una situación revolucionaria, incluso en situaciones donde ha habido un contexto revolucionario necesitas que un sector de las Fuerzas Armadas te apoye, por ahora no se ve ese escenario y si lo apoyaran -y ahí está el lado negativo- lo apoyarían para la derecha.

¿Tal vez esperan la señal de los sectores empresariales para dar ese paso?

Y que se agrave la situación, que se vuelva insostenible, hay voces en los medios de comunicación de derecha que piden que el Ejército salga a las calles y acá se mezcla con un contexto que es específicamente peruano: el terruqueo, venimos de una época de mucha violencia política generada por un partido subversivo, a diferencia de otras partes de América Latina. Sendero Luminoso se levantó contra un Estado democráticamente elegido, que sean malos o buenos presidentes es otra cosa, pero la insurgencia no fue contra una dictadura militar, en elecciones -salvo las últimas de Fujimori- donde no hubo señales de fraude, según los informes de verdad el principal responsable de las muertes es Sendero, entonces ha hecho daño a la izquierda, por ejemplo, ha hecho extremadamente difícil el uso del concepto lucha de clases, incluso desde el punto de vista académico, ensucia apedrear ómnibus, quemar llantas, que no son recursos que se pueda aplaudir, pero se ocupan en otros países, acá directamente se asocia al terrorismo, es el fantasma del terruqueo para deslegitimar la protesta.

La otra solución, que sería la legal que es la que yo persigo, porque alguien tiene que asumir el control del Estado, es lo que han propuesto varios gobiernos regionales: adelantar las elecciones generales lo más que se pueda, el actual gobierno ha fallado en entender que lo que necesita la gente. El anuncio de la presidenta, que será en abril del 2024, según los especialistas, es algunas semanas más tarde de lo más rápido posible, pero la ciudadanía no escucha el mensaje de compromiso para adelantar elecciones, porque el Congreso está peleándose por juzgar a Castillo, no contribuye para nada en ese sentido, se entiende esa idea de hartazgo de que se vayan todos, más la postergación histórica de poblaciones del sur y de otras partes del Perú, que han visto crecer la distancia económica social y cultural entre Lima y el resto.

Perú víctimas fatales

Imagen extraída de https://www.20minutos.es/

¿Crees que eso es un factor importante en las actuales movilizaciones? Porque son mayoritariamente en esas zonas.

También en Lima, pero mucho más en el interior, en las anteriores movilizaciones que tiraron abajo a Merino (2020) participó mucha clase media limeña, murieron dos jóvenes, ahora hay ocho muertos, ninguno en Lima. [Hay la] sensación, desde el interior, de que las cosas importan cuando ocurren en Lima. Eran esperable estas movilizaciones, son las regiones donde Pedro Castillo tenía más apoyo donde el discurso antilimeño es fuerte y creo que no sin razón.

Pedro Castillo se fue alejando de la izquierda más progresista quemando la posibilidad de apoyo hacia el centro y al mismo tiempo rompe con el partido que lo llevó al poder porque no le hacía caso a la agenda. Esta es la característica de Pedro Castillo, bastante torpe políticamente, si rompes con el apoyo de la izquierda es para quedarte con el centro o viceversa. Todo en un contexto muy importante para América Latina, donde la política se ha derechizado, entonces no es posible una tesis maximalista como en los setenta, tenemos que aprender a negociar con el centro y ser de centro en el Perú es casi ser de izquierda, es estar a favor de la eutanasia, del enfoque de género incluso algunos de la derecha piensan que eso es comunismo.

Esta es una crisis circunstancial, pero que se suma a muchas otras en las últimas décadas, algunos lo comparan con la crisis de gobernabilidad en Bélgica, pero donde el Estado seguía funcionando ¿tiene el Estado peruano fortaleza suficiente para seguir operando pese a estas crisis?

Históricamente hablando, en los últimos años, el Perú ha estado al borde del abismo y ha retrocedido. La caída de Fujimori fue así, parecía que teníamos cinco años más de gobierno autoritario y de repente se desencadenan los acontecimientos y aparece Paniagua de presidente, probablemente de todas las posibilidades la mejor en ese momento. Merino aparece de presidente con el control del Congreso y movilizaciones impensadas tiran abajo el gobierno. Ahora, cada ciclo crítico hace que los políticos se desprestigien, que el Estado peruano esté mucho más débil y termina envuelto en su propia anarquía. A ver, ministros de economía en los últimos dos años han sido tres, eso es volátil porque supone políticas a largo plazo ¿por qué la economía peruana no termina en estado caótico?

Entre las pocas cosas que han funcionado, fue mantener la política monetaria estable con Julio Velarde en la presidencia del banco central desde el 2006, si mal no recuerdo, alguien que cuenta con el consenso de la izquierda moderada y la derecha, de hecho, la inflación en Perú es una de las más bajas en América Latina. Pero las otras políticas de Estado no hemos logrado estabilizarlas.

La respuesta ha sido represiva, ya hay Estado de emergencia y por lo tanto militares en las calles ¿Cómo dar salida al conflicto?

Lo que cabe es lograr mesas de diálogo con las zonas en conflicto, es incomprensible la falta de reacción de la presidenta. No se han establecido mesas regionales con autoridades, alcaldes. Ahora las protestas no son dirigidas por nadie, son espontaneas, por supuesto detrás hay políticos, pero a veces se piensa que es fácil manipular a la gente, tiene que haber algo que la gente coincida con el que está hablando para que actúe, pero eso no lo llamaría manipulación, es más bien coincidencia.

¿Crees que se abre un ciclo antineoliberal o que cuestione el estado de cosas a partir de esta coyuntura específica, por ejemplo, es viable una asamblea constituyente?

El problema es que Lima, y en algunos sectores que manejan el poder, no entienden que el ciclo neoliberal ha llegado a cierto fondo, no ha traído el progreso que supuestamente debía traer a todo el país, si ha tenido éxito en Lima, ha aparecido una nueva clase media, el país ha crecido, pero como muchos están diciendo Lima no es el Perú, en muchas partes del país el beneficio ha sido escaso. El neoliberalismo en el Perú ha destruido todo tejido social, por ejemplo, sindicatos, organizaciones que pudieran ayudar a estabilizar y negociar, la gente necesita un compromiso del Estado.

La segunda cosa que ha tocado fondo es la idea de que la empresa privada es más eficiente que el Estado y la pandemia lo hizo notar, que la salud en manos del sector privado daña todo, los precios para curarte eran alucinantes, el Estado no tiene control para nada, educación universitaria privada ha terminado siendo una estafa. El problema es que la memoria histórica que tenemos del Estado como administrador y como agente activo en la economía no es para nada buena, ni siquiera en términos de recuerdo, nuestra memoria del Estado es de desastre.

El consenso a favor de una asamblea constituyente no estoy seguro de que sea total y que sea necesariamente bueno, porque si convocamos a elecciones de asamblea constituyente y si vemos los representantes del Congreso, veríamos a la derecha controlando la asamblea constituyente y en ese caso, en lugar de solucionar el problema, lo vamos a agravar. La tesis maximalista, sin un partido grande que lo respalde, es un tiro al aire, lo manejable serían reformas constituyentes serias, donde se permita un control mayor del Estado, pero si se convoca una asamblea constituyente con el desprestigio de los partidos -y creo que la izquierda salió más golpeada de todo esto- no la veo con un porcentaje importante de representantes de centro o de izquierda, no lo veo como una solución y no porque no sea un objetivo válido, es porque tácticamente no va a funcionar.

*Docente Universidad Austral de Chile-Valdivia

Fotografía extraída de https://argentina.indymedia.org/

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