[resumen.cl] «Me gusta describirme como un curioso de la voz, me llama mucho la atención cómo "eso a lo que llamamos voz" abre espacios inimaginables para el entendimiento de uno mismo. En ese sentido, a través de la voz he podido descubrirme como performer, creador, docente, investigador, terapeuta y un aprendiz latente». Así responde Francisco Carvajal cuando le pedimos que se presente para contextualizar sus contestaciones ante preguntas surgidas a propósito de Voces Blancas, una muestra del trabajo últimamente realizado por el Laboratorio Vocal Bíobío que dirige y que podrán acceder a ella aquí:
https://us02web.zoom.us/j/88231853836
ID: 882 3185 3836
La instancia, convocada para este sábado 13 de junio a las 18:00 horas, representa el cierre de un proceso de trabajo extendido por un mes donde ocho artistas provenientes de disciplinas como el teatro, la danza, el circo, el canto, las artes visuales y la fonoaudiología. Voces Blancas está inscrita en una nutrida trayectoria emprendida por el Laboratorio desde 2016 y que cuenta con trabajos anteriores como «Rito: ida y encuentro», «Santa escarlata», «Murmuro», «Parlamentaciones», «Alaridos» y «Las flores de mi almuerzo».
-Qué motivos les impulsaron a crear un Laboratorio Vocal en la Región y qué referencias apoyaron su iniciativa.
El LAVBB surge por dos grandes motivos: El primero tiene que ver con una inquietud personal, en la que me hacían ruido bastantes ideas que se pensaban y decían sobre la voz, que finalmente influían en las prácticas vocales en la escena. En ese momento me parecía que la concepción que se tenía sobre el fenómeno vocal era bastante poco aterrizada, con bastante distancia de sus contextos y sus cruces; lo que también generaba brechas políticas con respecto a quienes podían aproximarse a ella, en tanto dominaban determinados conocimientos y perspectivas.
Por otro lado, frente al panorama académico de la región y asumiendo la inexistencia de instituciones formales de formación en Artes Escénicas /Vocales en Concepción, nos propusimos levantar instancias de formación vocal, en el que los y las artistas pudieran sostener procesos de aprendizaje e investigación, basados en las tendencias y estilos de formación vocal actuales. En ese sentido, es importante señalar que no somos los únicos con estas inquietudes, en otros territorios también se han levantado pulsiones similares, como es el caso del NIV (Núcleo de investigación vocal) de Santiago, con quienes hemos colaborado en algunas acciones; también está LOVA (Laboratorio Vocal Valparaíso) con las que mantenemos un estrecho contacto, y así otros espacios más recientes, han ido nutriendo el ecosistema vocal actual.
-En algunas entrevistas has explicado que hasta hace un tiempo, al menos, la voz estaba circunscrita a un rol instrumental y secundario en las artes escénicas. Sería interesante que pudieras profundizar cómo se manifestaba tal situación y cómo se podrían reconocer potenciales cambios en ese sentido.
Claro, pienso que la voz en la escena puede ser entendida desde múltiples perspectivas. Me llamaba la atención en un momento cómo la voz llegaba a satisfacer las necesidades discursivas de un teatro dramático. Es decir, su rol era entregar soporte al texto dramático, en donde la palabra o el lenguaje ejercía soberanía dentro de la escena. Junto con ello, creo que considerar la voz como una herramienta dentro de los procesos creativos, acarrea también, la necesidad de tener habilidad para el uso de esa herramienta; por lo que el uso de ésta sólo puede ser efectivo en tanto quien la usa es capaz de demostrar habilidad en su uso. Lo anterior, además de abrir un espacio para el perfeccionamiento en lo vocal, también genera limites sobre quién puede sonar en la escena y cómo debe sonar. Ambas preguntas asociadas a muchas premisas sociales y culturales que se cuelan finalmente en las propuestas escénicas.
Considerando lo anterior, creo que una forma de dialogar con otras potencialidades de la voz es, precisamente, considerarla como un fenómeno complejo, que trasciende al lenguaje e incluso al cuerpo. En el momento en que te enfrentas al fenómeno vocal como algo desconocido, que no puede ser abarcado o definido, se abren un sinfín de posibilidades de aproximación a lo sonoro. En la medida en que se establecen vínculos entre la voz y otras disciplinas, es posible visualizar su alcance y la complejidad con la que ocurre el fenómeno. Si sacamos a la voz de los espacios de poder a los que se suele asociar, es posible entenderla más allá de lo técnico, estético o discursivo; entonces la voz, ya no tiene que pensarse necesariamente desde las palabras, es posible abandonar su abstracción acústica y encarnarla en el cuerpo, empiezan a cobrar sentido otros cánones de lo sonoro y otras superficies que la puedan contener, volviéndose protagonista de su propio relato.
-El Laboratorio establece un diálogo constante con diversas disciplinas. Háblanos de cómo se expresa este ejercicio y qué potencialidades tiene en cuanto a su práctica.
Uno de los aspectos que ha caracterizado nuestras acciones, ha sido el diálogo con diferentes perspectivas sobre lo vocal. En ese sentido, a menudo abrimos espacios de reflexión práctica con artistas que han podido compartir sus experiencias vocales desde sus propias disciplinas, lo que sin duda ha impactado la manera en cómo se piensa. Por ejemplo, nos hemos vinculado con Serok Cohen-Park (teatro), con Rodrigo Chaverini y Paula Montecinos (Danza), Chiara Claudi (teatro, canto), y otro/as artistas que van nutriendo la construcción de nuevos paradigmas vocales.
Por otro lado, cada vez que abrimos instancias de diálogo o convocatorias para los procesos creativos, intentamos trabajar con artistas diversos, por ejemplo, en VOCES BLANCAS, estuvimos trabajando con un actor, una bailarina, una artista visual, una artista circense, una cantante, una psicóloga y una fonoaudióloga. Esto nos permite tensionar constantemente las prácticas vocales, en tanto hay cabida para el surgimiento de otras necesidades y de los impulsos que cada disciplina tiene con respecto a lo sonoro. Es muy bello contemplar cómo cada uno/a tiene sus propias rutas de aproximación a la voz, y cómo empiezan a hibridarse para encontrar rutas comunes.
-Desde hace un tiempo realizan los conversatorios «SONAR Sur: diálogos en torno a las prácticas vocales en la escena penquista». ¿Qué planteamientos comunes podrías reconocer en ellos en torno a la práctica vocal?
Efectivamente, con el fin ampliar nuestra perspectiva y poner en valor la historia de las prácticas vocales en la región, nos hemos propuesto seguir el rastro de lo que ha sido la historia vocal local, a través de encuentros anuales en los que establecemos conversaciones con artistas locales y nacionales en los conversatorios «SONAR SUR: DIALOGOS EN TORNO A LAS PRACTICAS VOCALES EN LA ESCENA PENQUISTA», que ya lleva a cuestas su tercera versión.
En estos encuentros se ha levantado material muy interesante dentro del repertorio de experiencias vocales a nivel local. Entre ellos un planteamiento común ha sido la búsqueda autónoma que han debido desarrollar la mayoría de las/as artistas con respecto a lo vocal a lo largo de su trayectoria, lo que ha favorecido los cruces con lo musical, que ocupa un lugar importante dentro de las artes en Concepción. Debido a ello, muchas propuestas teatrales ligan la voz con el canto, incluso en asociación con músicos, paso importante que el teatro empezó a dar abriendo sus prácticas a artistas de otras disciplinas.
Otro punto importante que se ha levantado, es que hay bastantes dramaturgas/escritoras en la región, cumpliendo ese rol. En ese sentido, las propuestas escénicas han sido escritas o pensadas para ser sonadas por mujeres y sobre mujeres, lo que, sin duda, deja entrever una tendencia en la que se abren planteamientos sobre voz y género.
-Este sábado realizarán una exposición del trabajo realizado en el Laboratorio durante un mes junto a ocho artistas. Entre los cuestionamientos surgidos en esta instancia figura el rol del cuerpo y la colectividad en las prácticas vocales artísticas. Háblanos de eso.
Justamente, a raíz del estado actual de aislamiento, comenzó a resurgir la inquietud por el sustrato humano que colectiviza lo vocal, en tanto ocurre en el lenguaje. Pensamos entonces, qué pasaría ahora si la voz dejara de cumplir un rol importante dentro de los encuentros humanos. Es decir, si ahora la voz no ocurre en un acto presencial con otro u otra, ¿qué rol tiene la presencia física de los/as otros/as en el fenómeno vocal? ¿Qué lugar ocupan las corporalidades de otros/as en las propias voces? ¿Es posible pensar que el fin de la voz soy yo mismo y no otro/otra? ¿Es posible pensar que el fin de la voz no es ser escuchada? Esas preguntas dirigieron nuestra búsqueda a las prácticas vocales íntimas y a los momentos en que la voz puede ser percibida a nivel interno, pero aún no puede ser oída desde el exterior.
-También han problematizado los límites entre lo terapéutico y lo artístico en la Voz…
En este mismo contexto han surgido innumerables ofertas de acompañamiento terapéutico y, también lo han hecho, las ansias creativas/productivas que nos surgen como respuesta a la ansiedad y la incertidumbre que vivimos la mayoría de las y los trabajadores de las artes. En ese sentido detectamos una necesidad vocal, que tiene que ver con el potencial terapéutico de la voz a través de prácticas como la meditación o la sonoterapia. Lo que hicimos entonces, fue tomar lo terapéutico como punto de partida para crear un dispositivo que nos condujera a estados de experiencias sutiles, a los que no acudimos en la cotidianidad, y en el contacto con esos estados, exploramos nuestras voces. Posteriormente reconocimos aquellos estados como estados de presencia escénica, validándolos incluso como registro interpretativo; vivenciando momentos de introspección que no solamente pueden ser vistos como ejercicios de conciencia, si no que además pueden ser caminos interesantes en lo escénico/performático.
-Sería interesante que te refirieras a cómo abordaron el problema de los objetivos político-artísticos del ejercicio vocal en un proceso creativo
Primero que todo creo que sonar ya es un acto político en tanto legitima y le da un lugar visible o audible a aquello que llevamos dentro y que aguarda por ser sonado. Es decir, es un acto realizador de individualidades y colectividades.
En particular, nos interesa construir espacios vocales democráticos y diversos, en donde no se ejerza potestad vocal por el manejo de alguna técnica en particular. En ese sentido, suprimir o prescindir del aspecto acústico de la voz, permite ir más allá de las expectativas físicas y estéticas que se le adjudican, por lo que cualquier persona puede entrar en contacto con lo vocal en lo escénico/performático, pese al dominio técnico o a las oportunidades que se le hayan presentado para aproximarse a su voz. Lo anterior coloca a las prácticas vocales artísticas en un lugar que no es exclusivo de los y las artistas. En otras palabras, pensar la voz como un proceso, y no como un producto resuelto, sugiere una invitación seductora para cualquiera que se sienta erotizado/a con la sugerencia.
-¿Cómo plantean la muestra en el actual contexto de emergencia sanitaria y qué esperan de ella?
Uno de los grandes desafíos que enfrentan los y las artistas en estos tiempos tiene que ver con el replanteamiento de los formatos, lo que, sin duda, fue una de las variables que más influenció la exploración y que nos propusimos considerar tanto en la metodología del proceso de investigación como en los modos de construir discursos al momento de abrir el proceso. De hecho, acordamos llevarlo a cabo con la tecnología más simple con la que contáramos, no quisimos sustentar la muestra del proceso en lo llamativo que podría llegar a ser un gran despliegue de tecnología o virtualidad. En ese sentido, recurrimos a las plataformas más habituales de interacción y con sus potencialidades hallamos modos de operacionalizar diferentes discursos que se desprendieron del proceso.
Lo anterior radica en que nuestro objetivo es entrar en contacto con preguntas sobre lo vocal. No pretendemos resolverlas, de hecho, hicimos el ejercicio de contrapreguntar nuestras propias interrogantes, con el fin de enfatizar el carácter de incertidumbre que tiene lo vocal, de remover las consolidaciones que creemos haber establecido, para no olvidar el romanticismo que tiene la voz como un fenómeno desconocido, no resuelto, imposible de contener en su totalidad.