El rechazo masivo al Decreto N°243 del Minsal reavivó el debate sobre los derechos sexuales y reproductivos en Chile. Pese a que la entidad reculó sobre la medida tras el amplio rechazo de la población -masivamente matronas y matrones-, la discusión sigue abierta respecto a elementos de fondo.
El 23 de mayo, miles de matronas y matrones se movilizaron en rechazo al Decreto N°243 del Ministerio de Salud (Minsal), el cual implicaba modificaciones de la Norma Técnica N°150 y que modificaba los criterios para clasificar y organizar establecimientos hospitalarios de Chile.
El Decreto, indicó el Colegio de Matronas y Matrones de Chile, «se traduce en que la unidad de Ginecología pasa a Médico Quirúrgico, la Neonatología a Pediatría, y las Urgencias y Pabellones serán indiferenciados» lo cual, a criterio del gremio «pone en riesgo nuestra profesión y atenta contra la salud sexual y reproductiva».
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La situación escaló a tal punto que el Minsal se vio en la obligación de recular y abrir una mesa de trabajo con las y los trabajadores. En este sentido, el escenario se encuentra abierto a considerar elementos relevantes para una discusión profunda sobre la salud sexual y reproductiva en el país.
En contacto con RESUMEN, Yasna Badilla, matrona egresada de la Universidad de Concepción y actual trabajadora del CESFAM Los Volcanes como matrona de Atención Primaria de Salud (APS), explicó que «trabajamos con gestantes, las cuales en muchos casos son derivadas a la urgencia maternal, donde son atendidas por ginecólogos, matronas y TENS especializados en patologías Ginecoobstétricas y están capacitados para cualquier emergencia que allí ocurra». Ante esto, señala que la norma del Minsal «propone una catástrofe que sería tener urgencias indiferenciadas, lo que significa que el médico de turno (no necesariamente Ginecólogo) puede recibir a una gestante cursando con alguna complicación -por ejemplo; crisis hipertensiva, síndrome de HELLP, rotura uterina, colestasis intrahepática, entre otras- cuyo manejo es y debe ser realizado por profesionales Ginecólogos y matronas».
Badilla explicó que, por otro lado, la norma proponía «fusionar neonatología con pediatría, saturando aún más el servicio y no otorgando un cuidado especializado al recién nacido que requiere su cupo en neonatología», mientras que «el área de Ginecología y Obstetricia pasaría al área Medico Quirúrgico en el nivel terciario de atención, es decir, el área de hospitalizados», lo cual representaría «un retroceso y atenta contra la atención diferenciada y especializada que requieren las problemáticas de salud sexual y reproductiva».
En este sentido, Yasna alertó que «la gestión de la salud pública no puede darse el lujo de excluir el enfoque de género, ya que hacerlo es vulnerar derechos fundamentales», por lo que este punto tendría que incluirse en la discusión. Esto, toda vez que, de aplicarse la cuestionada norma, «las consecuencias hubieran sido vistas en momentos especialmente sensibles como el parto, el duelo gestacional, procedimientos relacionados a Ley IVE o las atenciones por violencia sexual, además de las patologías obstétricas».
De igual forma, Badilla enfatizó en que, tras abrirse el diálogo, se espera que «también sea instancia para regularizar procesos en todos los niveles de atención», recordando que «avanzar en este tipo de cambios sin diálogo y sin perspectiva de género empobrece la política pública, disminuye la confianza en las instituciones y empeora los resultados en salud de la población afectada».
Valentina Rodríguez, matrona egresada de la Universidad de Concepción y creadora de la página «Lunera Menguante«, explicó a RESUMEN que «para realizar ajustes en los protocolos nacionales de salud garantizando que efectivamente tengan pertinencia, se debe incorporar la visión los colegios profesionales y técnicos que se vean involucrados considerando además, que la norma técnica 150, según declaró el mismo Ministerio, buscaba "optimizar" la atención hospitalaria».
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En este sentido, Rodríguez señaló que «redefinir la atención gineco-obstétrica de la manera en la que se planteaba en primera instancia precarizaba de manera directa la atención a esas mujeres, cuyas necesidades son específicas y especializadas». Esto, a criterio de la matrona, no es una sorpresa, debido a que «se limitó la participación del Colegio de Matronas en la creación de esa misma, siendo nosotras quienes velamos por la protección de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres en el país».
Así, explica que «quitar las áreas de especialización en atenciones exclusivamente de mujeres no solo responde al "envejecimiento poblacional, la multimorbilidad y la creciente demanda por cuidados prolongados", como justificaba el Ministerio, sino que también con el androcentrismo, que reviste indiscutiblemente a la medicina tradicional ya que se niega la realidad inherente que representa el ser mujer, sobre todo en lo que respecta a su vida sexual y reproductiva».
Ante esta situación, señala Rodríguez, «no es sorpresa que no solo el gremio se haya levantado sino que también la sociedad civil, encabezada por mujeres que han recibido atenciones profesionales por parte de nosotras y que reconocen la importancia de nuestro rol, lo que al menos a nivel personal, encontré muy bonito y conmovedor».
Por esto mismo explica que «no se debiese volver a poner en duda la relevancia que tienen estas unidades para la salud sexual y reproductiva de las mujeres y, que todo el movimiento público que tuvo el vernos enfrentadas a ese futuro que indudablemente sería distópico nos haga entender que sin nosotras, ¡Nunca más!».