En octubre de 2014 ingresó de manera violenta a la casa de la señora Senaida Marriao, en el sector de Lumaco Bajo, en la Región de Los Ríos, la policía militarizada de carabineros. Los uniformados que regularmente están resguardando la propiedad del latifundista Edmundo Cortez, agredieron a los niños y arrastraron a las mujeres hasta el camino. Los niños, de 10 y 11 años, fueron los más afectados, por lo cual se solicitó un recurso de amparoporque estos hechos vulneraron el derecho a la libertad personal y seguridad individual de los menores, además por contravenir la legislación vigente y los derechos del niño. Este recurso fue acogido por la Corte de Apelaciones de Valdivia y luego de la apelación interpuesta por Carabineros de Chile, la decisión fue confirmada por la Corte Suprema el 30 de octubre del año pasado.
Este fue uno más de los hechos de represión y violencia contra la familia Marriao Collihuinka, que junto a su comunidad, se oponen al proyecto de la hidroeléctrica Central Osorno, de la empresa Endesa- Enel, y su filial Electricas Sur S.A
Pero además, esta familia que vive cerca del río Pilmaiquén, ha enfrentado una serie de problemas a lo largo de sus vidas con el latifundista, abogado y empresario de Rio Bueno, Edmundo Cortez.
El último hecho grave sucedió cuando se realizó un trawun (encuentro entre varias comunidades) en la casa de los Marriao. En esa ocasión -denuncia la familia-, carabineros realizó la quema de una parte del fundo y disparó una bala de perdigón en el ojo de Miguel Antiqueo Painen, a cinco metros de distancia.
Además, Jaime Uribe fue detenido por carabineros por un presunto disparo a un policía. La familia afirma que en el proceso de detención, Uribe fue golpeado y agredido. Respecto al disparo a un policía, las comunidades y las personas que estaban en el lugar aseguran que todo fue un atropello y un montaje, debido a que en las actividades Mapuche de este tipo, no se usan armas.
Con las manos entrecruzadas y la mirada hacia el recuerdo, comienza el relato sobre la vida en relación al río y la tierra que ha vivido por años este lof.
Senaida Marriao es madre, abuela y hermana. Su prima Sonia Epuyao Marriao es vocera o werken de dicha comunidad.
– ¿Cuál es la importancia del territorio?
– Queremos rescatar el lugar porque nos oponemos a que se construya aquí una hidroeléctrica. Este es un pedacito de tierra que nos dejó, nuestro bis abuelito, abuelito y padre, todos nacidos y criados aquí, nuestros antepasados. Este es un lugar de siembras, de crianza de animales, además de todo nuestro vínculo con el río.
Bajo una mirada integral, la ñaña expresa que todos los elementos del territorio, son parte de la vida y del entorno, y que tras la reducción que comenzó con Eduardo King, el lugar ha sido afectado.
Además expresa que apoyan la lucha del Pilmaiken. "Nosotros apoyamos a los lamien (hermanos) del Pilmaiken, vamos a apoyar en todo. Por cuidar el río, en todo estamos con ellos, porque la lucha es la misma, no les faltará, un pan o un techo para dormir, vamos a compartir en la lucha", afirma la ñaña Senaida.
– ¿Por qué es importante el río y el agua para ustedes?
– El agua, es importante, no sacamos nada de tener tierra sino tenemos agua, del agua se preparan los alimentos, las siembras. Cuando coloquen esa hidroeléctrica las subidas de agua serán el doble, no se va a poder caminar, por acá, es por eso que nosotros estamos en contra de esa hidroeléctrica, por eso estamos luchando y tenemos fortaleza para hacerlo.
– ¿Qué piensa usted cuando Edmundo Cortez, expresa que ustedes han propiciado hechos de violencia, en el fundo?
– La violencia es de parte de ellos. Edmundo Cortez mató a nuestros perros y a varios animales, y todo ha estado en secreto, no hay justicia para nosotros. A mi abuelita cuando comenzó todo, Eduardo King nos quitó el terreno, a mi abuelito lo balearon, le desarmaron su casa, desarmaron el huerto. El rico mandó a barbechar la huerta a sacar todo de la huerta, y le dispararon a mi abuelo en un tobillo, quedó invalido, no le pudieron sacar la bala, le cortaron su pie.
Estos latifundistas llegaron arrancados de la guerra, nunca hubo justicia, siempre golpearon a mi abuelito Antolin Marriao. Cuando él iba a pescar, lo golpeaban y le quitaban la pesca, yo crecí viendo todo eso.
Ellos no pueden tener tanto poder, porque la tierra es la dueña de los recursos. A puro engaño Edmundo Cortez se quedó con las tierras, buenas cosechas que teníamos y trigales, y nos echó a todos. El único que se quedó fue nuestro padre, porque él luchaba por su tierra, él decía no vendan a los latifundistas sus tierras, porque seguirán los abusos.
– ¿Qué nos puede comentar de sus antepasados?
– Mis abuelos trabajaron en la explotación del carbón, mi abuelita Cristina hablaba mapudungun, nosotros no alcanzamos bien a aprender el idioma, ellos están todos enterrados en el cementerio de Lumaco.
Cuando en el verano se secaba el río, mi madre sacaba hierbas medicinales, para las enfermedades.
Nosotros tenemos dominio vigente de este lugar, y la reducción de la tierra por parte de este latifundista ha sido paulatina, además de eso nos cercó la bajada al río y al huapi, donde sembrábamos.
– ¿Cómo ha sido su vida en el territorio?
– Nosotras crecimos aquí, mi infancia ha sido evidenciar periodos de violencia por parte de los que se adueñaron de lo nuestro, estudiamos acá y crecimos. Trabajé en tejidos, luego los vendía para poder alimentar a mis hijos, después me fui a trabajar a las berries, para poder pagar la luz, comprar la harina y terminar de construir mi casa.
Edmundo Cortez no quiere dejar pasar la canaleta para que coloquen agua. Tenemos pozo, pero no tenemos agua potable. Todos los vecinos queremos agua. Además no tenemos camino, para trasladarnos y tenemos que andar saltando los cercos que él hizo.
Y cuando en el invierno se comienza a llenar de barro tenemos que salir con botas porque no tenemos camino. Hemos sido reducidos y por eso nos da impotencia y rabia. No culpamos a la tierra, la tierra da, hay que sembrarla y cultivarla, hay que sacarle la maleza.