La tercera cuenta pública del presidente Boric, que tuvo una duración de casi tres horas, estuvo marcada por una visión optimista sobre las posibilidades que depara el futuro de nuestro país. De hecho, la cuenta fue sintética respecto del balance y lo alcanzado desde mayo de 2023 a la fecha, pero extensa en cuanto a la definición de metas, anuncios de proyectos de ley y proyecciones de futuro. En varias ocasiones se refirió al aumento de las oportunidades y aprovechar las potencialidades que posee el país en materia de recursos naturales. Asimismo, en el discurso Boric se asumió como el continuador de todos los gobiernos anteriores, desde Patricio Aylwin a Sebastián Piñera, incluido. Por esto y por desechar varias de las transformaciones sustantivas, en el plano económico y social, contenidas en su programa, el actual gobierno se termina asumiendo de manera definitiva como uno de continuidad en relación a los precedentes.
Por Octavio Avendaño
El gobierno había dejado de lado sus pretensiones iniciales de llevar a cabo transformaciones estructurales luego de la derrota del plebiscito de salida, en septiembre de 2022. A partir de ese momento, había apostado por la administración y por resistir a los embates y avances de una derecha más extrema. En la actualidad, y tras la cuenta pública, termina asumiéndose como un gobierno de continuidad. Aparte de la continuidad, llamó la atención el énfasis puesto en la "paz social", en la "normalización" o "estabilización alcanzada", e incluso utilizó expresiones como "respetar la legitimidad del orden social". Algunas de estas expresiones, como "paz social" y "estabilización", se repitieron a lo largo de la cuenta y, en el caso de este último, durante la semana previa en la minuta dada a conocer por su equipo de asesores.
Resulta bastante cuestionable pensar en "paz social" y "estabilización" en un país donde hace cinco años se produjo un enorme estallido social, cuyas causas no lograron ser reconocidas del todo, ni mucho menos enfrentadas de manera adecuada. Al final, la "solución constitucional" demostró no ser el mecanismo efectivo para canalizar el descontento y el malestar social acumulado. El gobierno pretende mostrar "normalización" y "paz social" en circunstancias de que ha debido recurrir, durante todo su mandato, a estados de excepción, tal como antes lo hizo desde octubre de 2019 el gobierno de Piñera. En esto existe una clara continuidad entre el actual y el gobierno anterior. Pero además los partidos del pacto "Apruebo dignidad" se han esmerado en controlar y mantener en el inmovilismo a una parte del movimiento social, para de ese modo asegurar gobernabilidad. El mayor inmovilismo se ha podido apreciar en el ámbito sindical y estudiantil. Así, el oficialismo adopta una estrategia parecida a la utilizada por la ex Concertación, en los inicios de la transición y durante la primera parte de la década de los 90'.
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En términos de contenido, en su discurso el presidente definió un conjunto de áreas con sus respectivas metas, partiendo por la seguridad y protección de la familia, siguiendo con el crecimiento económico, la inversión pública, las amenazas al sistema democrático y el tema de los cuidados, junto a una serie de otros anuncios en deporte, cultura y educación. Una parte de la cuenta estivo centrada en la "paz social" y la "estabilización económica", mientras que la otra –la más progresista– orientada hacia temas culturales y valóricos, en donde destacaron el anuncio de un proyecto de eutanasia y otro de aborto libre. Varias de las propuestas, incluido estos dos últimos proyectos anunciados, junto al de la deuda histórica de los profesores, dependen de un Congreso en el cual el gobierno no cuenta con mayoría.
Frente a las metas propuestas, pero considerando las limitaciones institucionales y políticas, así como el modo en que el gobierno asumió sus funciones y otras responsabilidades en el último año, cabe reflexionar sobre los siguientes puntos:
En primer lugar, ¿cómo podría combinar un cambio en la matriz energética con la persistencia de un modelo extractivista?. Se habló en la cuenta del hidrógeno verde y de revertir la crisis hídrica, en circunstancias de que la estructura productiva se ha mantenido inalterada. Las apuestas en la minería, y lo que se viene en relación al precio del cobre, influirán para que este país termine siendo más extractivista a fines del gobierno de Boric que como era al comienzo de su mandato.
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En segundo lugar, habría que destacar lo lento que ha sido el proceso de recuperación económica. No obstante, se anunció con gran optimismo una rápida recuperación junto a retomar el camino del crecimiento económico. La apuesta, a este nivel, es a través del aumento de la inversión extranjera, la alianza publico-privada y la inversión en obras públicas. En materia de empleo, en un año se redujo la desocupación de un 8,8% a 8,5%, pero aumentó de manera significativa el empleo informal. Los sectores que más empleo absorben en la actualidad son el comercio (incluyendo al informal) y el público, debido a la creación de nuevos organismos del Estado y al aumento de la contratación de cargos de confianza.
En tercer lugar, el actual gobierno seguirá siendo minoría en ambas cámaras, debiendo depender de sectores que no forman parte del oficialismo y de los partidos de derecha. Bajo estas circunstancias, podrán tener respaldo los proyectos asociados a seguridad y orden público, lo relacionado con inversión, protección de la niñez, o que faciliten la alianza público-privada, entre los más importantes. No se puede decir lo mismo en su agenda valórica, relacionada con el aborto y eutanasia, así como en aquellos que requieran un mayor aumento del gasto público.
En cuarto lugar, fue desechada en forma definitiva la propuesta de derogación del CAE. Con mayor razón, aquello que la ministra Vallejo denominó hace algunos días de "derogación universal". En su reemplazo el presidente se comprometió a buscar soluciones para abordar de manera gradual el problema de los deudores. La misma estrategia gradual comprometió para la devolución de la deuda histórica a los profesores. En ambos casos, se trata de soluciones que requieren del apoyo del Congreso y recursos para los próximos años, incluyendo aquellos que sobrepasen su mandato.
En quinto lugar, y en base a lo anterior, se mantienen en el gobierno las imprecisiones y la definición de prioridades. Es claro que, en función del orden de las exposiciones en el discurso del presidente, ahora una de las prioridades será la seguridad. Para ello comprometió más recursos y contratación de policías de investigaciones y uniformados. No existe la misma claridad respecto a lo que ya no llama el oficialismo "reforma tributaria" sino "pacto fiscal", como tampoco se tiene certeza de lo que será su propuesta de reforma previsional.
En suma el giro del gobierno ha sido evidente. Atrás quedan las propuestas que buscaban terminar con el neoliberalismo y promover un nuevo estilo de gestión, basado en la probidad. Desde marzo de 2022, el gobierno, por falta de apoyo, así como por problemas de conducción y liderazgo, ha debido hacer lo contrario. Evidente también son aquellos anuncios que, más bien, se formulan pensando en los desafíos electorales que el oficialismo deberá enfrentar en octubre de este año y durante el 2025, por sobre las posibilidades de concreción.