Sr. Director
El dicho «ojos que no ven, corazón que no siente» no da cabida en el Caso Fundaciones. Por el contrario, los recientes dichos del ahora exseremi de Vivienda del Maule, Rodrigo Hernández, solo dan cuenta de un descriterio total de la función pública o de una manipulación política para el beneficio personal.
Y es que el renovar un convenio establecido por una institución pública, con una Fundación en la que trabajó y fue gestor de intereses, ya de por sí es un hecho grave. Ahora, se suma un «sin percatarme» como justificación de un negligente hecho, donde están salpicadas las platas fiscales en pos de un modelo de trabajo favorecido por el Estado Subsidiario. Un «no me di cuenta» como en beneficio de los partidos políticos.
No sería extraño que en los casos que se vayan destapando, en un contexto donde todo el espectro político institucional está involucrado, aparezcan otros que omitan lo que leen, o dicen no leer lo que firman.
Pues bien, parece que al menos la militancia de Revolución Democrática debe revisar su Declaración de Principios, donde dicen ser consecuentes en su actuar político. Acá solo hay respeto para el beneficio propio, para círculos de amistades y para no generar transformaciones estructurales. Su respeto es hacia el modelo, y en eso han sido fieles con lo vivido.
Por J. Arroyo Olea
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Imagen de portada: Rodrigo Hernández, exseremi del Maule, Militante de Revolución Democrática