
Otros datos relevantes en este sentido, señalan que uno de cada cinco niños vive en la pobreza y que la movilidad intergeneracional es reducida: “los hijos de padres pobres se mantienen en el umbral de la pobreza y los hijos de padres adinerados en el de la riqueza, perpetuando las desigualdades en el tiempo”.
Otro aspecto que revela la precarización laboral de los chilenos, es el alto índice de trabajadores que realiza actividades informales. En 2011 la proporción de trabajadores entre 15 y 64 años que no cotizan en el sistema de pensiones, se situaba en el 30,3 por ciento. Esta cifra sumada a la de contratos no regulares, arrojaría que sólo un 40 por ciento de los trabajadores chilenos tendrían contratos indefinidos y actividades laborales regulares.
La recomendación del organismo en este aspecto fue de manifestar la necesidad de realizar esfuerzos especiales para actualizar la legislación laboral a fin de promover acuerdos de trabajo estables y reducir la segmentación.
Karina Narbona, investigadora de Fundación Sol, señaló que es importante no sobreestimar los datos y apuntó que la precariedad laboral atraviesa los distintos tipos de contrato. “Los análisis sobre precariedad laboral hay que hacerlos un poco más allá de estas categorías clásicas y entender que la precariedad es transversal a nuestro mercado laboral. Es cierto que la precariedad está presente en los trabajadores que están en un rango completamente informal, sin contrato. Pero en aquellos trabajadores que están cubiertos con un contrato, incluso con un contrato indefinido, la precariedad también está latente”, señaló.