La gran obra Biobío última danza se exhibe por Teatro Biobío

[resumen.cl] Desde este viernes Teatro Biobío comenzó a exhibir, de forma gratuita, Biobío última danza, obra estrenada en noviembre de 2018 por la compañía penquista Cuerpo Imaginario y a cargo de la dirección de Sandra Vargas, quien comenzó sus estudios vinculados a las artes escénicas en el extinto centro Calaucán de Concepción y en el Teatro Oráculo. El 2006, junto al artista visual Álvaro Valenzuela, formó la compañía desde la cual han desarrollado distintos proyectos de creación e investigación en danza multimedia y video danza.

A continuación, Sandra responde a las consultas de Resumen.

-Una de los aspectos que asombra de la obra es la confluencia de manifestaciones visuales, sonoras, lumínicas, gestuales, junto al relato coreográfico. ¿Cómo fue ese proceso de trabajo y qué representa esa mixtura?

La danza contemporánea la comprendo como una disciplina que avanza a encontrar nuevos paradigmas, rompiendo con patrones rígidos y elitistas. Un vehículo que mueve sensibilidades y remece conciencias.

La motivación de trabajar con tecnologías nace de una condición estética reverberante que se plasma en el movimiento gestual exaltando su intención y poesía, dejando un eco imaginario en el espectador. Una expresión del mundo que estamos viviendo y sus múltiples realidades.

Fotografía de Leo González

-¿Cómo se gestó la obra, qué intentabas expresar cuando comenzaste a desarrollarla?

La obra se gesta en noviembre del año 2018, apoyado por el fondo regional de cultura de las artes y el patrimonio. El proceso de creación y producción de la obra duró 10 meses y consistió en investigar la relación cuerpo y paisaje vinculado al cuerpo fluvial del río Biobío. En conjunto con el equipo de trabajo recorrimos distintos paisajes locales mayormente la desembocadura con el fin de explorar in situ los paisajes emotivos y sensoriales del río Bio Bio, reconociendo lo vivo y no vivo de esta experiencia.

Este trabajo presenta al cuerpo humano post-moderno, inserto en un mundo que se observa a sí mismo, desconectado de su entorno removiendo sensibilidades a partir de la resignificación de un cuerpo como paisaje. Sin duda ha despertado en el espectador distintas sensibilidades respecto a la identidad, activando su propia poesía y vinculación emotiva con el territorio, favoreciendo la puesta en valor del paisaje local desde las artes escénicas y la sensibilidad corporal

-¿Como describirías el planteamiento político de Biobío última danza?

La obra es una puesta escénica que se articula como relato, sobre la idea de remontar el Biobío desde su desembocadura hasta su cuna cordillerana, en ese recorrido nos pareció obvio tocar distintas problemáticas territoriales, tal como la lucha por la tierra de los pueblos mapuches, o la colonización cultural que afectó a las zonas urbanas donde se somete a los cuerpos a una homogenización estética marketera, o los distintos conflictos medioambientales que afectan al territorio en su integridad.

Actualmente estamos viviendo un cambio de paradigma, nuestra integridad esta siendo vulnerada y este humano debe recogerse y sumergirse en su interior para volver a encontrarnos en colectivo.

La obra es contingente al momento que estamos viviendo y se configura en este ecosistema como un cuerpo que es movido por identidades descontinuadas e inorgánicas, la virtualidad del espacio navega por si solo y la geografía nos otorga ciertas libertades que no todos ven, algo que siento que es propio de nuestra territorialidad.

Dirección General: Sandra Vargas
Producción: Natalia Figueroa
Dirección de Arte – Realización Audiovisual: Álvaro Valenzuela
Programador VideoMapping: Esteban Henríquez
Asesoría Coreográfica: José Olavarría
Asesoría Multimedia- Realización Sonora: Oscar Carmona
Intérpretes: Francisco Carvajal- Adriana Omoto- Joaquín Briceño
Diseño Gráfico: Pablo Valenzuela
Diseño y Confección Vestuario: Amabilis Jesus- Tiare Reir
Fotografía: Paula Jaccard- Pablo Valenzuela
Difusión y Redes: Francisco Carvajal

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