Para los belgas, Chile es sinónimo de buenos vinos y sigue asociado a la figura de Pinochet.
En el pasado, Bélgica fue siempre muy generosa con los chilenos, dando acogida a centenares de refugiados, que tras el Golpe Militar, debieron abandonar el país para resguardar sus vidas.
También lo fue, cuando se inició el camino a la transición democrática, y el gobierno de Patricio Aylwin conmutó las penas de cárcel por extrañamiento, a algunos Presos Políticos, que en el marco de las Leyes Cumplido calificaban con delitos de sangre. Así, en los años 90, una nueva generación de exiliados chilenos se insertó en las ciudades de este pequeño y hermoso territorio.
Hoy día, las manifestaciones estudiantiles y los movimientos sociales que han vuelto a recuperar las calles, han encontrado nuevamente eco en la prensa belga escrita y audiovisual. El nombre de Camila Vallejo, su personalidad y su carisma han repartido tinta y valiosas opiniones en diferentes diarios y revistas. Por su parte, el Presidente Sebastián Piñera, no pasa desapercibido con sus desafortunados comentarios como: "nada es gratis en esta vida", a propósito de la educación.
La represión y el descontento popular han quedado plasmados en imágenes televisivas, al igual que la imaginación de los jóvenes con su besatón, thiller o superhéroes.
Bruselas es la capital de Europa, el altoparlante del viejo continente, entonces todo cuánto aquí ocurra, se mencione o se denuncie, será reproducido en otros lugares.
Los ojos del mundo están puestos entre la Cordillera de los Andes y el océano Pacífico, y la primavera árabe ha dado paso a un invierno caliente en Chile.
Rossana Cárcamo
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