El estado actual del sistema público de Chile, donde está afiliado el 80% de la población, presenta grados crecientes de abandono. Esto se refleja en un congelamiento de la disponibilidad de camas, o en las respuestas que a diario reciben las personas que solicitan una hora médica de especialista, o en el tipo de atención que muchas veces se recibe en las unidades de emergencia de los hospitales. Sin duda esta situación causa indignación e impotencia frente a los responsables de la salud del país.
Lo anterior muchas veces induce a rebelarse frente al funcionario del hospital o el consultorio, que son las personas que en definitiva dan la cara. Más allá de los eventuales problemas con los funcionarios, es importante tener en claro que ellos no son los responsables del estado de la salud pública del país; más aún, muchas veces ellos mismos son víctimas del mismo sistema de salud producto de los bajos salarios, las malas condiciones de trabajo, la precariedad del empleo y de los sistemas autoritarios y verticalistas de gestión que se practican en consultorios y hospitales con la mayoría de los trabajadores de los mismos.
De este modo, se observan dos realidades que la mayoría de las veces no dialogan, la del usuario y la del trabajador de la salud, ambos enfrentados a un sistema de salud que no satisface a ninguno. He aquí una de las claves de las luchas por una nueva salud pública.
Sin embargo, esta es sólo una de las dimensiones de las luchas por la salud, la otra tiene que ver con la salud propiamente tal, y no con la enfermedad o la asistencia sanitaria. Podemos preguntarnos ¿por qué se enferma y muere la población? La respuesta, si bien no es sencilla, sí existen estudios que demuestran que la población se enferma por las condiciones de vida en las que le "toca" vivir, y considerando esto, otro de los cuestionamientos que podemos hacer es ¿y qué son las condiciones de vida?, básicamente entendemos por condiciones de vida al tipo de educación, de empleo, de trabajo, de pensiones que recibe si se es adulto mayor, de medioambiente al que se ve expuesta una persona durante su vida. Así, si una persona tiene una mala educación, o tiene un contrato de trabajo precario, o malas condiciones de trabajo, o está expuesto a la contaminación, es muy probable que tenga una muy mala salud. Es decir, las luchas por la salud implican también preguntarse por el tipo de persona que está "produciendo" la sociedad que nos ha tocado vivir. He aquí una segunda clave de las luchas actuales por la salud, que la vinculan con todas las luchas por condiciones dignas de vida.
En síntesis, las luchas por la salud implican una relación positiva entre los trabajadores de la salud y los usuarios, y por otra parte implica una lucha también, por una sociedad sana, es decir, por una buena educación, empleo, trabajo y cuidado del medioambiente. Son estas ideas de base las que impulsan a la conformación hace dos años aproximadamente de la Mesa Regional por la Salud, que se ha venido convirtiendo en un espacio de organización y encuentro entre una parte de los trabajadores organizados de la salud y las organizaciones populares sensibilizadas por el problema de la salud, las que en conjunto buscan ir construyendo un camino de lucha y organización por una nueva salud pública y por el bienestar de nuestro pueblo.