El único museo de la provincia con mayor historia del país, decae en presupuestos, al mismo tiempo que el Estado anuncia la creación de un Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio e instala un nuevo Servicio Nacional del Patrimonio Cultural y Direcciones Regionales en todo Chile.
Por Joaquín Pérez
El Museo de Historia Natural de Concepción, actualmente ubicado a la entrada del Barrio Puchacay, posee 121 años de historia. Fue fundado por un naturista británico avecindado en la ciudad a principios del siglo XX (1902). En 1929 el Estado de Chile decidió reunir en un organismo (la ex DIBAM) a 10 instituciones patrimoniales del ámbito cultural existentes en el país: El Registro Conservatorio de la Propiedad Intelectual, la Biblioteca Nacional, el Archivo Nacional, el Museo Nacional de Historia Natural, el Museo Nacional de Bellas Artes, el Museo Histórico Nacional, la Biblioteca Santiago Severín de Valparaíso, el Museo de Historia Natural de Valparaíso, el Museo de Talca y el Museo de Historia Natural de Concepción.
Desde ese entonces hasta hoy, por extraño que parezca, en la provincia de Concepción con toda la riqueza de su historia militar, política, social, económica y cultural, el Estado no ha construido ninguna otra institución que resguarde ese patrimonio cultural y por el contrario, los recursos para sostener este único museo estatal de la provincia se ven cada día más disminuidos. Es más, el Museo de Historia Natural de Concepción ni siquiera tiene casa propia, funciona en un espacio (insuficiente) cedido en comodato.
Solo el último año (del 2022 al 2023), el Museo de Historia Natural de Concepción, como dijimos una de las 10 instituciones fundadoras de la ex DIBAM, vio disminuidos sus recursos un 30%. El único museo de la provincia con mayor historia del país, decae en presupuestos, al mismo tiempo que el Estado anuncia la creación de un Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio e instala un nuevo Servicio Nacional del Patrimonio Cultural y Direcciones Regionales en todo Chile.
Transversalmente la clase política que nos gobierna, celebra estos acontecimientos, que sin duda generan una serie de cargos de jefatura administrativa que son parte de su cuoteo político, o del botín del Estado como se le ha dado a llamar. Sin embargo, en la práctica, las instituciones que históricamente han resguardado el patrimonio cultural de este país no sólo prosiguen un lento y largo proceso de decadencia de las ultimas décadas, sino que incluso lo aceleran y agudizan en los últimos cinco años.
La situación del Museo de Historia Natural de Concepción no es muy distinta al de muchas unidades de la ex DIBAM, no es casualidad que desde la creación del Ministerio de las Culturas, esta institución de larga historia, que nunca vivió un Paro Nacional de sus trabajadores y trabajadoras, ya registre cuatro de estas movilizaciones en los últimos años. Desde el Gobierno informan que los presupuestos del Servicio teóricamente aumentan, lo que no informan es que los recursos son concentrados a partidas que no se pueden ejecutar por falta de personal o que esos recursos no llegan a las instituciones patrimoniales, sino más bien se quedan en la nueva estructura burocrática diseñada, que ya a más de cinco años de su implementación ha demostrado ser un rotundo fracaso.
Al parecer a muy pocas personas les perece importar que este país pierda su patrimonio, su historia, su memoria, su identidad, parece ser en los signos de los tiempos que hoy vivimos, que estos temas pasen a segundo plano frente al lucro económico. El Patrimonio es visto hoy sólo como una fachada, una careta para un proyecto empresarial de carácter turístico, que la corrompida política de este país prefiere externalizar a fundaciones privadas. Hoy en la provincia de Concepción, patrimonios como la ex zona del carbón, del patrimonio ferroviario de San Rosendo o el de la cultura campesina asociada al vino pipeño, está asociado más a fundaciones como Pro Cultura que al trabajo del propio Estado y su institucionalidad cultural patrimonial.