«Según me ha dicho una fuente, que en el pasado ya ha suministrado información precisa sobre asuntos similares, las agencias de inteligencia de EE.UU. en realidad tienen imágenes detalladas de satélite de la probable batería de misiles que lanzó el misil fatal, y la batería parece estar bajo control de las tropas gubernamentales de Ucrania vestidos con lo que parecen ser uniformes ucranianos», escribió Parry en un artículo para el portal consortiumnews.com.
En opinión de su fuente, la CIA no descartó por completo la posibilidad de que los efectivos fueran miembros de las autodefensas con un uniforme similar, pero en su evaluación inicial dijeron que se trataba de soldados ucranianos. Un detalle más: imaginaron que los soldados involucrados eran indisciplinados y posiblemente estaban borrachos, ya que las imágenes mostraban algo que se parecía a botellas de cerveza dispersas en el lugar.
Días después Parry prosiguió con otra publicación, siempre en consortiumnews.com. Esta vez, para comentar la ‘excusa’ aireada por oficiales estadounidenses para explicar el uniforme militar, de que el misil habría sido lanzado por un desertor ucraniano. «Aquí hay otra explicación obvia que la comunidad estadounidense de inteligencia parece no querer aceptar: que el misil pudo ser lanzado por alguien que trabaja para los militares ucranianos. En otras palabras, es posible que estemos viendo ahora un nuevo caso, cuando el Gobierno de EE.UU. ‘esté direccionando la inteligencia’ alrededor de un resultado político deseado, como ocurrió en el período previo a la Guerra de Irak», opina el periodista.
Desde su punto de vista, lo que la Administración de Obama y la mayoría de los principales medios de comunicación hacen respecto al conflicto ucraniano «es un ejemplo más de la guerra informativa» destinada a «presentar mal al adversario independientemente de las evidencias existentes» y «marginar cualquier disidencia a una conclusión deseada». «Ese era exactamente el ‘pensamiento en grupo’ que llevó a EE.UU. a la desastrosa invasión de Irak. Parece que de allí muy pocas lecciones, si es que hubo algunas, fueron aprendidas», insiste Parry.
El Boeing 777 de Malaysia Airlines con 298 personas a bordo cayó el pasado 17 de julio en el sureste de Ucrania. Todos los pasajeros y los tripulantes fallecieron. Como causa más probable del siniestro se baraja el derribo. Tanto el Gobierno ucraniano como las autodefensas se niegan a asumir la responsabilidad por lo ocurrido. Washington, a su vez, en numerosas ocasiones ha imputado la tragedia a Rusia, pero sin presentar alguna evidencia definitiva. En su rueda de prensa de este 26 de julio, el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, admitió que EE.UU. usa las redes sociales como principal fuente de información en la investigación de la tragedia del MH17.
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