[resumen.cl] La huella de Patricio Manns en la cultura chilena y de América Latina será indeleble. Sus crónicas, relatos, novelas, poemas divulgados en libros y convertidos en canciones, constituyen expresiones auténticas de la memoria popular y son fundamentales para interpretar los sucesos de la segunda mitad del Siglo XX en Chile.
Patricio Manns ha muerto, dejando un cúmulo de obras que lo convierten en uno de los autores más prolíficos y diversos del país. Su vida, iniciada hacia el 1937 en la vertiente oriental de la cordillera de Nahuelbuta, puede ser vista como una sucesión de iniciativas tendientes a reivindicar la belleza y la complejidad de los seres humanos, su miseria, su dignidad, su incertidumbre. Su inicio temprano como poeta se entroncó con el oficio de periodista en el extinto diario La Patria de Concepción, el cual está en la base de Buenas noches los pastores, uno de sus primeros libros de relatos. Simultáneamente incorporó su poesía a la música convirtiéndose en baladista, tal como él se reconocía.
Estos oficios son los que lo colocaron muy cerca de los sucesos que marcaron la segunda mitad de siglo veinte en Chile: las huelgas mineras en la Cuenca del Carbón, las campañas electorales de Salvador Allende, los intentos de Violeta Parra, Isabel y Ángel por levantar espacios culturales y obras que rompieran con las expresiones pintorescas y conservadoras que la oligarquía de entonces presentaba como retratos de la identidad popular, así como también su trabajo junto al grupo musical Karaxú con el cual denunció los crímenes y a los criminales tras la dictadura iniciada en 1973, los mismos que asesinaron a uno de sus hijos, por cierto.
El escaso reconocimiento del valor de su trabajo, por parte de las instituciones estatales, como es habitual en el marco neoliberal, hizo que en la postrimería de su vida, personas cercanas tuvieran que organizar actos benéficos para ayudarle a solventar los gastos de las atenciones médicas de urgencia que requirió para seguir vivo desde el 2020.
En una entrevista con Radio Universidad de Chile, el primer semestre de este 2021, Patricio Manns comentó que estaba escribiendo sus memorias, las que no se sabe si fueron concluidas. "He tratado de seguir mi intuición, porque tuve que hacer una selección de cosas para contar. Entonces, dejé los hitos, las cosas más importantes a mi modo de ver, las que fueron cambiando mi mentalidad, las que fueron desarrollando mis cosas, mi literatura, mi música, los viajes que más me llenaron e instruyeron. Voy en 400 páginas y me queda un tiempo todavía. Estoy recién en la época de las campañas de Salvador Allende", indicó.
Una de las figuras que generó influencia en Patricio Manns, fue Violeta Parra. Su modo de entender el arte, la cultura y la vida, representaron para el autor una fuente de inspiración que tal vez puede ser percibida en buena parte de su obra. En su libro testimonial. respecto a su vínculo con ella, relata en una de sus páginas finales un diálogo sostenido entre sí, abordo de un avión, y que creemos es representativo de esta relación.
-¿Eres feliz? -me preguntó Violeta.
-No escribiría -repuse convencido.
Luego de un silencio:
-Hay un poco de verdad -murmuró.
-La gente que nos escucha o que nos lee, en realidad, escucha o lee nuestros sufrimientos. A lo mejor nos busca para sufrir también un poco, de algún modo nuevo. Porque no todo el mundo sufre de la misma manera. Ellos no comprenden bien qué es lo que nos sucede, y muchas veces, nosotros no comprendemos bien qué les sucede a ellos; pero se acercan como un niño al fuego, presintiendo que pueden quemarse las manos y sin embargo, tocan.
-¿Quieres ver algo hermoso?
-Ya lo veo.Y contemplaba absorta, abiertos sus ojos oscuros, como deslumbrados, como una niña morena de largo pelo negro y una suave sonrisa bella, dulce y blanca. En su rostro campaneaba la luz más plácida y la serenidad más contagiosa. […]
La luna había salido por fin completamente. Un gran disco amarillo fulgurando contra un cielo profundamente azul, azul oscuro. Abajo, sobre la derecha, picos de piedra agresiva, hondonadas sin fondo, aridez desamparada y fría, negra y misteriosa.
Patricio Manns