El movimiento BDS condena rotundamente a los gobiernos del Occidente colonial por, una vez más, apoyar hipócritamente al apartheid Israel y adoptar su engañosa cronología de la «violencia» actual como si todo hubiese comenzado esta mañana con la poderosa reacción armada del pueblo palestino oprimido en Gaza. Esta cronología sesgada pretende ocultar la violencia colonial inicial del opresor y su intensificación durante décadas.
El Gobierno de extrema derecha israelí, el más racista, fundamentalista y radical de la historia, ha intensificado sin piedad su limpieza étnica, asedio, asesinatos, privación de libertad y humillación diaria de millones de personas palestinas indígenas en la Franja de Gaza y Cisjordania ocupadas, incluyendo Jerusalén Oriental. Creía que su brutalidad desenmascarada obligaría al pueblo palestino a rendirse sin más y a aceptar la opresión como destino.
Israel está embriagado de poder e impunidad como resultado de la incondicional complicidad, financiación y armamento de Estados Unidos y Europa, la vergonzosa normalización y alianzas militares con dictaduras árabes, y la complicidad de la Autoridad Palestina. Por ello, el régimen de Netanyahu consideró que era el momento de enterrar la «cuestión de Palestina» de una vez por todas.
Ignorando este contexto clave, las voces de Occidente nuevamente están condenando los «ataques violentos» palestinos contra Israel.
Independientemente de cómo las personas en todo el mundo entiendan la resistencia armada y cómo la regule el derecho internacional, no pueden sino estar de acuerdo con el educador brasileño Paulo Freire quien dijo:
«Con el establecimiento de una relación de opresión, la violencia ya ha comenzado. Nunca en la historia la violencia ha sido iniciada por los oprimidos... La violencia la inician quienes oprimen, quienes explotan, quienes no reconocen a los demás como personas, no quienes son oprimidos, explotados y no reconocidos».
Puesto que la opresión es la causa fundamental de la violencia, para acabar con toda la violencia -la violencia inicial y continua de quienes oprimen y la resistencia reactiva de quienes son oprimidos y oprimidas- debemos actuar para acabar con la opresión. Como se demostró en la lucha sudafricana que desmanteló el apartheid en ese país, exponer y acabar con la complicidad estatal, corporativa e institucional con el régimen de 75 años de Israel de colonialismo de asentamientos y de apartheid, especialmente a través de las tácticas de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS), son las formas más éticas y estratégicas de solidaridad internacional para acabar con toda opresión y con toda violencia. Sólo así podremos alcanzar la libertad, la justicia, la igualdad y la dignidad.