Paulina Barrenechea Vergara / resumen.cl
– El 5 y el 6, en el marco del Festival de Teatro del Biobío, se estrenará "La Magnitud del Momento", nueva obra de danza contemporánea que une a la práctica Antimétodo y Escénica en Movimiento.
Cuando pensamos en las prácticas artísticas contemporáneas lo hacemos siempre desde cierta sospecha positiva en torno a sus pulsiones políticas. ¿Qué tienen que decir las artes hoy, inmersas/os como estamos en un engranaje neoliberal cada vez más patriarcal y pragmático? El potencial transformador que las prácticas artísticas tienen actualmente están de la mano con esos elementos disruptivos del relato moderno y que, a través del cuerpo, parecen interpelar las lógicas de poder que cotidianamente le atraviesan. Durante el mes de noviembre del año pasado, arribó a Concepción el equipo de la práctica escénica Antimétodo (Santiago) para trabajar en un proceso de co creación de una nueva obra de danza de gran formato junto a la compañía del Centro Cultural Escénica en Movimiento. Se trata del montaje "La magnitud del momento" que, a principios de abril, se compartirá con toda la comunidad regional y que tiene como eje inspirador el concepto de la ruina y lo fragmentario, ese retorno insistente hacia el desplazamiento y reedificación que define en mucho a nuestro territorio.
El Centro Cultural Escénica en Movimiento tiene una presencia importante en el sur de Chile y ha creado instancias de formación y extensión que han sido cruciales para la profesionalización de la práctica escénica. Su compañía está conformada por intérpretes permanentes y transitorios, y tienen tres procesos creativos a cuestas junto a connotados coreógrafos como Chevy Muraday ("Cuerpo Fronterizo") y Thomas Bentin ("...Y escaparon del peso de la oscuridad" y "Happyland"). Este nuevo proyecto recibe de forma renovadora a dos creadoras escénicas que dan vida a la práctica Antimétodo, su directora Ana Luz Ormazábal y la coreógrafa Diana Carvajal. Ellas han sido las encargadas de guiar el proceso creativo de "La Magnitud del Momento" donde lo etnográfico, la revisión de los propios "modos de hacer" y el reconocimiento de lo corpopolítico en escena han sido fundamentales.
Antimétodo es una práctica rebelde, incómoda, que no se ciñe a formatos establecidos. En palabras de la teórica mexicana Rían Lozano, se trata de una práctica anormal, que no teme al error y al azar, y que busca tensionar aquellas nociones tradicionales que definen los géneros del arte. Ese "modo de hacer anormal" se puede visionar en montajes como "Concierto", " Agnetha Kurtz Roca Method" y ""pera". Una mirada a las artes vivas y sus interseccionalidades donde la performance es reflexionada desde su potencial desestabilizador invitando a girar nuestros propios cimientos en torno a la práctica escénica. Sobre el trabajo conjunto con Escénica en Movimiento, el cruce de experiencias y la descentralización de los saberes, conversamos con Ana Luz y Diana, quienes se encuentran en la ciudad – junto al diseñador integral de Antimétodo César Erazo y el compositor musical Diego Noguera- afinando los últimos detalles antes del estreno de "La Magnitud del Momento", este 5 de abril, en el Teatro Biobío.
-Antimétodo se define como una práctica más que como una compañía. ¿A qué se refieren y cómo comparten esa perspectiva?
Ana Luz: "Creo que es una pregunta que no tiene una respuesta súper cerrada y que tiene que ver con la dinámica de la vida. Que sea una práctica significa que el antimétodo es lo que hacemos, no lo que somos. Existe al hacerse, es performado, tal cómo nuestras identidades. Hemos formado un núcleo de personas y hay un pacto. Pero también es bonito pensar que ese pacto es performado, se hace a cada rato, por ende, se puede ir modificando y que, a través de esos cambios vamos a seguir en relación, pero no a través de un decreto, pues vivimos en una temporalidad múltiple, atomizada y no lineal, es difícil situarse desde una totalidad. También me gusta pensar en la práctica, porque permite que otra gente la practique, permite socializarla y si alguien deja de hacerla, esto no muere. A mí me da pena que los proyectos se terminen porque alguien se pelea, por ejemplo, porque eso es como no hacerle justicia a un proyecto que era más que una misma. Una no es el proyecto, nadie es la obra de arte. El Antimétodo, por eso, está pensado desde esa apertura".
Diana: "Me hace sentido pensar que el Antimétodo tiene mucho que ver con la colaboración y con la interdisciplinariedad. Venimos desde distintas áreas, disciplinas y tenemos distintas visiones, entonces, también hay una necesidad de construir algo en conjunto, algo que no puede construirse por separado de la misma forma. Eso genera la necesidad de ser más que una, y aplica una flexibilidad acerca de cuáles áreas o cuáles personas pueden entrar a aportar en eso que se está construyendo".
-Pienso en la noción de palimpsesto, porque aunque se escriba algo encima, no deja de pervivir lo que hay debajo, pues siempre está presente, no se borra.
Ana Luz: "Sí, las prácticas son acumulativas. Nuestra primera y segunda obra están todavía en nuestro cuerpo y, por eso, es tan importante la gente que partió, quienes le dimos y le damos forma al antimétodo. La palabra tradición a mí no me molesta si es que se subvierte".
-En ese marco, ¿reconocen algunos elementos transversales y que definen los modos de hacer de Antimétodo?
Ana Luz: "Diana decía lo de la colaboración, que yo creo que es primordial. También la no jerarquía de los roles, pero sí al respeto hacia la especificidad de cada uno de ellos. Creo que en Antimétodo cada persona es un complemento bien fuerte. Pero no somos departamentos separados, si eso es lo divertido, es como una infección constante".
Diana: "Yo creo que la prueba y el error es importante".
Ana Luz: "El probar y estar en un laboratorio. Tengo un químico y otro, lo mezclo y explota, y eso no va a ser un error, eso va a ser entender que yo no tengo que juntar estos dos y hay un aprendizaje en esa explosión de laboratorio. Eso me parece bacán. No somos efectivos, no le achuntamos a la primera, y en esa prueba hay hartas certezas que son para la vida y, como decíamos, son acumulativas".
Diana: "En la acción de investigar nos damos unas vueltas enormes para llegar a una conclusión y, en ese sentido, es súper poco efectivo. Nunca decimos a la primera esto funcionó, nos quedamos con esto, esta es la primera escena, listo. Al contrario, ponemos en duda muchas cosas durante todo el proceso. Se va construyendo y reconstruyendo, hasta que realmente está eso que cuaja. Poner en duda también me parece, por ello, un concepto importante de la práctica".
Ana Luz: "Exacto, y cómo cuestionar el formato artístico también. ¿Cómo estamos haciendo danza? ¿qué es la danza? ¿Porqué moverse? ¿Porqué esa técnica? ¿Qué es eso que estamos nombrando como teatral? porque uno lo puede decir, pero eso es una convención, entonces, abrazo mi convención, pero al mismo tiempo la estoy entendiendo y soy consciente de ella y así el trabajo se vuelve autoreflexivo".
-¿Qué desafíos sienten que se desprenden del trabajo creativo con Escénica en Movimiento?
Ana Luz: "Lo primero es que te explota en la cara, ¡y es que no es tu compañía! Hay muchos contenidos y maneras que debemos revisar de nuevo. Por ejemplo, hay un trabajo que está hecho y que acá no y eso es bacán porque te hace revisitar ciertas cosas y ponerlas en duda. Es un desafío, también, en términos actorales. Hay un tipo de performer específico que hemos ido construyendo. Tenemos ciertas perspectivas que debemos y queremos hacerlas dialogar con lo que ellos traen. Por eso, nosotras hacemos muchas preguntas, qué pasó hoy día, qué les gustó, qué hicieron, nómbrenlo ustedes. La idea es que tengan agencia sobre lo que sucede, pues sí hay una autoría desde la escena. Por otro lado, igual hemos trabajado con harta tarea, activadas por las preguntas que hemos lanzado en los ensayos y eso ha sido bacán porque hay una pega hecha por ellas y ellos, y la verdad es que no sé si hubiésemos tomado los mismos caminos. Hay resultados súper interesantes, hay un sello de ellos. Eso ha significado un desafío, es entender otros modos de hacer, distintos".
Diana: "Yo encuentro que, también, es un desafío hacer una obra de danza, aunque tampoco sabemos si esta es, precisamente, una obra de danza, pero si un trabajo en torno a ella con una compañía que se nombra de esta disciplina. Viendo este material, que es bien físico, ha impactado mi entendimiento como performer a la hora de enfrentarme a la escena y a la composición. De cierta forma me veo reflejada en un montón de cosas que, a veces, son conflictivas para la práctica que realizamos. Me ha generado una revisión".
-Pensando en el proceso creativo que las une a Escénica en Movimiento, ¿Por qué es interesante hablar de ruina, hoy, en nuestro contexto territorial?
Ana Luz: "La ruina está presente y es presente. La ruina es hoy, si no no sería ruina, porque es lo que persiste. Cuando una habla del presente, una lo hace del pasado de lo que estuvo antes y los resabios, los vestigios que son activados en los cuerpos. Ahora, hablando de la ruina en Concepción, a mí me parece muy interesante situar la pregunta en un lugar que no sea el centro, que no sea el epicentro económico, político pero si muchas veces un epicentro sismico. Estamos trabajando con las capas de la tierra y no estamos poniendo la pregunta en Santiago, lo estamos poniendo en otro territorio. Como Santiaguina, yo hablo desde mi centro también, entonces, mover la pregunta hacia otro paisaje, que políticamente tiene una contingencia brutal, es importante. Estamos en un territorio que ha sido removido constantemente y esa pregunta me parece bonita, pero no desde la victimización sino desde el entender que es una condición propia de acá, un lugar donde siempre va a haber que estar en movimiento".
Diana: "En el proceso, me he ido encontrando con que no era una pregunta sólo antropocéntrica, de lo que construye el humano, sino que en la ruina se me aparece ahora como algo muy fuerte lo natural. Una fuerza que no solamente deriva de la construcción humana sino que entender esto de la tierra y sus capas como algo más profundo y mucho más inmemorable y antiguo de lo que uno puede imaginar"
Ana Luz: "También hay un tema muy interesante en la contingencia de que el mundo, efectivamente, se va a acabar. Y esta noticia que se viene conversando hace años, la ONU lo verbalizó hace poco. Es súper fuerte ver estos paisajes y notar el cambio climático. También surge una pregunta por ahí, por los usos del suelo. El suelo no solamente es el territorio, la frontera política y económica, sino que es su naturaleza y sus propias leyes, leyes que como sociedad no hemos querido escuchar nunca".
"La magnitud del momento" explora en esas fisuras, movimientos y capas naturales del territorio para levantar un narrativa escénica que será estrenada en el marco de la programación del Festival de Teatro del Biobío, este 5 y 6 de abril, a las 19:00, en sala de cámara del Teatro Biobío. La entrada general es de $3.000 y es apropiada para todas las edades. Más detalles sobre este proceso creativo en las plataformas digitales de Escénica en Movimiento y Antimétodo: www.escenicaenmovimiento.cl y www.antimetodo.cl