La canción «Por Colombia», incluida en el disco Impia Malavita publicado en 2017 por Marcos Rojas bajo el nombre de «Inkognito», permite reflexionar acerca de los procesos que se desarrollan en el país latinoamericano. Desde el caminar por las calles colombianas hasta hechos de su historia «no oficial» forman parte de esta notable pieza musical que hermana al rap y el jazz junto a la cotidianidad del país.
Por Javier Arroyo Olea
El abogado Javier Ordóñez sufrió múltiples descargas eléctricas por parte de dos agentes de la policía colombiana la noche del pasado 8 de septiembre. El resultado de la violencia policial fue múltiple: la muerte de Ordóñez, el comienzo de investigaciones sobre los presuntos responsables y el inicio de una oleada de protestas que se mantienen hasta la actualidad.
Nuevamente, Colombia se encuentra en la mira respecto a una variable vital a considerar en la comprensión de su contexto: la violencia.
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El desplazamiento forzado, el paramilitarismo y el asesinato de líderes y lideresas sociales son parte de los elementos que conforman el escenario de violencia que se vive actualmente, y desde hace años, en el país latinoamericano; cuestión que es conocida y trabajada, incluso, desde organismos internacionales de derechos humanos.
Ante esto, ¿cómo podemos comprender los procesos que se viven en este país estando físicamente lejos?
La respuesta es múltiple: experiencias de personas cercanas al proceso, lecturas y registros audiovisuales han sido fuentes importantes para realizar este ejercicio. Sin embargo, en este caso, la música -al igual que en diferentes momentos- es una herramienta fundamental.
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Marcos Rojas, bajo el nombre de «Inkognito», publicó en 2017 su disco titulado Impia Malavita.
Con una duración cercana a los 40 minutos, está compuesto de piezas musicales de calidad que, en términos instrumentales, hermanan el rap y el jazz durante toda su duración.
Asimismo, el sample de intervenciones de personas le agrega una contextualización a lo que Inkognito busca plantear en cada una de sus piezas.
Dentro de estas, «Por Colombia» se establece como un insumo importante para lo que nos atañe. Es un recorrido físico y emocional por las calles de Colombia. Inkognito, acompañado de una suave base de rap jazzeado, describe experiencias vividas en el país: desde lo cotidiano hasta la «complejidad» de los procesos políticos.
En este, se generan varios guiños a la historia de resistencia que se ha desarrollado en el país. A modo de ejemplo: «la humildad de todo este pueblo se refleja en su sancocho. La CIA por acá hizo su negocio y el graffiti será eterno como Tripido, mi socio«.
La referencia a Tripido, un joven graffitero asesinado por la Policía Nacional en agosto de 2011, al sancocho como comida referente al país y la constante amenaza (o ejecución) de intervención de los aparatos de inteligencia estadounidense forman parte de solo algunos segundos de la pieza. Acá, la significancia en cada una de las oraciones creadas es la piedra angular.
La canción genera inevitablemente preguntas. Pareciera considerar una invitación a conocer mucho más la historia del país; aquella llamada como «no oficial».
Se establece como un insumo en múltiples dimensiones. Además de su excelente producción en términos musicales, incluyendo la calidad de sonido, posee un mensaje que se encuentra lejos de la arrogancia que se ha posicionado en la escena del rap: es una construcción que nace desde la humildad y el pensar contextualizadamente los conflictos sociales.
La canción también cuenta con un videoclip, el cual hace clara referencia a los cientos de asesinatos a lideres y lideresas sociales en el país.
Nuevamente la música acompaña y emplaza. En este caso, desde la vereda del rap, en perspectiva a aportar a la comprensión de un complejo proceso de la región latinoamericana.
La canción, al igual que el disco, se encuentra disponible en múltiples plataformas digitales.
A continuación, Por Colombia.