El propósito de esta sección es poder aportar elementos de análisis que ayuden a prefigurar una opinión crítica y a la vez propositiva, respecto de uno de los temas candentes que cruzarán en el corto plazo la discusión política en general y en el seno de los movimientos sociales en proceso de constitución en particular.
Con este propósito se propone abordar un conjunto de temáticas que irán desde algunos antecedentes básicos que nos entrega la historia de la seguridad social en Chile y en el mundo, hasta los problemas específicos que este tema está demandando a los trabajadores y pueblo organizado.
El contexto en que se desarrollará la discusión, será el sistema capitalista en su variante neoliberal en Chile. Se intentará presentar las perspectivas más importantes respecto de la seguridad social de manera de tener claridad respecto de las distintas posiciones, y a la vez se entregarán elementos para ir configurando una perspectiva propia, independiente, de los trabajadores.
Abordar la seguridad social en Chile es de la mayor importancia, no sólo para los trabajadores de este país, sino que también para el conjunto de trabajadores de América Latina y también de otras latitudes. Esta importancia radica en que fue precisamente Chile el país utilizado como laboratorio de las recomendaciones de política que emanaron de los más influyentes centros de pensamiento del empresariado transnacional. En efecto, ya a fines de la década de los ´70, se empieza a perfilar con fuerza un proyecto empresarial de país de carácter estratégico, donde dos de sus pilares serán los que analizaremos en estas páginas: el sistema de pensiones y el sistema de salud.
Será a principios de la década de los ´80, donde el proyecto en proceso de instalación empieza a materializarse en Leyes. Así, las AFPs empiezan a funcionar formalmente a partir de la promulgación del DL 3500 de noviembre de 1980, que transforma el sistema de pensiones basado en un sistema de reparto que administraban distintas cajas previsionales, en un sistema de capitalización individual.
A su vez, el sistema de salud actual tiene su antecedente en el mismo periodo, de este modo en 1979, por el Decreto Ley 2.763, se produce la fusión de los recursos del SNS y del SERMENA, se redefinen las funciones del Ministerio de Salud y se crean el Fondo Nacional de Salud (FONASA), el Sistema Nacional de Servicios de Salud (SNSS), el Instituto de Salud Pública (ISP) y la Central de Abastecimientos del SNSS (CENABAST). En 1981 se producen dos reformas importantes. En primer lugar, basado en la aplicación del DFL 1-3.063, de 1980, se comienza con el proceso de municipalización de los Centros de Atención Primaria, y con la dictación del Decreto Ley 3.626 y con el Decreto con Fuerza de Ley 3 que lo reglamenta, se establece la formación de las Instituciones de Salud Previsional (ISAPRE). (Aedo, C. 2001).
Ambas reformas, se argumentó por parte de sus impulsores, tienen dos características comunes, una es la de garantizar la "libertad de elegir", y por otra parte introducir la "eficiencia". Desde una perspectiva distinta planteamos que estas reformas, en particular la de AFPs, tuvieron un propósito más estratégico, cual es apropiarse privada y gratuitamente del fondo de salarios de los trabajadores para favorecer la acumulación privada de capital.
La seguridad social no es un regalo de las clases dominantes
Como muchos de los conceptos, este es una construcción social, esto significa que adquiere un significado asociado a determinadas circunstancias. Las fechas de "origen" de los principales modelos de seguridad social no son fortuitas, en efecto estas fechas evocan las primeras décadas de un capitalismo industrial en Europa, donde las clases dominantes y sus estados empiezan a colocar atención a un hecho que no había llamado su atención, la fuerza de trabajo tiene un tiempo de vida útil, después del cual no produce más riqueza o su capacidad, llegado un nivel, empieza a decaer. Por otra parte, se empieza a dar cuenta de que en el transcurso de la vida los trabajadores y sus familias tienen una probabilidad cierta de enfrentar eventos negativos para su salud, que las incapacitan total, o parcialmente, por un breve o un largo periodo de tiempo, imposibilitando de paso su capacidad de generar riqueza, una parte de la cual es apropiada por el empresario, la plusvalía.
Desde la perspectiva del capital, este tipo de fenómenos adquiere importancia en la medida que los trabajadores toman conciencia y actúan para relevar este tipo de situaciones. Es por esta razón que las primeras iniciativas, como la de Bismarck, están centradas en sólo una parte de la sociedad, quizás minoritarias en aquellos años: la naciente clase trabajadora, quedando excluido un segmento mayoritario de la población. Son los fundamentos de la seguridad social contributiva, donde el trabajador aporta una parte de su salario a un fondo común el que viene a financiar los eventos que imposibiliten al trabajador de generar riqueza.
Dicho de otra manera, la respuesta social al problema de la incapacidad productiva del trabajador dependerá de lo que se denomina la lucha de clases, es decir, lucha entre el empresariado y los trabajadores. En el contexto actual, una de las tareas para el periodo que estamos viviendo será la recuperación de la soberanía respecto de nuestro fondo salarial, hoy en manos del empresariado.