Sr. Director.
Los muros de Concepción -al igual que los del resto del país- comienzan a ser parte del escenario político en la antesala a las elecciones presidenciales. En este contexto, uno de los referentes de la ultraderecha se ha hecho presente en un forzado ejercicio de populismo, ante una oleada conservadora que se expande por América Latina.
La imagen de Johannes Kaiser es acompañada por la leyenda «Kaiser. El Bukele chileno», siendo una publicidad que no solo llega a dar lástima y rabia, sino que también por ser un forzado ejercicio político al vincular discursos populistas, violentos y antiderechos como son los promovidos por Kaiser y el cuestionado presidente de El Salvador, Nayib Bukele.
Y es que parece que la fanaticada de Kaiser desconoce con quien buscan comparar a su paupérrimo candidato. Bukele no solo ha sostenido un estado de excepción que le ha permitido agrietar la democracia mediante la extensión del poder de su clan familiar y mentirle a la población respecto a su negociación con las pandillas, sino que también ha profundizado la crisis educativa que vive El Salvador, ha aumentado el hambre de las familias salvadoreñas, ha renegado de su abucheada política de las criptomonedas y ha optado por volver a la minería metálica tras una reconocida lucha de comunidades locales.
Sin embargo, no es extraño que este sea el referente de Kaiser, quien en abril de 2024 aplaudió las medidas vigentes en el régimen de El Salvador. Por su parte, los planteamientos de Kaiser buscan materializar una agenda que atenta contra principios mínimos de vida en sociedad; en 2021, el medio El Mostrador recogió algunos de sus postulados que dan cuenta de la gravedad del asunto: cuestionar el derecho a votos de las mujeres, la promoción del Golpe de Estado o la «semejanza» entre insumos para su campaña con afiches de ultraderecha son algunos ejemplos.
Todo esto ocurre mientras muchos proto-Bukele’s andan circulando en los pasillos del poder, donde Kaiser cumple con ese perfil que, además, puede ser acompañado con el adjetivo de payaso.
Un payaso autoritario.
Por Rodolfo Martínez