[resumen.cl] Mientras era ministro de Energía bajo la administración de Michelle Bachelet, Pacheco respaldó la aprobación del cuestionado proyecto gasífero que se pretendía instalar en las costas de Penco-Lirquén. A la fecha, el proyecto aún no logra realizarse frente a la oposición de la población.
Esta semana el gobierno encabezado por Gabriel Boric optó por establecer como presidente del directorio de la Corporación Nacional del Cobre de Chile a Máximo Pacheco, militante del Partido Socialista que cuenta con antecedentes político-institucionales como la vicepresidencia de la misma institución en 1990 y colaborador directo de la campaña presidencial de Ricardo Lagos.
Sin embargo, es más bien recordado como ministro de Energía bajo el segundo mandato de Michelle Bachelet, donde lideró una criticada cartera ante el auge de conflictos socioambientales frente al avance de diversos proyectos cuestionados por las comunidades.
Ejemplo de esto fue su respaldo dado abiertamente en junio de 2016, mientras encabezada la cartera ministerial, del proyecto GNL Penco, el cual consta de un terminal gasífero en la Bahía de Concepción vinculado al desarrollo de una termoeléctrica en la comuna de Bulnes, proyecto anteriormente conocido como Octopus.
Te puede interesar| Informe de Conaf acredita que empresa hidroeléctrica taló árboles nativos vulnerables en faenas de proyecto Central Rucalhue
A fines de junio de 2016, el ingeniero comercial que ahora encabezará la gestión de Codelco indicó: «Estamos muy contentos con que la Comisión de Evaluación Ambiental del Biobío haya aprobado, de forma unánime, el terminal de GNL Penco-Lirquén».
Asimismo, aseguró que pretendía que el cuestionado proyecto «sea la puerta de entrada para el gas natural proveniente del resto del mundo», lo cual se vinculaba con permitir «dar cumplimiento a la Agenda de Energía que impulsa el gobierno, donde buscamos que haya un mayor desarrollo del gas».
Opuesto a lo planteado por Pachecho, las comunidades mantuvieron su oposición al proyecto, decantando en diversas protestas en distintas comunas del Gran Concepción, logrando frenar un proyecto que aún no es realizado y que cuenta con capitales transnacionales de empresas estadounidenses y francesas, además del financiamiento de familias chilenas.