Los vascos: el ejemplo de un pueblo que no olvida a sus presos

Como cada segundo sábado del año que se inicia, una multitud inunda las calles de Bilbo (Bilbao), la mayor de la ciudades vascas, para reclamar "la vuelta a casa" de los prisioneros políticos independentistas.

Por Joaquín Pérez

A pesar de la lluvia, el viento o el frio, la manifestación nuevamente fue muy concurrida, 67 mil personas según el recuento de Naiz.

Este año marcado por un avance en la situación carcelaria de los presos de ETA, que aún se mantienen como rehenes del estado español.

En estos últimos años, los vascos han conseguido disminuir considerablemente una de las políticas de excepción que afectaban a sus presos: La Dispersión.

Durante décadas los presos vascos eran trasladados a los recintos penitenciaros más alejados posibles, en las Islas Canarias, en Andalucía, trasladando así el castigo no solo al prisionero político, sino también a sus familias, con un saldo de coste económico y de vidas humanas por los accidentes ocurridos en los larguísimos trayectos de carreteras.

Los presos vascos eran sometidos a condiciones excepcionales también de aislamiento y castigo, en cárcel de alta seguridad, en estos años tras el cese definitivo de la lucha armada por parte de ETA (2011) y gracias al empuje del pueblo vasco, que nunca abandonó a sus luchadores encarcelados, se ha conseguido que gran parte de los presos de ETA se encuentren en prisiones del País Vasco y los que no, a cárceles españolas, pero de zonas más cercanas a la espera de su traslado definitivo.

La autonomía vasca además, ha recibido competencias para administrar sus cárceles y gran parte de los prisioneros trasladados han recibido beneficios penitenciarios, avanzando en la resolución de uno de los problemas más doloroso del conflicto político entre el pueblo vasco y el estado español.

La convocatoria que cada año hace la red de apoyo a los presos de ETA Sare, encabezada como siempre por los familiares de los detenidos, donde solo se ha gritado la consigna «euskal presoak, etxera» (presos vascos a casa), se centró principalmente en reclamar que a los presos de ETA se les aplique la «ley penitencia ordinaria y se ponga fin a todas las medidas de excepción», tras reconocer que el problema principal de «la dispersión" está pronto a concluir.

En palabras de Joseba Azkarraga del colectivo SARE, tras más de 30 años, la política penitenciaria de alejamiento de Euskal Herria de los presos de ETA «está llegando a su fin, pero queda aún un largo camino por recorrer para traerlos a casa» y eso será «cuando los jueces y los fiscales dejen de retorcer las leyes» y que «la venganza y el odio se destierren para siempre y se utilice la ley para posibilitar la convivencia en este país".

 

Foto: NAIZ

 

Estas leyendo

Los vascos: el ejemplo de un pueblo que no olvida a sus presos