Linchamiento mediático, despidos, cancelación, acusaciones de antisemitismo y persecución están sufriendo en el mundo anglosajón algunas de las figuras del espectáculo internacional que se han manifestado en contra del genocidio que está perpetrando el Estado de Israel contra la población de Palestina. Una suerte de «macartismo» del siglo XXI.
Por Alejandro Baeza
El macartismo (McCarthyism en inglés) es un concepto que aplica a un período de la década de 1950 en EEUU caracterizado por una verdadera caza de brujas contra personas por su simpatía por el comunismo o la izquierda, muchas de ellas figuras del arte y espectáculo, principalmente en Hollywood.
Su nombre es alusión al senador republicano Joseph McCarthy (1908-1957), líder de esta persecución que desencadenó un extendido proceso de declaraciones, acusaciones infundadas, denuncias, interrogatorios, procesos irregulares y listas negras contra miles de personas personas acusadas de deslealtad, comunismo, subversión o incluso traición a la patria sólo por su forma de pensar sin respeto el debido respeto a un proceso legal y sin consideración a los derechos humanos.
Dentro de las víctimas estuvieron los escritos Bertolt Brecht y Alvah Bessie, el guionista Dalton Trumbo, el director Edward Dmytryk, el cantautor Pete Seeger o la leyenda del cine, Charles Chaplin, entre otros. Las personas que entraban en las listas negras eran despedidas, defenestradas y se les impedía conseguir trabajo, incluso bajo amenza a que el medio que les contratara fuera acusado de trabajar a sueldo de comunistas.
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Setenta años después, una suerte macartismo solapado se está viviendo actualmente, principalmente en EEUU y Reino Unido, donde figuras del espectáculo que han manifestado públicamente su rechazo al exterminio que están realizando actualmente las tropas de ocupación israelíes contra la población palestina.
La reconocida Susan Sarandon -ganadora de un Oscar como mejor actriz por su papel en la película Dead Man Walking de 1995- fue cancelada de la agencia que llevaba su carrera, United Talent Agency, luego de haberse pronunciado en contra del genocidio contra Palestina en un mitin en Nueva York, pese a que la manifestación Sarandon señaló que criticar a Israel no debe considerarse antisemita, y declaró estar en contra del antijudaísmo y de la islamofobia.
La actriz también publicó un vídeo en la red social X/Twitter del concierto de Roger Waters en Uruguay, en el que el que se incluían fotografías de niños de Gaza acompañados con las frases «alto al genocidio» y «todos tenemos derechos» durante la interpretación de una de sus canciones.
Lo mismo sucedió con la compañía cinematográfica estadounidense Spyglass Media Group que eliminó a Melissa Barrera del elenco de séptima entrega de la saga de terror Scream, debido a comentarios en sus redes sociales contra la matanza que realiza la entidad sionista contra Gaza. La acción fue respondida por la también integrante del elenco de la película, protagonista de la exitosa Merlina y amiga personal de Barrera, Jenna Ortega, quien renunció al filme en solidaridad ante la cancelación.
No obstante, el caso más emblemático de todos lo representa la leyenda viviente de la música, como bajista, compositor y líder de la emblemática banda Pink Floyd, Roger Waters, quien lleva años denunciando los crímenes de lesa humanidad de las tropas de ocupación del Estado de Israel en Palestina, lo que le ha valido que casi no pueda presentar sus shows en Estados Unidos más que en teatros pequeños, está ausente de los grandes medios y sea calificado -como suele ocurrir- de «antisemita».
Un caso curioso ocurrió con el actor Mark Ruffalo, pues criticó que el ultraderechista Benjamin Netanyahu llamara «daños colaterales» a los miles de víctimas fatales en Gaza, la mayoría niños y niñas. El actor que interpreta a Hulk ha sido conocido por sus declaraciones progresistas, incluso se ha identificado a sí mismo como anticapitalista. Ya había criticado anteriormente al Estado de Israel, pues en los bombardeos contra Gaza de 2021, les había calificado como genocidio en sus redes sociales, pero días después y debido a presiones, publicó otro comentario ofreciendo disculpas.
Algo similar le ocurrió hace una década a la cantante Rihanna, quien tras publicar el HT #FreePalestine (Palestina libre), tuvo que borrar el tweet y fue su manager quien salió a «explicar» que ella no quería tomar partido y «tan sólo está a favor de la paz».
La persecución es tan absurda, que incluso a las propias personas judías que condenan los crímenes de un Estado como lo es Israel, son tratadas de «odiarse a sí mismas», como ha ocurrido con el animador Jon Stewart o el académico Norman Finkelstein, que el lobby pro israelí es encargó de arruinarle su carrera tras la viralización de un video en que compara el actuar sionista con los crímenes nazis.
En 2014 la revista estadounidense The Hollywood Reporter publicó un artículo titulado «Regla Número uno: hable de cualquier tema político en Hollywood... excepto de Gaza» en el que analizaba los motivos por los que dentro de la industria del entretenimiento no habla del conflicto entre Israel contra Palestina, con la mayoría de los artistas y ejecutivos de los grandes estudios evitando pronunciarse al respecto, apuntando a «la afinidad y el apoyo político» hacia el Estado de Israel por parte de los altos ejecutivos de Hollywood -muchos de los cuales son judíos sionistas- y que lleva dándose desde hace décadas.
Si bien esta persecución macartista es fuerte principalmente en países anglosajones, también se vive con gran fuera en Europa. No obstante, en América Latina existe algo más de libertad en este tema, salvo en Argentina, donde también se castiga a quien defienda los derechos de los palestinos. Incluso diversas cadenas de hoteles se negaron a prestar sus servicios a Roger Waters en su reciente visita a Buenos Aires. En nuestro país, la organización denominada «Comunidad Judía de Chile» interpuso un recurso de protección contra la productora DG Medios para censurar las alusiones del música al genocidio que está perpetrando el Estado de Israel, acción que lógicamente fue rechazada.