La Convención Constitucional se instaló en medio de las manifestaciones de apoyo y cariño popular, pero también de la represión y ausencia de las y los presos políticos de la revuelta y mapuche. Pero desde ese mismo momento quedó en evidencia para nosotras, como feministas plurinacionales y de los pueblos, que hay categorías de clase y origen que determinan a las personas más allá de su género y que la paridad no es la respuesta a ello.
Ayer, una mujer convencional de Chile Vamos que representa el poder ligado a los grandes grupos económicos y defiende sus privilegios, objetó a una convencional ligada al pueblo como defensora de presos políticos mapuche, acusándola de utilizar a su hijita como "escudo" por estar con ella en la ceremonia y asimismo pretendió acusar a otra convencional de llevar a su familia a manifestarse para "hacer show.".
Es el argumento de siempre, la violencia ahora usada desde este espacio para invisibilizar los roles de cuidado, para que los trabajos de cuidados permanezcan encerrados en el espacio de lo privado, para relegarnos al espacio doméstico y negar nuestro derecho de mujeres trabajadoras a decidir de qué forma ejercemos nuestras maternidades, y labores de cuidado o de qué tomamos otras decisiones sobre nuestros cuerpos.
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Tanto las convencionales electas por los movimientos sociales y la Lista del Pueblo como sus restantes candidatas tuvieron que saltar múltiples torniquetes para poder hacer campaña y conocieron ataques de esa índole. Los dichos de quienes nos acusan de "usar" la maternidad, se profieren desde los escaños del privilegio y la comodidad de mujeres que siempre vivieron en la abundancia y subordinan a otras mujeres delegando así sus propias tareas de cuidado.
Y hoy, a los bochornosos episodios que impidieron el desarrollo programado de las sesiones, se suma el cierre de la guardería infantil, sin previo aviso a las madres, argumentando "poco uso" y en circunstancias que estaba en curso un intento de sesión, lo que obligó a las convencionales a resolver el tema sobre la marcha. Esta conducta ofende también a les niñes que tienen derecho a ser cuidado y también han sido vulnerados.
Estos dos episodios nos llenan de indignación. Dejamos en claro que para nosotros todo lo doméstico es político y no aceptaremos que se nos siga denigrando o se nos haga objeto de maltrato por haber logrado ocupar espacios políticos y haber abandonado la fila de atrás. Hemos dejado muy claro que nunca más volveremos a ser invisibles, que nuestras voces son indelegables. Con las feministas constituyentes del pueblo, entra también la diversidad de trabajos, las disidencias sexogenéricas, el variado rango de cuidados, oficios e historias que nos conforman.
Hemos llegado a la convención portando nuestras convicciones, pero también nuestros cuidados y múltiples roles que desempeñamos en el ámbito de nuestras familias. Por eso también no aceptaremos más vulneraciones. Buscaremos incorporar en el Reglamento de la convención la prohibición del ejercicio de toda forma de violencia acompañado de un Protocolo especial, para garantizar nuestro derecho a participar políticamente en un ambiente libre de violencia patriarcal, venga de donde venga.
Junto a las garantías de participación popular que tome en cuenta el tema de los cuidados, deben quedar establecidos los mecanismos necesarios para garantizar en la Convención un ambiente libre de violencia patriarcal. Este principio feminista debiera figurar, entre otros, en el Reglamento, para que la participación de las mujeres convencionales que son parte de los pueblos, se dé en condiciones de equidad.
Por una constitución con perspectiva antipatriarcal, plurinacional, antirracista y antiextractivista, ¡Avancemos juntes al buen vivir!
Plataforma Feminista Constituyente y Plurinacional
Santiago, 5 de julio de 2021