Paulina Barrenechea Vergara / resumen.cl
La práctica y técnica del ballet tiene historia en Concepción. Cuando pensamos en la danza clásica emergen de inmediato varios nombres que han sido cruciales en términos formativos, como Juanita Toro y toda la escuela del Centro de Danza Calaucán, atravesando varias generaciones. Volver sobre esos itinerarios resulta interesante para el quehacer de la danza hoy, pues muchas de sus derivas y actualizaciones modernas y contemporáneas tienen su origen en dicha técnica integral para el cuerpo en movimiento. Me resulta reveladora la forma en que actualmente se relee la danza clásica, desde una perspectiva crítica, integradora, derribando estereotipos y proyectándose como una práctica propositiva en términos de formación.
Sobre estos temas dialogamos con Lorena Zurita, bailarina y docente del Programa de Formación Continua en Danza Contemporánea EM:FOCO, del Centro Cultural Escénica en Movimiento. Lorena tiene una historia intensa ligada al ballet y a la danza moderna. Una trayectoria que se inicia en su etapa escolar, en la Academia Juanita Toro; que se impulsa en el Centro de Danza Calaucán y se enriquece con el programa de formación de la carrera de danza de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano. Mientras estudia, comienza a trabajar en la Compañía de Danza Espiral donde permanece por diez años hasta volver a Concepción.
Su regreso llega de la mano con su vinculación al Centro Cultural Escénica en Movimiento, donde actualmente está a cargo de la coordinación pedagógica del programa EM:FOCO. En forma paralela, es profesora de ballet en la Academia Ximena Bizama y levanta con fuerza su propio proyecto formativo, Lorena Zurita Danza. Nos encontramos justo después de su especialización realizada en Lima, donde consigue certificación del American Ballet (ABT), y usamos ese hito en su carrera como excusa para juntarnos y conversar sobre la práctica escénica, los procesos de formación y cómo desde su mirada se pueden generar nuevos encuentros con la danza clásica.
Lorena, has tenido una vida bien intensa y siempre muy ligada a la danza, lo que en nuestro país es todo un desafío. ¿Qué momentos sientes significativos de tu trayectoria en términos profesionales?
"Uno de los hitos más importantes fue bailar como principal en La Fille mal gardée, como parte de la Academia de Juanita Toro. En esa época no había mucho que ver, entonces, el Teatro siempre estaba lleno, casi 1.200 personas. También estaba el Canal Azul y todos los días salíamos en la tarde por televisión. Luego de eso me llamó el maestro Jaime Yori, que venía recién llegando de Francia, y me invitó a bailar en una itinerancia por Temuco. Esos dos momentos, junto con haber trabajado y bailado con Patricio Bunster, en la Compañía Danza Espiral, han sido hitos importante a nivel de intérprete. Aprender de él y de Manuela, sobre danza moderna, fue tan importante. Cuando vi a Manuela Bunster bailar me convencí de que me tenía que ir a Santiago. Ella en particular es una maestra que me enamoró y gracias a ella yo tomé la decisión de estudiar danza".
¿Y en el ámbito formativo?
"Además de esta última especialización del American Ballet, recuerdo con cariño mi trabajo en el Liceo Experimental Artístico de Santiago junto a Bessie Calderón, una maestra chilena que trabajaba en la Escuela del Royal Ballet de Suecia. Ella crea una especialización de Ballet para profesores de los liceos experimentales artísticos y esa fue mi primera en ballet".
Pese a que tu trabajo es desde la danza clásica, logras en algún momento dialogar y cruzar la práctica con la danza moderna. ¿Cómo se da ese proceso?
"Claro, es que en el Espiral enseñan danza moderna, la técnica leeder. Pero Joan (Turner) crea una metodología de danza donde une todos los contenidos que se imparten en la carrera de danza moderna y donde hay un ramo que es análisis del movimiento que te permite investigar cualquier tipo de estilo. Yo dije, ya, el ballet igual se puede analizar desde el mismo lugar y enriqueciéndolo con la teoría del método leeder. Vinculé siempre las dos técnicas y siempre fue ese mi interés. Y, obviamente, cada vez que aprendía algo nuevo lo articulaba. La mayoría de los que bailábamos en el Espiral, en mi generación, teníamos una base de ballet importante, porque en las obras de Patricio se necesita esa técnica, manejarla por lo menos".
En el programa EM:FOCO también tienen cursos donde el ballet es fundamental.
"Sí, pero tiene otro enfoque, porque en el EM:FOCO tiene que ver con la técnica académica al servicio de la danza contemporánea, entonces ahí hay otro análisis que se hace de la técnica. Eso también es interesante porque es otro estudio, otra manera de vincular, pues hay que generar un programa específico para el bailarín y la bailarina contemporáneo, que es un ballet más consciente. Se trata de un ballet donde te das el tiempo de sentir el cuerpo y donde la biomecánica corporal es súper importante".
Actualmente estás trabajando arduamente en tu propio proyecto formativo en Lorena Zurita Danza. ¿Qué elementos definen tus modos de hacer en la docencia?
"Yo siempre soy muy individual en el trabajo, intento encontrar en cada una y uno de mis estudiantes su potencial. La clase es para todos, pero la instrucción es individual, trabajando para que se sientan satisfechos y que no sientan que no pueden. Esa es una de las premisas de mi maestro Patricio Busnter, la danza es para todos. No discrimino en los cuerpos, si no que veo las posibilidades que tienen y sacarle a cada uno su brillo. Me gusta que técnicamente todo sea limpio, sin embargo, lo más importante es lograr educar con cariño. Reconozco que es difícil educar desde ahí, porque hay que ser más paciente para crear la conciencia de la autoregulación. Creo en una educación más amable y entender que todo esto es un proceso".
Estuviste durante enero en Lima, en el proceso de obtener una certificación importante del American Ballet. ¿Qué impactos tiene y cómo lo piensas proyectar?
"Fue importante porque había sido una búsqueda de muchos años. Toqué muchas puertas y se me cerraron por no haber sido bailarina de ballet toda mi vida. Y la verdad es que la metodología de la danza moderna converge con el ballet, se me aparecen herramientas conocidas y se mezclan. Durante el proceso de certificación se me hizo muy fácil entender cómo ellos definían la progresión de los movimientos y cómo ellos trabajan los fundamentos del movimiento de Rudolf Laban, que también se trabajan en danza moderna. Para mí fue como encontrar el lugar que estaba buscando para poder empezar a trabajar en ballet y entregar una buena educación. Aprendí que sus condiciones corporales se respetan y que el ballet se relaciona con otras habilidades y que puede ayudar en el fortalecimiento del lenguaje. Todas esas relaciones que se crean entre el ballet y las otras disciplinas, a mí me hace mucho sentido".
La certificación que obtuviste es para iniciar procesos de formación en ballet de niñas y niños de 3 a 12 años. ¿Cómo ha sido tu experiencia en términos de género?
"La verdad es que yo he tenido pocos chicos, muy pocos. Sí he tenido alumnos grandes y ha sido una buena experiencia. Recuerdo que cuando regresé a Concepción me tocó trabajar con un chico que estaba en la academia de Juanita Toro. Tenía 15 años y se quería ir al Municipal, así es que junto a las maestras de la Academia de Juanita Toro lo preparamos y el año pasado egresó de la Escuela de Ballet. Ahora, independiente de que sea niño o niña, tener a alguien tan determinado es como un regalo. Coincidió que era hombre, pero si hubiese sido mujer hubiese sido la misma satisfacción. Pese a ello, me encanta cuando hay hombres y, sobre todo, cuando son chicos que tienen el apoyo de sus familias. Como docente entregamos el mismo material y de la misma manera a niñas y niños, en las clases no hay una distinción ni colores especiales".
En ese sentido, cómo crees que podemos acortar esa brecha y promover que no se sancione a un niño que quiere bailar.
"Yo trabajo en colegios donde el ballet es sólo para las niñas y cuando he preguntado o cuando yo les digo que las clases, también, están abiertas a los niños me dicen que no, que en el colegio no aceptan eso para evitar que los molesten. Esto claramente tiene ver con los papás, con los adultos. Como profe debemos tener el cuidado de no promover el ballet como algo para "niñitas", pero cuesta. Hay un ejemplo que ocupa mucha gente para el trabajo en puntas y lo ejemplifican con subirse a los tacos de la mamá, pero ¿qué pasa con un niño? Y, claro, un niño igual se puede subir a los tacos de la mamá, si la experiencia es estar en punta de pie, no tiene que ver con nada más. Hay que saber educar desde ahí también y es un gran desafío".
Puedes conocer más sobre las actividades de Ballet Lorena Zurita en https://www.facebook.com/megustadanza/.
Imagen principal: Gina Ortega