Murió Guillermo Rodríguez, un luchador revolucionario

La madrugada de este sábado dejó de existir el ex militante del MIR y combatiente de la resistencia contra la dictadura militar Guillermo Rodríguez Morales. El deceso se produjo en el hospital de Puerto Montt donde se encontraba internado, aquejado por secuelas de un accidente cerebro vascular sufrido a mediados del año pasado.

Por Darío Núñez

Guillermo Rodríguez era originario de Santiago; desde hace unos años se trasladó a vivir en la comuna de Maullín, en la costa de Puerto Montt, donde falleció a los 72 años de edad. Fue un reconocido militante revolucionario que durante la lucha contra la dictadura encabezó las Milicias de la Resistencia Popular. Desde muy joven se integró a las organizaciones y acciones populares propias de la época de los años 60 del siglo pasado.

Se hizo públicamente conocido con el apodo de "El Ronco", debido a la peculiar característica de ronquera que le quedó como consecuencia del envenenamiento de que fue objeto a fines del año 1981 cuando se encontraba prisionero en la Cárcel Pública de Santiago. Entre sus camaradas de organización también se le conocía como "Diego" y "Alma Negra", entre otros apodos adoptados en su larga trayectoria militante y de vida clandestina.

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A fines de los años 60 formaba parte de grupos de estudiantes secundarios que reunían a los sectores más radicales del estudiantado organizado en pro de demandas propias y en solidaridad con las movilizaciones populares de diversos sectores de trabajadores. A poco andar se integró al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y allí se desempeñó en la Brigada Secundaria de esa época, antecesora del Frente de Estudiantes Revolucionario (FER) que prontamente impulsó el MIR.

En 1970, en el marco del triunfo popular de Allende y su ascensión al gobierno, fue integrado al GAP, el dispositivo de protección en torno al presidente que organizó el MIR, permaneciendo en esa función hasta que esa organización deja de cumplir esa labor en 1972, siendo reemplazada por militantes del PS. Luego de ello, Guillermo Rodríguez es enviado a integrarse al Cordón Cerrillos, a apoyar las tareas de construcción de poder popular en esa zona de la capital.

Allí lo sorprende el golpe militar y allí fue detenido el 14 de septiembre de 1973. Posteriormente fue sometido a uno de los bastardos consejos de guerra impuestos por las tropas golpistas siendo condenado a 23 años de presidio. Luego, en 1975, acogiéndose a un decreto que conmutaba las penas de cárcel por el extrañamiento, es expulsado del país saliendo con destino a Canadá y tras unos años de exilio, inicia el camino de regreso a luchar en Chile.

Ingresa clandestino a mediados de 1979 y de inmediato se integra a las tareas propias de la resistencia armada que impulsaba el MIR. Previo a su ingreso al país había realizado una intensa y específica preparación militar, producto de ello es destinado a organizar las Milicias Populares y lidera el proceso organización y formación de esas unidades de la resistencia.

Sin embargo, fue detenido en agosto de 1981 siendo sometido a flagelos y torturas, y nuevamente condenado por un fraudulento proceso por la justicia militar que intentó aplicarle la pena de muerte. No pudiendo concretar esa condena, lo sentenciaron a cadena perpetua. No obstante, tan solo unos meses después, a comienzos de diciembre de 1981, fue envenado en prisión por agentes represivos con toxina botulínica introducida subrepticiamente en la comida que le era enviada por la familia. El envenenamiento lo afectó a él junto a otros cuatro de sus compañeros presos políticos y a un par de presos comunes con quienes compartían la comida. Resultaron muertos dos presos comunes y los otros cinco afectados lograron sobrevivir luego de un largo tratamiento médico.

Por este hecho criminal, recién en diciembre de 2023, la Corte Suprema confirmó las condenas sobre cuatro agentes del Ejército y uno de Gendarmería por su responsabilidad en la comisión de los delitos de homicidio calificado consumado y homicidio calificado frustrado. En la sentencia se condenó, en calidad de autores de los siete delitos, al médico y ex general de Ejército Eduardo Adolfo Arriagada Rehre, al médico veterinario y ex coronel Sergio Eduardo Rosende Ollarzú, al ex teniente coronel Jaime Fuenzalida Bravo, y al ex coronel Joaquín Larraín Gana a 15 años y un día de presidio, en carácter de crímenes de lesa humanidad. Mientras que, el entonces alcaide del recinto penal, Ronald Carlos Nemesio Bennett Ramírez, fue condenado a 10 años y un día de presidio, como cómplice de los delitos.

Guillermo Rodríguez sobrevivió al intento de asesinato, pero siguió en prisión hasta el término de la dictadura. Una vez recuperada su libertad, se integra a participar en diversos colectivos sociales que impulsan la lucha popular en Santiago. Simultáneamente se dedica a escribir diversos relatos, cuentos, poemas, testimonios y novelas, que dan cuenta de su trayectoria y de las distintas etapas de su historia militante. Entre estos textos podemos encontrar los libros "Haceldama", "Hacia el final de la Partida", "De la Brigada Secundaria al Cordón Cerrillos", "Destacamento miliciano José Bordáz", entre otros. 

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