Lokas Juanas: cuerpos, afectos y territorios sonoros comunes

Paulina Barrenechea / resumen.cl

Con su montaje Lilith, tendrán una temporada en la sala de cámara del Teatro Bio Bio, todos los jueves, viernes y sábados, a las 20:00 horas, desde el 6 al 22 de septiembre.

Lokas Juanas se levanta como una plataforma de experimentación y creación en danza contemporánea. Un laboratorio interdisciplinario, donde lo sonoro y lo escénico confluyen en un proyecto político, complejo, diverso en niveles narrativos y temporales, audaz en términos discursivos. Con una genealogía focalizada en un trabajo formativo – fue una de las plataformas que sumó, con profesores de la región, a la promoción de una nueva generación en danza contemporánea- la dupla, conformada por la coreógrafa Juanita Paz Saavedra y el artista visual y músico Cristian Reinas, entraman sus miradas en un trabajo creativo conjunto desde el año 2013. A propuestas coreográficas como Voyuer (2015), Anatomía del Deseo (2013), Causa Común (2017), Carne Rota (2013), Derecho al Delirio (2016), Lilith (2016) y Beso: El habitar de la Loka (2018), les atraviesan pulsiones que ponen la práctica de la danza en esferas incómodas, propositivas, tanto para los/as intérpretes como para los/as espectadores/as, convirtiendo cada dispositivo escénico en una experiencia dialógica disruptiva y no convencional. En ese riesgo, Juanita y Cristian han logrado afianzar su proyecto y su práctica, donde la disciplina y el trabajo han permitido que – juntos- sean un aporte a las posibilidades que la danza tiene hoy como saber escénico orgánico y proceso de transformación social.

El presente año ha sido intenso, durante el mes de junio estrenaron su último montaje, Beso: El habitar de la Loka, en Artistas del Acero; y a principios de agosto desarrollaron el taller «Iniciación al Trabajo Corporal de Lokas Juanas», parte de la Temporada de Talleres Artísticos Intensivos de Invierno para jóvenes, en Balmaceda Arte Joven Bio Bio. El pasado 18 de julio estuvieron con Lilith en la novena versión del Festival de Danza Junto al Río, en Valdivia, y ahora se preparan para compartir dicho montaje en una temporada más extensa de funciones. Lokas Juanas siempre es un proceso, por eso, quizás, es tan sugerente pensarles en el marco de lo que significa una temporada de tres semanas en el Teatro Bio Bio. Es eso lo que me motiva a activar esta entrevista, indagar y conocer -en el diálogo- su toma de posición como equipo creativo en/desde Concepción, desentrañar su mirada en torno al circuito de la danza local, y los desafíos que supone compartir el proyecto escénico "Lilith" con la comunidad regional.

¿Cómo nace Lokas Juanas? ¿Cuándo cruzan trayectorias?

Juanita: Lokas Juanas se empieza a proyectar el año 2013, con un trabajo formativo, pues en ese momento mi preocupación era que no había una nueva generación en danza. Éramos los mismos personajes, que nos encontrábamos en los mismos espacios y no había un lugar que permitiera el desarrollo y el enamoramiento de la disciplina de la danza a nuevos intérpretes. Empecé a asumir cierta responsabilidad en torno a que podría encantar a una generación juvenil a través de un programa de formación que estuvo vigente durante tres años, del 2013 al 2016. Pasaron entre 20 y 25 personas, cada año, y desde ahí empiezo a seleccionar un grupo focal para hacer un pequeño elenco, paralelo al programa formación, y que nos permitiera experimentar procesos creativos. Con ese elenco empezamos a desarrollar un trabajo en pequeño y gran formato, y en este último es cuando me cruzo con Cristian, el año 2013, en el proceso de Carne Rota. Luego, al año 2016, yo decido que mi interés era la creación. El programa de formación se convirtió en todo un tema, porque estaba creando una especie de escuela y yo era una persona independiente. Comenzó a ser complejo sostenerlo, pues comencé a sustentarlo de manera individual. Y al mismo tiempo, me estaba perdiendo del lugar de la escena.

Cristian: Por mi parte, yo venía haciendo música para las primeras obras que desarrollaba Juanita, Carne rota y Anatomía del deseo, del 2013. En ese tiempo no tenía tanta experiencia haciendo música para artes escénicas, pero empezamos a dialogar de una manera que a mí me parecía que era la natural, es decir, siempre ha existido un diálogo que era y es algo más que hacerle la música a un montaje. Es un diálogo enriquecedor que va mucho más allá de encargar una pega, sino que ver la manera de potenciar con la música lo coreográfico. Luego de mi participación en esas dos obras, comenzó el trabajo para Lilith, desde donde comencé a involucrarme más en los aspectos visuales y escenográficos de los montajes, aprovechando mi formación como artista visual. Los materiales sonoros y corporales se fueron haciendo cada vez más indivisibles. Cuando el elenco se termina, surge la idea de que nosotros dos fuéramos Lokas Juanas siendo la obra Lilith la primera que desarrollamos juntos como montaje completo.

Juanita: Claro, Lilith tuvo una primera versión donde participó un equipo más amplio, desde donde surgieron ideas y procesos, eran materiales de exploración, más que la obra. Luego tomamos la decisión de re-editar Lilith, tomando una decisión discursiva y poética de armar algo entre los dos, teniendo en consideración todos los aspectos de la escena, desde todos los materiales visuales y sonoros, hasta las partituras corporales.

Cristian: …Fue nuestra primera instancia de trabajo oficial como dupla creativa, a la que se sumó como catalizador de la propuesta, el diseño de iluminación de Mauricio Campos.

Pensando en los procesos y la complejidad creativa que han emprendido ¿Qué define o qué elementos reconocen como vitales en Lokas Juanas?

Cristian: Hemos intentado definir algunos pilares que son importantes, como trabajar desde lo local. Ambos nos hemos formado y desarrollado acá, por lo tanto, tenemos una manera de hacer y un lenguaje que da cuenta de ello. También, el diálogo interdisciplinario, donde la danza, lo sonoro y lo visual están interrelacionados. Este trabajo, sin embargo, ha ido decantando en un camino hacia la transdisciplina. Otro componente, el tercero, es el contenido. Para nosotros es importante relevar pensamientos reflexivos desde nuestras ideas y proyecciones políticas.

Juanita: La práctica escénica se transforma por esos contenidos. Lo que nosotros creemos, lo llevamos a escena. Nos interesa que nuestro trabajo sea un dispositivo para compartir esas ideas con las personas que nos vayan a ver. Nos interesa trabajar los afectos, el tema de género y los cuerpos fragmentados. Esto se da, especialmente, en Lilith. Pero en general nos interesa todo lo que tiene que ver con las relaciones opresoras que hacen de este cuerpo un espacio subalternizado. Creo que ese es el gran contenido de Lokas Juanas. Indagar cómo dentro de este sistema, y en este cuerpo, aparecen esas relaciones de subalternización, y cómo se decantan desde distintos lugares. Por ejemplo, en Beso: El habitar de la Loka, trabajamos mucho el tema de los afectos y nuestra postura frente al sistema neoliberal que vivimos, con estos cuerpos terriblemente educados, ya disciplinados, siguiendo ciertos patrones...

Cristian: Y pensando en todas las movilizaciones y las luchas sociales actuales, nos damos cuenta de que siempre se llega a un enemigo común, relacionado principalmente con una problemática económica.

Como  proyecto y acción en artes escénicas, ¿Qué interpela o incomoda Lokas Juanas a través de la danza y sus últimos montajes?

Cristian: La idea es remecer el piso a todas esas instancias que ostentan o promueven esas relaciones de poder. Nuestras obras tiene una perspectiva antipatriarcal y, obviamente, esperamos que levante polvo en los sectores que defienden esas dinámicas opresivas. Nos interesa remecer y hacer ruido en esos ambientes.

Bajo esa toma de posición, ¿Cómo perciben la práctica de la danza local en términos creativos?

Juanita. Cuando la gente se pregunta si hay una escena en Concepción, creo que podríamos decir que, quizás, recién está partiendo. Es verdad que muchos y muchas hacemos cosas, pero no sé si estas confabulan en hacer una escena. Creo que a nivel local, esta escena está aún débil...

Y es que hay toda una genealogía detrás.

Juanita: Y es que todo lo que parte en Concepción como que decae. De alguna manera, se derrumba y siempre es un renacer. Quizás sea eso lo que no permite un ejercicio crítico. Tengo la sensación de que dentro de la comunidad de la danza nos vamos a ver poco entre nosotros, y que nos encontramos cuando viene alguien de afuera. Para mí, una escena tiene que ver con que existan técnicos, salas, etc. Que existan todos los agentes que deben confluir en esa escena. Que la institucionalidad se haga cargo, que existan condiciones mínimas de trabajo, que el ministerio converse con los artistas o viceversa. En ese sentido somos pasivos. No puede ser que el diálogo sea conseguir una sala y me voy, es muy utilitarista.

Bueno, claramente la noción de escena tiene ciertas complejidades y a nivel local deberíamos comenzar a construir contenidos propios que le definan. En ello, comenzar a pensar las artes escénicas de manera integrada, música, danza y teatro, pues aún se perciben disociadas.

Cristian: Es que efectivamente están disociadas, pero no debería, ya que también existe el diálogo entre cada una de ellas y comparten una raíz común. No sucede tanto como debería que artistas de una disciplina vaya a ver presentaciones de otras disciplinas, no siempre se da ese cruce.

Juanita: Ahora, en el ámbito de la danza ha sido una lucha que se dignifique la expresión corporal. Nos ha pasado que hemos ocupado la palabra, claramente no con técnica actoral, porque uno no es actriz, y se nos ha criticado. ¿Por qué si yo soy de la danza me tengo que restar de hacer sonido o usar la palabra? Hay veces en que se nos ha criticado por usar otros elementos, que escapan de lo convencional y de todo lo que uno espera de la danza. No siempre es bien visto el borroneo de las fronteras disciplinares.

En ese sentido, me gustaría retomar el proceso creativo y, especialmente, conocer algo más sobre Lilith ¿cómo fue ese proceso de creación? ¿por qué creen que es una obra atractiva de ver?

Juanita: El año 2012 conocí la existencia de este personaje. Se trata de una mujer súper fuerte, que podía englobar a muchas otras. Como trabajadora social, trabajé en el Sernam, y estuve ligada al tema de las violencias. Además, crecí dentro de una familia comunista, donde el tema de clase era relevante, entonces me parecía muy fuerte hacer esa relación a través de esta mujer de la historia y su subalternidad. Lilith se presentaba como igual a Adán y decide armar su propio rollo, salir de su lugar de comodidad y armar su propio mundo. Eso entrega un mensaje esperanzador. Personalmente, siempre he tenido un tema con la religiosidad y, por primera vez, se me aparecía un dios no tan lejano, pues en el relato creaba a hombre y mujer en equidad de condiciones, aunque después el patriarcado fue haciendo lo suyo. El personaje me llamó mucho la atención y me permitía el desafío de la interpretación. Cuando empezamos a masticar esto de poder interpretar en mi desafío escénico, empezamos a pensar que esta mujer podría ser varias mujeres.

Cristian: Cuando empezamos a trabajar la pieza, que ya venía de una primera instancia de experimentación y, entre elección y condición, la presentamos en un espacio no convencional. Nos empezó a interesar la relación del público en cercanía al espacio escénico, en términos del ángulo de la mirada y la idea del cuerpo partícipe. Los ritos existen para conmemorar los mitos, y Lilith es uno que necesitaba un rito. Como elemento pedagógico, nos pareció necesario que este mito, del que nos apropiamos, sea el de todas las mujeres y, también, de todas las personas subalternizadas, de todas las otredades. Nos pareció importante generar ese momento de encuentro y lugar de conmemoración.

Juanita: Nos interesa generar una propuesta instalativa, que se fuera transformando en un rito y que fuera recibido como tal en ese viaje. Por eso la idea del círculo. Comenzamos a tomar decisiones con relación a la orgánica de los elementos, la materialidad, usamos la tierra, el cuenco de cerámica y el agua. Es una obra sencilla en términos de montaje, pero tiene muchos símbolos, como el vestuario y la paleta de colores, blanco y negro. El desnudo, para nosotros es un elemento importante, porque en él radica la decisión de ser cuerpo y, desde ahí, resignificar un lugar de resistencia. Un lugar que nadie puede colonizar y que te permite resistir.

Y en términos del diseño del dispositivo escénico, ¿con qué se encontrarán las comunidades que asistan a ver Lilith?

Cristian: Hay un espacio dinámico, el circulo de tierra, donde está Juanita desarrollando la acción, y alrededor está la el público, a una corta distancia, que participa del circulo escénico, mirando lo que ocurre, pero también mirándose entre ellos. Yo estoy con aparatos electrónicos, junto a un chelista, en la misma línea del público, como uno más que asiste a este rito, musicalizando la acción en vivo. La composición del sonido y lo visual buscan generar el hábitat de Lilith.

Juanita: No está la cuarta pared, y lo pensamos así buscando una conexión directa con el público, el encuentro de la mirada y la empatía.

Lokas Juanas tiene seis obras montadas, por lo que una temporada de Lilith es una posibilidad para conocer, a través de esta pieza, su trabajo y aporte a la danza contemporánea regional. Con un proyecto político que se anida en sus propuestas artísticas, esperan establecer una conexión con nuevas audiencias, especialmente en este montaje, con mujeres en toda su diversidad y con quienes deseen experimentar las artes escénicas desde un espacio no convencional. Más detalles de esta temporada y de los procesos creativos de Lokas Juanas, en sus plataformas digitales https://www.facebook.com/LokasJuanas/ y https://lokasjuanas.tumblr.com

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