Emerson Mora Le Fort / resumen.cl
Existe el dogma en el deporte más popular del mundo: el fútbol es injusto. Ya lo afirmaba Julio Martínez con su grito "¡justicia divina!" cuando la selección de Chile le ganó a la URSS en el mundial del 62. Este axioma futbolístico se genera ante las múltiples situaciones extrañas del juego, hay muchas formas de defender e infinitas formas de atacar y en ese desarrollo hay eventos raros, por eso para algunos la única justicia en el fútbol es el resultado. Lo que está comprobado, es que las peores injusticias son las que suceden fuera de la cancha. Si existe un club que sabe de justicia e injusticia, es el centenario club ferroviario.
Desde sus orígenes en 1897 como International F.C, cuando solo estaba permitido el fútbol para la elite penquista, se generó un acto justiciero al permitir a los obreros de maestranza de ferrocarriles, de diferentes nacionalidades, practicaran el deporte de moda.
Su refundación como Club Deportivo Ferroviario Almirante Arturo Fernández Vial en 1903, fue una manifestación de justicia, reconociendo en vida a un marino que no se hizo cómplice de la represión estatal al pueblo de Valparaíso y que defendió intereses de portuarios y ferroviarios.
Pero las injusticias han sido duras con la gente del Vial, existe un listado numeroso, tanto dentro como fuera de la cancha. Con solo mencionar dos se entiende porqué algunos dicen que, más que una pasión es un sufrimiento. La primera, data de la década del 60 cuando la Asociación Central de Fútbol exigió que el campeonato nacional se jugara con un equipo por región, no aceptando al club ferroviario y la hinchada vialina viajó en trenes a la capital, para exigir al presidente Eduardo Frei Montalva que revirtiera tal injusticia. Lo más triste fue la muerte de una persona que cayó de un vagón. Se regresaron sin respuesta del gobierno DC y vieron como un nuevo club, creado por equipos locales y con la mayoría del plantel de Lord Cochrane, representaba a la ciudad en el fútbol nacional. La segunda, quizás más dañina para el club, data de la época del 70 cuando unos terrenos entregados por Ferrocarriles del Estado, con respaldo del gobierno de la Unidad Popular, fueron enajenados en extrañas circunstancias, dejaron de ser propiedad del club y se construyó la actual Vega Monumental, aunque se entiende que en una dictadura militar es muy difícil cuestionar, incluso preguntar, porque no fueron utilizados para el beneficio social y deportivo del club del Almirante.
Por todas las injusticias vividas, durante décadas, la Corporación Club Deportivo Fernández Vial merecía un espacio físico, como el entregado por el Ministerio de Bienes Nacionales, el viernes 22 de Marzo del 2019 en pleno centro de la ciudad, conocido como ex DIGEDER. Hay que atesorarlo orgullosamente como un espacio social y deportivo para la gigantesca familia vialina. Aunque algunos crean que es un hecho clientelar de un gobierno de derecha, quizás las mismas autoridades lo piensen así, solo se hizo justicia con un club que es patrimonio inmaterial del sur de Chile y que lleva el nombre de un héroe nacional y de la clase obrera chilena. Ya lo decía Marcelo Bielsa a sus jugadores del Olympique de Marsella cuando perdieron contra el PSG en la Ligue 1 del 2014 "acepten la injusticia que todo se equilibra al final". Nos vemos en calle O`Higgins 740.