En Haití se está dando una lucha sin cuartel contra la epidemia del cólera, que ya ha enfermado a más de 121 500 haitianos, de los cuales 2 707 fallecieron.
Las noticias que llegan de la vecina República Dominicana tampoco son halagüeñas, pues su ministro de Salud Pública, Bautista Rojas Gómez, informó este domingo del aumento de las personas infectadas por el peligroso mal, con 23 nuevos casos, lo que eleva a 105 el número de quisqueyanos afectados.
Ante tal adverso panorama, la Brigada Médica Cubana de más de 1 300 miembros, el mayor contingente extranjero en Haití para enfrentar el cólera, apela a todos sus recursos, y entre ellos sobresale la labor de los 42 Grupos de Pesquisa Activa desplegados en la accidentada geografía haitiana, los últimos de ellos creados en la isla La Tortuga, departamento Noroeste, y en Corail, en la Grand Ansé, en la península.
Esos grupos son pequeñas unidades sanitarias móviles, que tienen como promedio cinco miembros entre médicos y enfermeras, que desde las posiciones que ocupa la Brigada en los diez departamentos haitianos, se dirigen a las más de 200 subcomunas rurales de muy difícil acceso y carentes de servicios médicos, en las cuales se conoce del avance de la epidemia sin control alguno.
Entrevistada para el periódico Granma, la médico chilena María Elisa Chávez, egresada de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) en el 2005, y en este país desde febrero pasado como parte de la Misión Médica de la mayor de las Antillas aquí, asegura que la emergencia por el cólera le ha exigido profesionalmente más que la provocada por el terremoto.
«He tenido ahora con el cólera un mayor desafío profesional. Es verdad que con el terremoto tuvimos muchos pacientes lesionados, que requerían atención médico-quirúrgica de urgencia, pero con esta epidemia nos enfrentamos a un problema epidemiológico, que pudiera afectar a toda la población haitiana y a otros países de la región», asegura.
La doctora Elisa Chávez, quien recuerda que en Chile se vivió muchos años atrás una epidemia de cólera, pero nada comparado con lo de Haití, habla con entusiasmo de los Grupos de Pesquisa Activa, «como un importante camino para enfrentar este mal».
Ella formó parte de uno de los primeros grupos de penetración profunda hacia las montañas de Mohotiere y Montale, subcomuna de Trou D'Eau (comuna de Thomazeau, departamento Oeste) de unos 4 000 habitantes.
Sin reparar en su menudo cuerpo, echó a sus espaldas, como el resto de sus colegas, una pesada mochila con sales de rehidratación, cloro, otros medicamentos, manuales educativos, además de medios de supervivencia individual, para como una misionera ir a los más apartados rincones de la geografía de esta nación caribeña buscando a los enfermos de la epidemia, y salvarles la vida.
En apenas tres semanas estas pequeñas unidades móviles, de las que forman parte un médico haitiano graduado en la ELAM y también líderes informales de las localidades, para facilitar la comunicación en creole, han pesquisado a más de 193 000 personas, entre quienes detectaron 1 314 contagiados, que hubieran muerto de no haber sido tratados a tiempo.
«Tiene mucha validez haber creado estos pequeños grupos, cuyo trabajo permite disminuir la incidencia de esta enfermedad y evita que las personas continúen muriendo.
«Muchos habitantes en esas aldeas fallecen y no saben qué es lo que los mató. Saben que tuvieron diarreas, pero nunca antes habían conocido que por por esa causa se podían morir en pocas horas.
«Entonces cuando hacemos las pesquisas en estos poblados de difícil acceso te dicen: mi familia murió y no sabemos de qué.
«Y tú le preguntas si tuvieron diarreas y vómitos y te responden afirmativamente; entonces sabemos que fueron contagiados por el terrible padecimiento.
«A los casos de cólera nosotros les damos sales de rehidratación y les proporcionamos el medicamento, y en los lugares donde no hay enfermos impartimos charlas sanitarias, que incluyen indicaciones sobre los hábitos de salud e higiene adecuados para evitar la propagación del mal. También les indicamos adónde tienen que acudir ante los primeros síntomas de la enfermedad», afirma.
«Esta tarea significa un gran esfuerzo físico para todos nosotros, pero nos reconforta que al menos logremos en alguna medida mejorar la realidad de estas personas», manifiesta la joven doctora.
FOTO: LA MÉDICO CHILENA MARÍA ELISA CHÁVEZ (IZQUIERDA), EGRESADA DE LA ELAM, EN EL MOMENTO QUE PREPARA SU MOCHILA CON LOS MEDICAMENTOS PARA LA PESQUISA EN LAS MONTA'AS DE MONTALE.