Nuevamente se produce un tiroteo en Estados Unidos, esta vez en la ciudad de Tulsa, Oklahoma, provocando cuatro muertos y otros tantos heridos en el hospital St. Francis de la localidad.
Por: Macarena Montes
Los informes oficiales dados a conocer por el capitán de la policía de la ciudad, Richard Meulenberg, precisan que el sospechoso de los asesinatos fue abatido. El policía señaló: "Los oficiales están actualmente revisando todas las habitaciones del edificio comprobando si hay otras amenazas'’, Meulenberg agregó que varias personas resultaron heridas y que el complejo médico era una "escena catastrófica'".
La tragedia se desató cuando este miércoles, un hombre armado con un rifle y una pistola entró al edificio que alberga cirugías ambulatorias y un centro mamario, para luego quitarse la vida con una de sus armas. Otras versiones señalan que fue abatido por la policía, que llegó casi de inmediato.
En el exterior del centro hospitalario se apostaron docenas de vehículos policiales, además, las autoridades cerraron el paso para desarrollar la investigación. En un edificio cercano se instaló un centro para atender a las familias afectadas y se pudieran encontrarse con sus seres queridos.
Todo en medio al cuestionamiento hacia la labor y protocolos de los cuerpos policiales en relación a este tipo de hechos, como en la masacre de Uvalde de la semana pasada, donde los efectivos policiales no intervinieron sino hasta casi una hora después, en lo cual el atacante tuvo tiempo para abatir más víctimas.
Mientras subsiste el mercado indiscriminado de armas de fuego en el país, considerado como la principal potencia armamentista del mundo.
Este mismo día Canadá y Chile anunciaron proyectos de ley para limitar e incluso prohibir la tenencia de armas de fuego para la población civil. El primer ministro Trudeau señaló que: "Nos enfrentamos a un nivel de violencia armada en nuestras comunidades que es inaceptable", agregando que "tenemos el deber moral de actuar".