Que la inflación, que la responsabilidad, que se cae el programa de gobierno, que lo que se viene. Muchas excusas tiene esta especie de neoconservadurismo en el gobierno de Boric, pero ninguna calza con un clamor popular subyacente que lo vigila con recelo y le dice al oído con firmeza: siempre hay excusas cuando se trata de poner trabas a los pobres.

Por Felipe Soto Cortés

La manera de enfrentarse del gobierno de Boric a un nuevo retiro de fondos previsionales no varía mucho a la manera en que lo realizó el cuestionado Sebastián Piñera, mientras naufragaba política y judicialmente tras el estallido y la pandemia. Y es que el llamado a la responsabilidad económica -que en términos neoliberales significa que los pobres se hagan cargo de las pérdidas de los ricos- es un relato que carece de toda legitimidad en la actualidad para la población chilena.

Hace unos años, Mark Fischer en su libro Realismo Capitalista, señalaba que una de las características del mal funcionamiento endémico del sistema económico actual, era su burocratización extrema y que cualquier izquierda con intenciones de transformar la realidad social, debía afrontar dicha realidad.

Y esta realidad en Chile cala los huesos: ¿Se habrá atendido el presidente en un hospital público esperando horas o meses o años? ¿Estudió en un colegio donde no llegan todas las colaciones porque la JUNAEB aún no actualiza los listados? ¿Habrá estado cesante e intentado cobrar el seguro? Así funciona el sistema en Chile: siempre las trabas burocráticas son para los pobres.

¿Por qué entonces si los pobres votaron por este gobierno, Boric les pone trabas?

El retiro de los fondos de pensiones es una manera de enfrentarse a esta excesiva cadena de trabas burocráticas para disponer de recursos en medio de una inflación exorbitante. Y es que las críticas son del todo comprensibles: ¿Por qué cuando pude arreglar mi casa, comer, instalar un carrito de comida, pagar mis deudas, pagar estudios, etc. se trata de una mala política?

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En todos estos meses las AFP siguen rifando los fondos de pensiones en el extranjero, y amasando fortunas gracias al pago de comisiones, pero nadie les pone trabas ni intenta siquiera modificar algo el sistema. Las jubilaciones vuelven a ser tema solo cuando las trabajadoras y trabajadores pueden retirar parte de sus fondos.

Si nada detendrá la inflación pues obedece a un escenario internacional en un contexto de una economía profundamente dependiente ¿Por qué entonces seguir oponiéndose a los retiros?.

La alternativa del control de precios de la canasta básica puede transformarse en algo plausible en la medida que la brújula política de Boric comience a funcionar y se percate que ese romántico centro político al que intenta llegar y seducir incesantemente hoy no existe. Y si no resulta dicha medida -el control de precios- el gesto hacia quien lo dejó como Presidente con la máxima votación de la historia será evidente y dejará en claro que quienes son responsables de la actual situación son las grandes corporaciones y la situación económica internacional.

Pero eso es cuando Boric arregle la brújula.

Por mientras, sigue naufragando en el vals del gran empresariado.