Cuatro días duró la "justicia" contra el cineasta Nicolás López. Cuatro votos contra uno y la Segunda Sala Penal de la Corte Suprema dictaminó la libertad provisional. Hace no mucho, Las Tesis coreaban "El patriarcado es un juez(…)" y su himno dio la vuelta al mundo por ser un sentimiento que ahondaba en lo certero de un sistema de justicia que sistemáticamente se ha caracterizado por otorgar impunidad a los agresores de mujeres.
Por Valentina Luza Carrión / Resumen.cl
El dictamen de la Corte Suprema entra en la escenografía de una película chilena de mala calidad: forzada, especulativa y con los mismos actores de siempre, con una población de mujeres que se ha cansado de ser siempre vista desde el mismo prisma, desde la misma sala; estereotipada, injusta y machista.
Un lugar históricamente revictimizante, que espera que la justicia de luces ante la presión mediática, ante el show de las cámaras, que si no es de otra forma los jueces se escabullen en la agenda del día a día ¿Quién se va a percatar de otra resolución que deja libre a un femicida, violador o abusador?
Porque López encarna lo que el juez del Tribunal Fernán Rioseco Pinochet escribió el 28 de mayo, cuando se resolvieron los cinco años y un día: "Se estableció en el acusado un patrón de conducta abusivo y no solamente con las dos víctimas, sino que también ese patrón y el fallo lo deja establecido".
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También lo dijeron algunos testigos. En sus conductas pasadas, mientras construía una carrera en torno a mediocres películas, siempre vió a las mujeres como objetos, clasificándolas y siendo un hombre que les daba cero valor, con alto grado de misoginia.
¿Después de la sentencia, la fiscal regional de la Fiscalía Metropolitana Oriente, Lorena Parra, señaló a La Tercera que López "tenía un profundo desprecio hacia las mujeres".
¿Será que para los ministros Haroldo Brito, Jorge Dahm, Leopoldo Llanos y la abogada integrante Pía Tavolari, que votaron a favor del cambio en la provisional no es suficiente?
Y la señal es clara. Una más de las que se han mandado; hablar en un sistema de justicia revuelto en estereotipos de género no sirve de mucho, los violadores, abusadores y femicidas siempre tendrán salida. Sobre todo si vienen desde un lugar donde se pueden pagar abogados como Paula Vial.
¿Cuántos presos del estallido se encuentran hace meses-y sin pruebas, en muchos casos- tras las rejas? ¿Cuántas mujeres fueron asesinadas mientras su abusador o violador ni pisaba la cárcel? ¿Cuántas llamadas de ayuda fueron ignoradas?
López, en uno de los testimonios presentados para evidenciar su perfil, decía que le gustaban las actrices jóvenes, con sueños por romper; mientras él, cimentaba un camino codeándose con figuras como el escritor Baradit, que alababan y glorificaban los "enganches" que tenía con modelos.
En la cárcel pidió ser removido del sector donde estaba con un recurso de protección, no quería estar ni cerca de las personas que él, acostumbrado a recibir palmadas, consideraba personas inferiores. Hasta que fue trasladado para la prisión preventiva a la cárcel Casa Blanca de Valparaíso. Solo fueron dos semanas donde la prisión preventiva en la cárcel se llevó a cabo.
Un escritor mediocre, con creatividad que limita en los estereotipos de género que encarna el machismo: las mujeres locas, con problemas y con vidas que solucionar para encontrar un propósito detrás de un hombre.
¿Qué señales da a una mujer abusada y violada estas sentencias? o bien, este cuidado de espaldas para que "no la pase mal" un abusador, un violador, que es culpable de tratamientos interminables, pánico, crisis de muchas mujeres. Que su vida nunca volvió a ser igual.
La historia de López si bien indigna, no es nueva. Es un código que se repite entre aquellos mismos que crean y deshacen la política, codearse, cuidarse, pasar por alto. El patriarcado es un juez, que actúa diferente para hombres y mujeres, para ricos y pobres.
En el análisis de la encuesta regional sobre violencia y acoso en los espacios de trabajo en la industria audiovisual y de las artes escénicas en Latinoamérica, se evidenció que en Chile cerca de un 80% de las mujeres percibe que una denuncia puede acarrear consecuencias negativas. Esta es la principal razón para no hablar.
¿Y si hablar, incluso después de cinco años, no sirve de nada? Aunque el acusado borre 2.700 mensajes de WhatsApp. Aunque haya sido denunciado por cerca de ocho delitos y solo se hayan considerado dos.
Mientras todo esto sucede, desde los frentes feministas mencionan que "Esto amerita huelga" haciendo un llamado a la unión conjunta, sabiendo que estos gestos públicos son señales claras para abusadores y violadores, cómo pasó con Martin Pradenas, como pasa con los 18 femicidios que van en el 2022 y siguen impunes.
Cómo ha pasado históricamente en el cine, en la casa, en el colegio, en el trabajo, caminando de vuelta a la casa. En los mismos círculos, donde las mujeres hastiadas de un sistema judicial acceden a las funas, porque tal cómo nació en la dictadura las acciones contra la impunidad: "Sin justicia, hay funa". Porque al igual que las mujeres, otros sectores políticos se han cansado de esperar justicia.