El medio Folha de São Paulo, uno de los más grandes de Brasil, filtró la postura del gobierno de Lula respecto a Boric tras las declaraciones sobre Venezuela que afectaron la maniobra geopolítica de integración regional, en que califican al mandatario chileno como «un rehén de la derecha», «un líder que no comprendió el contexto de su victoria», «un mal ejemplo para la izquierda en América Latina», entre otras.
Por Alejandro Baeza
La columna titulada Governo Lula vê Boric refém da direita e Chile como exemplo a ser evitado (El gobierno de Lula ve a Boric como un rehén de la derecha y a Chile como un ejemplo a ser evitado) publicada en el masivo Folha de São Paulo filtró la visión que tiene el gobierno brasileño sobre Gabriel Boric, esto a raíz del lamentable cuestionamiento que hizo el presidente chileno respecto a la postura de Estado de Brasil, el anfitrión del evento, sobre la presencia del presidente de Venezuela.
Es que Lula da Silva, en una maniobra geopolítica y pretendiendo retomar el rol que debe tener Brasil como líder regional, invitó a todos los presidentes sudamericanos -indistintamente de su posición política- a reunirse en Brasilia para avanzar en materias de cooperación e integración en una serie de áreas.
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Eso fue uno de los principales problemas para los grandes medios de comunicación en América, la foto de todos los presidentes sudamericanos juntos, con Nicolás Maduro.
Entonces, Boric dio la cuña que estos necesitaban para criticar la instancia en sí misma y cuestionar la reunión que organizó y encabezó Lula. No quiere decir que no se pueda cuestionar al gobierno venezolano, que tiene muchas cosas para criticar, sino que no era el momento ni el lugar, pues otras tribunas para hacer eso existen por montones, además, sólo se enfocó en este país sin mencionar las graves crisis democráticas que viven Ecuador y Perú, con masivas violaciones a los derechos humanos en este último.
En su incontinencia por hablar de Venezuela, como se diría en el lenguaje coloquial chileno, Boric le «meó el asado» a Lula y su jugada geopolítica de suma importancia para soberanía continental, donde tras su llamado, 12 gobiernos de distinta índole se reunieron para trazar una hoja de ruta en común en áreas económicas, seguridad, migración, cooperación, etc. Ni los presidentes de Ecuador y Paraguay que son de derecha, ni el enviado de Perú sintieron la necesidad de opinar de Venezuela o la presencia de Maduro, sólo lo hicieron el derechista Luis Lacalle Pou de Uruguay y Gabriel Boric, siendo este último más útil para medios al servirles por ser cercano a posturas progresistas.
Esto habría causado molestia en el gobierno brasileño. Según señala Folha, «El presidente chileno Gabriel Boric, quien vino a Brasil esta semana para una reunión de líderes sudamericanos organizada por Lula (PT) y se opuso a las declaraciones del petista sobre Venezuela, es considerado por el gobierno brasileño como un mal ejemplo para la izquierda en América Latina.»
Además, el medio, de carácter conservador, agregó que «Según la percepción de los miembros del gobierno, Boric se convirtió en aquello que Lula debe evitar a toda costa: un líder que no comprendió el contexto de su victoria, las limitaciones de su poder y permitió que la derecha, en poco tiempo, volviera a dominar la agenda del país.»
En consecuencia, se puede calificar este accionar como un papelón. Boric utilizó una instancia internacional para quedar bien a la interna con los políticos y medios chilenos, en lugar de privilegiar los intereses nacionales en el escenario mundial.