LIBRO| Violeta Parra en sus palabras: “la voz directa de la mujer a la que hoy muchas otras voces intentan explicar”

[resumen.cl] En la portada de este libro, la artista aparece frente a dos cámaras del extinto canal Universidad de Chile en lo que podría ser una entrevista o el momento en que quizá presenta una canción interpretada con el charango sostenido sobre sus piernas. No lo sabemos, el registro de este hecho es desconocido y con ello la autora, Marisol García, visibiliza la escasez de documentos disponibles donde hable de su trabajo, de la música de su época, de lo que consideraba folclor o de su forma de vivir la creación artística. Finalmente, con esta provocación, la autora nos convoca a leer Violeta Parra en sus palabras.

Violeta Parra en sus palabras es una recopilación de catorce entrevistas realizadas por medios chilenos y extranjeros desde 1954 a 1967. Pertenece a la colección Tal Cual, a cargo de la editorial Catalonia y la Escuela de Periodismo UDP y su publicación fue en 2016. La línea editorial de cada medio, la preparación y el juicio de cada periodista varía, pero finalmente todas las respuestas, y también sus contrapreguntas, conforman un cuadro donde la podemos imaginar interactuando con la sociedad de entonces.

Violeta Parra en sus palabras

Violeta Parra en sus palabras. Portada.

En 1954, la revista chilena Ecran publicó "Conozca a Violeta Parra", con preguntas relacionadas a su biografía, en un intento de presentación. Aquí habla de puetas populares y de distintos géneros de canto tradicional, además de explicitar su propósito vital: «… no pretendo tampoco ser una verdadera entendida en el folclor, porque mi sueño sería recorrer el país entero, empapándome en su música para conocerla, y luego darla a conocer a los demás».

Por su parte, revista Ercilla titula una entrevista de 1964: "La que cantó en París", como si eso justificase su publicación. Ahí, la creadora narra situaciones detrás de la mentada exposición de arpilleras en el Museo de Artes Decorativas.

«Del museo llamaron a la Embajada de Chile, diciendo que la exposición era muy importante y que deberían tratar de ayudarme. Respondieron que sí, que mandarían a ver mis trabajos, pero que anticipaban que no había presupuesto para actividades culturales. Después, Jorge Edwards me puso en contacto con la oficina de Corfo, donde Ángel Meschi dijo: "Yo me cuadro con la Violeta Parra", y me dio doscientos dólares para mandar a imprimir el catálogo». [...]

«La baronesa [de Rothschild] pagó como baronesa. Los chilenos como chilenos. Fueron los mismos tapices que, cuando los expuse en la Feria a orillas del Mapocho, no los vio la gente. Mi mayor gusto fue cuando vi entrar a la exposición a Germán Gassman, director de la Feria. Seguramente fue a la copucha. Entró al son de las mismas cuecas que en la feria me silenció. "Estas son las arpilleritas del Mapocho", le dije.»

Tiempo más tarde, en enero de 1966, la revista Ecran publicó "Violeta Parra y su drama", a partir de una conversación que sostuvo con la periodista Nora Ferrada en estado convaleciente, luego de un intento de suicidio.

«Qu’hubo, m’hijita. ¡Ahora me vienen a ver! ¡Tanto que he invitado a la radio y a la prensa a visitar mi carpa! ¡Quiero que todo Chile sepa que en la calle Toro y Zambrano esquina de La Cañada, en la comuna de La Reina, está funcionando lo que algún día será la Casa de la Cultura de La Reina! ¡Quiero que vaya todo el mundo! ¡No pretendo actuar y hacer funcionar todo para que disfruten las sillas no más! He trabajado hasta donde mis fuerzas alcanzan. La propaganda no ha estado buena. Gasté un millón de pesos en afiches y volantes que están ahí, sin tener quién los pegue. Acabo de comprar un amplificador que me cuesta alrededor de siete millones de pesos. La cocina está totalmente equipada y me costó dinero hacerlo. No podía pagar empleada porque las entradas no daban para eso, y debo cocinar yo. Servir, atender, y después cantar… ¿No les parece demasiado?

Ese día estaba malhumorada porque el día anterior fui a un hospital a que me vieran las manos porque la alergia no me deja vivir. No encontré ningún médico de turno que pudiera atenderme. Me sentía agotada. Me encerré en la carpa chica [en donde está la exposición de tapices de lana, cacharros y dibujos, tanto de Violeta como de su hermana Hilda Parra]. Saqué mis cuentas. No quería saber nada de nada. Tenía un frasquito de pastillas para dormir y me tomé diecisiete, ¡de un viaje!»

En otros aspectos, es profundamente significativa la conversación que sostiene con Mario Céspedes, transmitida en 1960 por radio Universidad de Concepción, en el contexto de la sexta Escuela de Verano, a la cual había había sido invitada para conferenciar en el ciclo "Claves para el conocimiento del hombre de Chile". Ahí relató el comienzo de esta intervención, de la cual se desconoce la existencia de algún registro: «Cantores a los divino y a lo humano […] En mis andanzas en busca de la canción chilena, he conocido los más variados tipos de cantores populares. Empecemos por el norte…»

En este encuentro radial reitera la influencia que ejerció su hermano Nicanor en la decisión de salir a recopilar los fragmentos de cultura popular que, según creía, se perdían por la adopción de referentes foráneos, narrándola en sus décimas autobiográficas.

«Muda, triste y pensativa
ayer me dejó mi hermano
cuando me habló de un fulano
famoso en la poesía.
Fue grande sorpresa mía
cuando me dijo: "Violeta,
ya que conocís la treta
de la vers’á popular,
principiame a relatar
tus penurias a lo pueta"» [...]

«Pero, pensándolo bien,
y haciendo juicio a mi hermano,
tomé la pluma en la mano
y fui llenando el papel.
Luego vine a comprender
que la escritura da calma
pa’ los tormentos del alma,
y en la mía ya hay sobrantes.
Hoy cantaré lo bastante
pa’ dar el grito de alarma.»

También habla de El Gavilán, la obra para ser montada con coreografía y que iba a ser cantada por ella, porque «el dolor no puede estar cantado por una voz académica, una voz de conservatorio. Tiene que ser una voz sufrida, como lo es la mía, que lleva cuarenta años sufriendo». En esta descripción despliega su concepción del drama amoroso, también extrapolado hacia otros fenómenos de la vida, convirtiendo la metáfora de el gavilán y la gallina en imagen universal.

La entrevista realizada por la Sociedad Suiza de Radiodifusión y Televisión en 1964, focaliza su interés en su trabajo visual. Ahí, Violeta Parra entrega pistas de sus procesos creativos, de cómo la intuición constituye un camino para convertir su experiencia en relato universal y por eso resonante hasta ahora.

« – Esta arpillera se titula La Revuelta de los campesinos. ¿De qué revuelta se trata?
– Te voy a contar. Estaba triste porque mi abuelo era campesino. Él hacía todo tipo de oficios en el campo, y el patrón le pagaba muy poco, casi nada. Había muchas personas que trabajaban como él, y no ganaban mucho. Por eso hice esta tela, porque esta situación sigue sucediendo, ¿ves? [...] No me podía quedar con los brazos cruzados. Estoy indignada con esta situación, por eso hice esta tela […]

– ¿Usted logra hacer este episodio sin mirar el conjunto de la obra en ejecución?
– No, porque pretendo expresar un episodio de la historia de Chile, debe surgir…

– ¿Pero cómo puede surgir, ya que nunca la veo extender la obra en curso?
– Claro, porque toda la obra está en mi cabeza.

– Sí, pero son obras grandes. ¿Usted logra componerlas en su mente únicamente, intuitivamente?
– Sí, la verdad es que no sabría explicarlo. Este episodio de la historia de Chile tiene que tomar vida en esta tela, es todo.»

En otra entrevista, llama la atención cómo responde a un periodista de la misma Sociedad de difusión ante una pregunta que podría derivar en cuestionamientos por no cumplir roles de género. Violeta Parra no lo permite.

«- ¿No le molesta estar alejada de sus hijos?
– Sí, por su puesto. ¡La mamá, la mamá! Es un sueño muy chileno: busco a mi madre y busco a mis hijos también. Pero no podemos dejarnos llevar por sentimentalismos. Estar bien en casa es buena cosa, aunque todo con mesura…

– ¿Y el padre de sus hijos, su marido?
– Me separé de él. No apreciaba mi trabajo y yo no lograba hacer nada cuando estaba con él. Él quería una mujer para hacer el aseo.»

En varias contestaciones se evidencia que cuando habla de lo que entiende como auténtico folclor chileno alude a lo diverso de la creación popular. No repite el silabario patronal y sus imágenes idealizadas del campo de la zona central. Su trabajo acaba por responder al intento oligárquico de generar una cultura uniforme para una población heterogénea, precisamente visibilizando su diferencia y la complejidad de su existencia, desobedeciendo al canon impuesto por el Estado desde mediados del siglo 19, donde el sistema escolar cumplió una función relevante e este sentido. El padre de Violeta Parra fue profesor primario, o normalista, como también se le llamaba entonces a quienes con determinados saberes salían "a civilizar la barbarie" en la lógica de Domingo Faustino Sarmiento, ideólogo del sistema escolar chileno y argentino. Es probable que de él haya recibido el influjo de las ideas de unidad nacional, pero su modo de adoptarlas no se orientó hacia la normalización, al contrario, buscó relevar la riqueza de la diversidad propia de la "expresión legítima del pueblo".

En la presentación de Violeta Parra en sus palabras, Marisol García, indica que en él se puede encontrar "la voz directa de la mujer a la que hoy muchas otras voces intentan explicar". En una entrevista, a propósito de su libro, la periodista replanteó el debate respecto a la destrucción de obras y registros inmediatamente después del Golpe de Estado. A partir de ello podemos inducir la probabilidad que la entrevista televisiva a la cual hace referencia la portada del texto haya sido destruida junto con una cantidad indeterminada de materiales audiovisuales y fonográficos. De este modo, quedan abiertas preguntas respecto a ¿qué diligencias debiera acometer el Estado para establecer quiénes son responsables de actos de este tipo? ¿qué sanción debiese comportar el acto que devino en que una nación completa desconozca elementos representativos de su historia? ¿qué acciones podrían apuntar a reparar o atenuar el perjuicio provocado a la sociedad chilena? El trabajo recopilatorio para conformar el cuerpo de entrevistas que compone Violeta Parra en sus palabras representa una expresión reparatoria ante la ausencia políticas de Estado en este sentido.

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