[resumen.cl] Recientemente se ha presentado Memorias expulsadas: Reconstrucción histórica de los antiguos habitantes del fundo Enco y su demanda de recuperación territorial, un libro que recoge testimonios de quienes sufrieron el desplazamiento forzado del lugar donde habían construido su vida y que ahora, de la mano de su descendencia, han emprendido el camino de su recuperación.
Robinson Silva Hidalgo, docente del Instituto de Historia y Ciencias Sociales de la Universidad Austral de Chile, ha colaborado desde hace tres años en el proceso de reconstrucción histórica del territorio precordillerano de la Región de Los Ríos en cuanto a sus procesos sociales recientes, además de ser parte del equipo editor del texto que está a disposición del público. A continuación responde a las consultas de Resumen elaboradas a partir de la revisión de la obra.
– Antes que todo, háblanos de cómo surgió la intención de hacer este libro y cuál es el protagonismo que tuvo la propia comunidad en su elaboración.
Hace ya algunos años se nos presentó la idea de reconstruir la historia de una comunidad de antiguos trabajadorxs del ex Complejo Forestal y Maderero Panguipulli (Cofomap), un poblado hoy desaparecido y que buscaba reconstruir su pasado, en particular se acerca un hijo de un ex trabajador que, a través de estudiantes y activistas de la zona, relata las líneas fundamentales de lo ocurrido con esa comunidad y el estado actual de dispersión en la que se encuentra, pero que a pesar de eso mantienen vínculos fuertes forjados en ese pasado cercano.
– ¿Qué caminos pretende emprender la comunidad próximamente?
Hay una breve historia previa para entender eso, en 2017 el grupo se constituye formalmente como corporación «Raíces Ancestrales de Enco», no sin dificultades por la distancia y las trabas para poder reunirse. Aun así lo lograron y gracias a su propia investigación pudieron encontrar un pequeño predio donde antiguamente se localizaba la escuela de Enco, sus gestiones fueron a recuperar ese retazo de propiedad fiscal que hoy tienen en comodato, en función de ese primer logro han venido dialogando con su poderoso vecino, la familia Luksic para lograr una buena relación y comprensión de la justicia que tiene la demanda por la recuperación territorial de este grupo de vecinos. Junto con ello, se preparan acciones legales dirigidas al Estado, que es el verdadero responsable por la conculcación de sus derechos fundamentales.
– Cuéntanos, ¿cómo es que estas familias llegan a este lugar, de dónde provinieron y cómo se fue constituyendo Enco?
Enco nació como un campamento forestal en la era dorada (por incontrolada) de la explotación del bosque nativo de la zona, en la década del cuarenta se establece la inscripción de propiedad por parte del primer particular, la denominada «Salitrera» que comienza la explotación y atrae a múltiples trabajadores y sus familias al fundo, todos ellos provenientes de otras zonas del sur de Chile, de la Araucanía y Los Ríos fundamentalmente, campesinos migrantes que intentan mejorar sus condiciones de vida a través del trabajo mediante la explotación forestal, tanto en el desmonte como en el aserradero que se construyó por parte de la empresa. Este proceso se fue generalizando en toda la zona precordillerana y, con el tiempo, se fueron generando viviendas, pulperías, escuelas, clubes de fútbol y toda una forma de habitar el territorio muy ligado al tipo de explotación industrial propia de esa época en Chile.
– Sería esclarecedor que nos pudieras explicar la sucesión de propietarios y administradores que han tenido los terrenos de Enco y cómo impactaron transiciones en la vida de la comunidad que ahí se radicó.
El primer propietario conocido es la familia Orozco, quienes comenzaron la explotación, luego -en los años cuarenta- llegó la empresa de mayor recordación, la denominada «Salitrera», la propiedad pasó a manos de García y Díez en 1962, importantes empresarios de la zona en el ámbito forestal, ellos estuvieron a cargo del fundo y la explotación del mismo hasta 1971, cuando se expropió el fundo mediante la Reforma Agraria y luego pasó al Cofomap, constituída como empresa del Estado y que se hizo cargo primero como una entidad de cogestión entre el fisco y los trabajadores. Tras el golpe de 1973, se hizo cargo Conaf y luego Corfo hasta su remate y finalización como empresa. En el intertanto Enco se vendió a un particular en 1988, Andrónico Luksic. Este proceso se vivió en toda el área del ex Cofomap, los antiguos fundos particulares ingresaron después al Cofomap y en dictadura, fueron liquidados y comprados por nuevos empresarios.
– Víctor Rivas relata: «…antes los patrones, usted sabe eran, eran así. Se ganaba una miseria. No pagaban, nos pagaban al año. Fíjese que al año hacían un arreglo de trabajo. Y como ahí en ese fundo nos llevaban pulperías, nos llevaban tiendas, entonces nosotros sacábamos pulperías, sacábamos tiendas y después a fin de año venía el balance y hacíamos el arreglo general, salíamos topados no sacábamos plata." Más adelante, otros comuneros agregan: "La plata se vino a ver después del 70, con el Complejo". A propósito de estos testimonios, sería interesante que te pudieras referir a las condiciones salariales que imperaban en el fundo y cómo la constitución del Complejo Maderero Panguipulli representó una transformación en este sentido.
El tipo de relaciones sociales y económicas y por lo tanto las laborales también que imperaban en toda esta zona eran muy similares a la tipología que encontramos en el norte de Chile a inicios del siglo XX o en la cuenca del carbón, en la literatura especializada se le denomina «paternalismo industrial», aunque en la versión chilena y en especial en la sureña, el paternalismo era bastante laxo, las medidas de protección eran muy pocas y los beneficios escasos, efectivamente el dinero era muy poco utilizado y el sistema de fichas y abonos en la pulpería era el más extendido, eso varió con la instalación del Cofomap, cuando se reconoció con mayor claridad una tendencia a la incorporación a la economía formal nacional, cuestión que les redituó a los trabajadores, pues tuvieron la posibilidad de generar mejores condiciones en su economía familiar, aunque sin perder del todo los beneficios de la red comercial establecida, por ejemplo, las pulperías siguieron existiendo pero en otro sentido, cumpliendo con un rol ligado a la distribución efectiva de mercaderías, ya no tanto como un negocio de segundo orden a beneficio de la empresa particular como era en el pasado.
– Diversos testimonios coinciden en reconocer que la retribución por el trabajo era insuficiente, los servicios casi inexistentes y cabe pensar que gracias al trabajo de mujeres esta situación pudo ser soportada por la comunidad. Háblanos del trabajo de las mujeres de este poblado y cómo ellas evocan este periodo.
Así es, los salarios, tal como hoy, eran muy bajos en relación al costo de la vida, es por ello que la estrategia popular tradicional de la unidad económica familiar se reposicionó en el sector, es decir, las actividades tradicionales dirigidas esencialmente por mujeres se extendieron rápidamente: la cría de animales y aves de corral y huertas. La producción variada de tipo campesino jugó un papel fundamental para mejorar las condiciones de habitabilidad y sustento que fue combinando la vida campesina con el trabajo proletario industrial. Las mujeres guardan una memoria muy vinculada a ese rol campesino, tal vez relevándolo como uno de los daños patrimoniales y simbólicos más sentidos cuando se recuerda la vida constituída en Enco y en otros poblados de la precordillera, ello junto al rol de los hijos e hijas en esa construcción de familia ligada al trabajo del campo y de la industria hace que las mujeres tengan una mirada muy emotiva; además, hay un sinfín de otras tareas ligadas a ellas que sería largo explicar pero que tiene relación con el mundo de los cuidados, igualmente histórica en la sociedad rural chilena.
– En el texto, Marcelino Pinilla rememora: "... vivíamos mal, éramos atropellados por los patrones, por ejemplo, yo tenía 12 años cuando tuve que salirme del colegio, porque o perdía el trabajo mi papá que tenía que irse si sus hijos no trabajábamos. Así les pasó a todos los padres, a todo». En otro momento, el mismo vecino recuerda: "... comenzábamos a reunirlos todos los que más o menos podíamos y escondidos de los papás, si los papás tenían miedo de que hiciéramos eso, nosotros todos escondidos, porque aquí había muchas personas que no querían perder la pega. Si se sabía, los ricos los echan a todos." A partir de las remembranzas de Marcelino Pinilla y de la comunidad en general, ¿cómo te imaginas el proceso de transformación que desembocó en las reivindicaciones de comienzos de la década del 70?
Hasta ahora tengo ideas muy generales respecto a eso, aun así no se puede desconocer al menos dos elementos: la acumulación de ofensas contra los trabajadores y la acción política de la izquierda en la zona. En relación a lo primero, el trato recibido desde antiguo, en la «época patronal», fue construyendo una historia del abuso permanente y del abandono por parte de la comunidad constituida en torno al trabajo forestal, la pobreza, el trabajo excesivo, rudo y mal pagado es un relato habitual que se enraíza en la memoria social, que llega hasta los abuelos y los primeros migrantes. En segundo lugar tanto la actividad de comunistas, socialistas y miristas en la precordillera fue dando conducción a las demandas más básicas e instituyendo organizaciones como sindicatos y otras, así como un orden el discurso político; con todo ello se fue gestando un proceso que desembocó en las tomas de terreno que precedieron al Cofomap. Enco fue un eslabón de esa cadena, al ser un poblado de los históricos guardaba una memoria del abuso y de la ofensa que puso a disposición de los nuevos tiempos socialistas que se fueron insuflando en los sesenta y setenta, es por eso que no era nada extraño que los obreros y, sobre todo, los jóvenes, fueran muy receptivos a las tendencias que llevaban a la lucha social y revolucionaria de ese tiempo, por sus propias condiciones y por ser portadores de esa memoria.
– "... cuando salió Allende y se tomaron los fundos, ahí pasamos nosotros a ser los dueños de esto y había un jefe de predio que era como el cabeza que veía los trabajos y todo, bueno en el fondo entre todos programamos donde se iba a trabajar, donde se iba a explotar, donde se iba a instalar un aserradero, pero ya era cuento de nosotros no teníamos patrón, y fue una parte muy brillante porque fue el único gobierno que hizo un reajuste al ciento por ciento sobre los sueldos, y cumplimos con las 8 horas porque en la época patronal trabajamos diecisiete y dieciocho horas diarias, porque había que salir a las cuatro de la mañana y estábamos llegando a la casa a las once de la noche.". De este relato del vecino Patricio Pacheco, se desprende una imagen de los cambios acaecidos durante el gobierno de la Unidad Popular. Te quisiéramos pedir que ahondes en las transformaciones realizadas por la comunidad durante este periodo, en cuanto a la organización del trabajo y las conquistas conseguidas.
El Cofomap fue una empresa estatal que se gestó como una manera de organizar el intenso proceso de movilizaciones en la zona, las tomas de fundos se sucedieron masivamente y tuvieron un apoyo muy importante por parte de los trabajadores, ese origen dotó a la nueva empresa de un régimen jurídico y administrativo muy especial, con un consejo de administración que tuvo mayoría de trabajadores, con formas de democracia directa en la elección de jefes de predio, incluso de cuadrillas, todo ello apoyado por los saberes técnicos y científicos que el Estado pudo entregar en aquella época. Enco no fue distinto en este sentido, como fundo partícipe del Cofomap también tuvo estas formas de trabajo bajo dirección obrera y con un seguimiento y apoyo del aparato estatal, en ese sentido se entiende esta frase acerca de la propiedad, la idea de que es nuestro el fundo se asentaba por dos vías, el que sus representantes estaban en el consejo de administración, nominados por ellos mismos y porque el gobierno, que era contraparte en esa administración, era el gobierno popular que ellos habían apoyado; en ese plano, el debate político fue trenzándose con las formas de gestión.
El Complejo fue exitoso en la generación de mayor producción y también fue instalando nuevos debates que no llegaron a prosperar por la violencia cívico-militar, como la incorporación de medidas de cuidados del bosque nativo, la incorporación formal del trabajo de las mujeres y las cuestiones indígenas eran asuntos subsumidos, pero que se traslucen como asuntos emergentes antes del golpe. Todo ello en el marco de los avances de la izquierda radical que fue instalando estos temas, así como la evaluación del proceso en marcha, en cómo las comunidades buscaban mejorar las dinámicas del trabajo en el marco de las tranformaciones generales que vivía el país.
"... la gente se comenzó a ir para el Golpe de Estado se comenzó a ir al tiro, claro, mucha gente empezó a migrar altiro, estuvimos tres meses sin hacer nada, si no había trabajo, no había nada, lo puro que había, era lo que se sembraba la gente no más, para poderse mantener un poco, si no había nada. Estuvo como tres meses sin hacer nada este fundo, claro, el Golpe de Estado fue en septiembre, octubre, noviembre, en diciembre vinieron a colocar trabajo, así que en esa fecha se fue bastante gente de aquí, aquí tuvieron que haber habido sus trescientos obreros y después al final quedamos nosotros como cuarenta familias." Esta intervención de Marcelino Pinilla nos retrata el abrupto cambio sufrido por la comunidad luego del inicio de la Dictadura. ¿Cómo describirías las prácticas de esta en su contra?
Es el terrorismo de Estado en una de sus expresiones, sin lugar a dudas las amenazas y el clima político enrarecido hizo que muchas familias huyeran rápidamente. Ellos eran parte de un proyecto inusual de poder popular, considerados y señalados por la prensa y las autoridades como una zona conflictiva y marcadamente favorables al proyecto popular derrocado, esa violencia se tradujo en muerte, tortura, prisión y exilio, que son las formas de violencia más conocidas, pero para las familias que se quedaron en los poblados o en zonas rurales alejadas, el terrorismo de Estado tuvo formas específicas de castigo que se arrastraron por décadas: el asesinato de animales de crianza, la prohibición de cultivar, los despidos y falta de trabajo, entre muchas otras formas de hostigamiento económico y social fueron arrinconando la vida de estos orgullosos trabajadores de antaño. El maltrato se fue instalando como una manera normalizada de relación entre ellos y el Estado dictatorial. Múltiples cuestiones van asomando, por ejemplo, muchos de ellos fueron engañados por el canto de sirena del «capitalismo popular», cuando se liquidaron los fundos del Cofomap. Muchos civiles fueron parte de un sinnúmero de penurias que, hacia los años ochenta, mantenía a las familias en la pobreza (trabajando en los PEM y POJH) y en la completa incertidumbre acerca de su presente y su futuro.
– Llama la atención que las y los vecinos hablan de una segunda ofensiva expulsora al inicio de los gobierno civiles. Al respecto, Víctor Rivas afirma: «Y de ahí, cuando entraron estos señores Luksic, ellos no querían tener compromiso con gente, ellos querían que los fundos estén desocupados.» Por su parte, Lucia Escalona recuerda: "Y comenzaron; que se vayan, que se vayan no más. A nosotros todavía nos quedaba huertecita y como estaba la calle ahí mismo, a veces yo solía estar sacando verduras de mi huerta cuando ellos pasaban: bip bip, "señora, que está haciendo huerta, tiene que irse." Me tenían cansada." Mientras que Mario Sandoval agrega: "Es como si tú hubieras lanzado una bomba y quedó desierto, saltaron esquirlas para todos lados, así saltamos nosotros…» ¿Cómo operó este desplazamiento forzado?
Hacia fines de los ochenta el fundo fue vendido a la familia Luksic, el Estado ya no se hacía cargo no del trabajo ni de las viviendas, servicios públicos ni de nada. Poco a poco se les va informando de manera verbal que ya no hay trabajo para ellos, con el tiempo las presiones van aumentando, se cierra la escuela, se van desarmando las casas por las mismas personas que van buscando dónde irse, todo esto sin ninguna ayuda del Estado, ni hubo un plan de traslado, un proyecto habitacional o una reconversión laboral, simplemente el Estado desapareció y dejó a los vecinos sin derechos. El proceso derivó en el completo vaciamiento del fundo, prácticamente nadie ni nada quedó en Enco, mientras tanto, las familias se vieron obligadas a arrinconarse en casas de familiares, o de buscar trabajo en lugares desconocidos en el Maule, Santiago, Argentina, donde no tenían redes sociales de ayuda o protección (recordemos que hacía décadas sus familias habían vivido en la zona precordillerana, es allí donde tenían una comunidad de apoyo). Las familias y personas de Enco sufrieron daño patrimonial en lo económico, pero también la destrucción de su comunidad y lazos sociales, obligados a adaptarse sin herramientas a otros sectores laborales, muchos de ellos y ellas sufrieron una enorme pena de la que no se recuperaron. El desplazamiento forzado se reconoce como una conculcación a los derechos humanos porque provoca heridas a la dignidad humana, el desplazamiento no es solo una cuestión de daños económicos.
– "Nadie tenía casa propia. Todos tenían casa, rancha, lo que le hubieran llamado, pero era patronal. Nadie era dueño de nada. Aquí le cercaban este pedacito, le llamaban el goce. Para allá, para acá, la casa al medio y este es el goce del territorio que usted va a criar. Y no puede criar eso, sí puede criar esto, puede sembrar todo eso y nada más que eso". Este testimonio de Noelia Muñoz aparecido en el comienzo del libro cobra una especial relevancia cuando conocemos lo que finalmente ocurrió en Enco. ¿Qué representa desde tu perspectiva de investigador?
Yo reconozco en esta historia, que es la de cientos de comunidades trabajadores y campesinas en Chile, la imperfección de la transición chilena, la incapacidad para mirar más allá de lo estrictamente esencial, veo que se acumula la deuda social y ética del Estado, también considero que el rol de la investigación se acrecienta cuando hace aportes a la recomposición social que, en este caso, parte de la revisión histórica de procesos vivos, inconclusos si se quiere. Desde esa perspectiva, creo que el trabajo del historiador puede ser una herramienta para que las comunidades construyan su camino.
Por otra parte, creo que es un aporte para que las comunidades olvidadas como estas se incorporen al debate actual de la sociedad chilena, para que desde su pasado revisitado tengan voz en el proceso de transformaciones necesarias para Chile, ya sea para que la señora Noelia vuelva a sembrar en Enco, para que sus hijos generen una nueva forma de economía productiva o para lo que la comunidad decida qué va a hacer para reconstruirse en el nuevo Chile, en un nuevo Enco.