[resumen.cl / Fotos de Naiz.info] 175 mil vascos estrecharon sus manos para conformar una cadena humana que unió los 202 kilómetros que separan a las tres capitales de Euskadi, de norte a sur: Donostia (San Sebastián), Bilbo (Bilbao) y Vitoria (Gasteiz). La convocatoria organizada por la plataforma ciudadana que reúne actores, cantantes, deportistas, cocineros, intelectuales, entre otros, denominada Gure Esku Dago (Está en nuestra mano), concitó el apoyo de la mayoría social, sindical y política de Euskadi.
Luego de la desaparición de ETA y con ella el fin de la vía armada, el independentismo vasco sigue la estrategia soberanista catalana, que previo al referéndum independentista del 1 de octubre del 2017, realizó acciones como esta.
Previamente, el 2016, Gure Esku Dago (GED) había desarrollado una cadena humana entre la localidad de Durango y Iruñea (Pamplona), donde más de 100 mil personas unieron 123 Km. Entre Euskadi y Navarra, reclamando la integridad territorial de Euskal Herria (territorio vasco), a partir de ese año, también emulando el ejemplo catalán, GED se volcó a la realización de referéndum en distintas localidades de Euskal Herria, los cuales se han seguido desarrollando durante este año.
El impacto del proceso independentista en Cataluña es visto con enormes simpatías entre los vascos, pueblo que pagó y sigue pagando un alto costo debido a la lucha por la autodeterminación: centenares de vascos permanecen encarcelados en situaciones excepcionales y apartados a centenares de kilómetros de sus familias, tras cinco décadas de lucha armada por la independencia.
En la cadena humana, donde se hicieron presentes representantes de las 3 principales fuerzas políticas de Euskadi -PNV, Podemos y EH Bildu, que juntos reúnen casi el 75% del electorado, los partidos españolistas representan tan solo el 25%- se hicieron ver la solidaridad con los presos políticos y exiliados catalanes, represaliados por el estado español por levantar un referéndum en favor de la independencia.
Así también la manifestación se mostró solidaria, en el kilómetro 193, con los jóvenes de Alsasua, poblado de una localidad navarra, donde tras la pelea de bar entre policías españoles y jóvenes de la localidad, se terminó con un juicio lleno de vicios en los cuales se les trato incluso de imputar delito terrorista a los jóvenes y donde, a pesar de quedar desacreditados los testimonios policiales en el proceso con pruebas tan irrefutables como un video de los hechos, los jóvenes recibieron condenas por una riña que alcanzan la desproporcionada condena de hasta los 13 años de prisión.
Entre los condenados se encuentra el joven que filmó los sucesos que desmienten la versión oficial.
La situación de los prisioneros políticos catalanes y la de los jóvenes de Alsasua, son demostraciones concretas que el estado español no pretende retroceder en su lógica de ocupación, tanto de Cataluña como de Euskal Herria. Sin embargo, manifestaciones como ésta van ampliando aún más la base social en el país vasco que ve que la desconexión es necesaria y posible.
Fotos: https://www.naiz.eus/