La diferencia entre Keiko y PPK (Pedro Pablo Kuczyinski) no estaba en el futuro, en el programa de gobierno a ser aplicado. Los dos estaban dispuestos a firmar el TPP y aplicar el proyecto político y económico que esto supone. Estaba más bien en el pasado. Uno, PPK, es considerado un tecnócrata desarrollista, vinculado al Banco Mundial. La otra, Keiko, es la hija del dictador preso. Por eso prefiere ser llamada por su nombre, no por su apellido. Uno es visto como vinculado a los grandes capitales. La otra como vinculada al narcotráfico y, de hecho, varios de sus congresistas están investigados por la DEA. Uno ha hecho una campaña de pocos meses pero ha sabido congregar, alrededor suyo, un amplio espectro político para la segunda vuelta. La otra ha hecho un trabajo de acercamiento a la población durante 10 años, pero en la segunda vuelta ha mantenido, casi sin variación, su porcentaje. Eso es lo que ha determinado dos resultados: uno ha ganado la presidencia, la otra tiene la mayoría del Congreso.
Por Daniel Mathews / Resumen.cl
La izquierda participó dividida en las elecciones. Gregorio "Goyo" Santos y Veronika Mendoza. El primero llamó a votar nulo. La segunda se incorporo al apoyo a PPK. Sin embargo, la votación fue tan polarizada, que el voto nulo prácticamente paso desapercibido. En la primera vuelta tuvo un porcentaje elevado, en la segunda casi nada. Los pueblos que votaron por Goyo, Cajamarca y Puno, fueron los que le dieron el triunfo a Kuczyinski. A pesar de eso la diferencia con Keiko fue mínima, 40,000 votos apenas.
Ambas situaciones le crean un problema muy difícil al próximo gobierno. Por un lado, para tener el apoyo del Congreso, debería pactar con Keiko. Es lo que le reclama el ala derecha de su partido, encabezada por el congresista Carlos Bruce. No sería raro que la primera condición que le pongan sea amnistiar al dictador preso. Esa es la gran bandera del fujimorismo, como resulta natural. Pero eso pondría a la calle en pie. Y es esa calle la que lo ha elegido. Se quedaría inmediatamente sin base social.
Por el otro, para tener un apoyo en la calle, tendría que tomar algunas medidas económicas y políticas que están en la agenda popular. Tomar decisiones sobre la disputa entre la minería y el medio ambiente, por ejemplo. Una política de dialogo con la población. Incluso algunas de las propuestas de su plan de gobierno, como la reducción del Impuesto General a las Ventas o una jubilación digna para los de la tercera edad. Pero son muchas cosas las que pueden ser bloqueadas por una mayoría congresal disciplinada. Los gabinetes presidenciales tienen que pasar por el visto bueno parlamentario en el sistema político peruano.
Por todo eso el primer gobierno de Belaunde, entre 1962 y 1968, que terminó con una intervención militar, está siendo recordado por muchos analistas. No se pudo establecer una relación entre el gobierno y la mayoría congresal. Particularmente no creo que sea el caso. Tenemos un ejército menos politizado. Pero la historia del próximo gobierno no será fácil. Cada vez que quiera hacerse de un aliado se estará haciendo, a la vez, de un enemigo.
Por su parte, la izquierda debe ser oposición de un gobierno claramente de derecha y estar lista para recordarle y exigirle al gobierno el cumplimiento de sus promesas electorales. Confrontarle y estar al frente del debate y mostrando como actúa la derecha contra los intereses populares. Sería absolutamente lamentable que, por alguna actitud oportunista, haya ministros de izquierda en la firma del TPP.
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