PODCAST | Crónica de Ruperto Concha: Afganistán hace pensar

Por Ruperto Concha / resumen.cl

Opción 1: archive.org

Opción 2: Spotify

Todos conocemos la famosa afirmación de Joseph Goebbels, el ministro de propaganda de Hitler, que decía: "Una mentira que se reitera 10 veces sigue siendo una mentira. Pero si esa mentira se reitera diez mil veces, entonces... ¡se convierte en verdad!".

En los tiempos de Hitler había que hacer un gran esfuerzo para reiterar 10 mil veces una mentira, pero ahora, con las redes sociales y las grandes cadenas de noticias o publinoticias, resulta fácil y rápido hacer pasar una mentira por verdad. Y eso hasta extremos realmente muy difíciles de creer.

Ya lo vimos, desde las burradas esas sobre la Tierra Plana, hasta los supuestos fantásticos microchips que nos insertarían de contrabando en las vacunas contra el Covid-19 para manipular nuestras mentes.

Pero, hay otras mentiras realmente enormes y malignas que sólo muy rara vez llegan a descubrirse. Y, an así, cuando esas mentiras son reveladas la mayor parte de las veces van rápidamente cubiertas de basuritas distractivas que hacen  que la gente se vaya olvidando de que son mentiras y vuelvan a aceptarlas como si fueran verdad.

Por ejemplo, ¿cuándo se decidió que había que invadir Afganistán para salvar la paz mundial? Casi todo el mundo cree que la invasión a Afganistán fue provocada por el ataque terrorista que estrellaron aviones de pasajeros contra el Centro Mundial de Comercio, de Nueva York, y contra el Pentágono, de Washington.

Sin embargo, sobre la base de documentos oficiales desclasificados por el gobierno de Estados Unidos, el célebre periodista Thierry Meissan, director de La Red Voltaire ha detectado que en realidad la decisión ya había sido tomada tres meses antes del ataque a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001.

Cuando se produjo el ataque, Osama bin Laden estaba gravemente enfermo, internado nada menos que en el Hospital Estadounidense en Dubai, la capital de los Emiratos Árabes Unidos. Esa información fue publicada en Francia por el diario Le Figaro, y la confirmó nada menos que el jeque Khalifa ben Zayed al Nahane, actual presidente de los Califatos Árabes Unidos.

Posteriormente, empeoró la enfermedad de bin Laden, quien fue trasladado entonces al Hospital Militar de Rawalpindi, en Paquistán, y allí Osama murió. La muerte de Osama bin Laden según esa información, se produjo en diciembre de 2001. Fue enterrado en Afganistán, en presencia, según la Red Voltaire, de dos agentes del MI6 británico quienes redactaron el informe completo.

¿Qué tal?… Eso parece exhibir que la famosa operación dispuesta por el presidente Barack Obama, en que comandos estadounidenses habrían acribillado a Bin Laden el 2 de mayo de 2011 en su refugio... en realidad sólo fue una farsa, y que por ello fue que Obama ordenó hacer desaparecer el cadáver de Bin Laden, además una prohibición de que se mostraran fotos del cadáver, y que se exhibieran los certificados de ADN que tendrían que haber confirmado que realmente ese cadáver era el de Osama bin Laden.

¿Era, entonces todo una mentira transformada en verdad por los medios de comunicación masiva?…

 

En su mayor parte los analistas occidentales que cubren la fulminante victoria del Talibán sobre todo Afganistán se muestran asombrados de que un ejército entrenado por Estados Unidos, con 300 mil hombres que disponían de un magnífico equipamiento con armas modernas, incluyendo helicópteros de ataque, misiles, drones y tanques... haya sido incapaz de oponer resistencia a los guerrilleros del Talibán. ¡Ese ejército debiera haber barrido a los talibanes que eran poco más de 60 mil! ¿Qué fue lo que pasó?

El analista estratégico estadounidense Dave Lindorff, de OpEdNews, responde categóricamente que ese ejército de un gobierno impuesto por Estados Unidos... ¡no tenía nada por lo cual luchar!

De hecho, esos militares sabían que el Talibán, o los "talibs", como se llaman individualmente, eran gente terrible pero impregnada de un sentido de lo que es justo y sano para ellos, y por eso sí estaban dispuestos a morir peleando contra los invasores de Estados Unidos y de otros países de la OTAN, y contra el pantano de repugnante corrupción que había prosperado para una masa de dirigentes venales bajo el alero de los invasores.

Para la mayoría de aquellos militares, su incorporación a las filas se basaba sólo en la promesa de un sueldo de 500 dólares al mes, en momentos en que la cesantía era abrumadora y no se podía ni soñar con un salario de más de 150 dólares mensuales en el área privada.

Y, por supuesto, la grotesca fuga del presidente Ashraf Ghani Ahmadzai con tres automóviles atiborrados de dólares en billetes, apareció como la confirmación más clara de la corrupción que existía bajo el alero de Estados Unidos y de la OTAN.

Tan grave era la corrupción, que en los últimos tres años habían optado por reemplazar al personal criollo por los llamados "contratistas" de las empresas privadas de seguridad y de servicios. O sea, una fuerza de trabajo político y de administración del Estado de Afganistán quedaba a cargo encomendada a capitales privados.

 

 

El otro campo de corrupción fue el de las plantaciones de amapola opiácea, cuya resina es opio y cuya elaboración produce además la heroína. Tras la retirada soviética, las plantaciones de Afganistán llegaron a producir un 75% de toda la heroína del mundo, y se exportaba básicamente a Europa y a Estados Unidos.

Pero al asumir el poder en 1992, al asumir el poder el Taliban colaboró eficazmente con las Naciones Unidas en la erradicación de esas plantaciones, logrando concretar la operación antidroga cuyo éxito fue abrumador. Al año 2000 la producción de opio había disminuido en un 99% y de hecho la producción de heroína había emigrado masivamente hacia México.

Pero tras la invasión de Estados Unidos y el derrocamiento del gobierno talibán, nuevamente la producción de opio aumentó a niveles cercanos ya a los de 1990. Por otra parte, los grupos que reanudaban la producción de droga lograron bloquear la intervención de los efectivos antidrogas, tanto de mercenarios como de agentes estadounidenses. Incluso se reportó un número elevado de mercenarios y agentes muertos o malheridos por los narcotraficantes secretamente aliados con jefes tribales que supuestamente eran colaboradores de Estados Unidos y la OTAN.

Eso obligó a las fuerzas occidentales de ocupación a destinar varios miles de millones de dólares del presupuesto antidroga, para pagar sobornos a los jefazos locales a cambio de abstenerse de matar agentes y funcionarios.

Por otra parte, al hacerse sentir la clandestina recuperación del Talibán, los cultivadores de amapola y los laboratorios de heroína también comenzaron a pagar un tributo. O sea, de los miles de millones de dólares pagados por Estados Unidos y la OTAN para combatir la droga, una buena parte iba también al financiamiento del Talibán.

¿Cómo es que ese flujo de miles de millones de dólares a lo largo de 20 años no pudo ser detenido o, peor aún, no pudo ser siquiera contabilizado con claridad?

Se sabe que el balance de los dos millones quinientos mil millones de dólares gastados por Estados Unidos en Afganistán, incluyen un porcentaje muy grande que se ha dado simplemente por perdido. Dicen que no saben qué pasó con eso.

Fueron miles de millones que simplemente se hicieron humo.

 

Otro factor de dramática importancia para el triunfo del Talibán es el número de víctimas civiles, que incluye centenares de niños, muertos o lisiados por los bombardeos y los drones estadounidenses. La brutal torpeza de esos bombardeos destruyeron más vidas de civiles que de insurgentes del Talibán. Ejemplos concretos: entre enero y noviembre de 2008, los bombardeos mataron a más de 400 personas, 400 civiles, según cifras reconocidas por la OTAN.

Y entre enero y mayo de 2019, los invasores estadunidenses y europeos mataron a 145 personas más, de las cuales alrededor de 80 eran niños.

Se entiende así que mujeres como la activista Fátima Ayub denuncien que los invasores occidentales trajeron miseria y dolor para la gente común, y mucha corrupción para los privilegiados que se ponían al servicio de los invasores. Fátima Ayub señala textualmente en sus twitters: "Hace once años, las fuerzas estadounidenses asesinaron a 8 miembros de mi familia mientras dormían, en plena noche. ¿Qué nueva miseria nos amenaza ahora con el Talibán?"

Y, agrega: "la mayoría de la gente es incapaz de darse cuenta de que 20 años de guerra produjeron el peor resultado posible. ¿Por qué íbamos creer que más miseria y muerte nos podría ayudar?".

Y, en forma sorprendente, han sido precisamente las mujeres afganas las que se han atrevido realizar manifestaciones callejeras, en Kabul y en otras ciudades, exigiendo que el Talibán mantenga los derechos femeninos que han alcanzado por la influencia occidental.

Al mismo tiempo, el propio alcalde de Kabul, Muhammad Doud Sultanzoy, reveló en conferencia de prensa, el viernes, que las autoridades del Talibán lo convocaron para inforrmarle que debe mantenerse en su puesto como jefe de la ciudad, junto con todo su equipo de colaboradores, incluyendo las mujeres. Según enfatizó el alcalde Sultanzoy, los dirigentes del Talibán le recalcaron que el nuevo gobierno apunta a recuperar cuanto antes la normalidad, integrando plenamente a Afganistán como parte de la comunidad internacional.

De hecho, el alcalde Sultanzov mencionó que el nuevo gobierno se propone abrir cuanto antes todas las rutas hacia los demás países, y que, en palabras del jefe máximo del Talibán, Mullah Abduk Ghani Baradar, es preciso entender que en la nación afgana el 50 por ciento son mujeres. Y, por ello, dentro de la cultura y la religión, es preciso respetar plenamente todas las libertades básicas de las mujeres.

Más aún, el Mullah Abduk Ghani señaló que se han recibido denuncias sobre actitudes impropias, abusivas o incluso brutales de algunos talibs enfrentados a personas ligadas al gobierno civil impuesto por los invasores. Sobre ello, anunció que toda denuncia será acogida e investigada, y que las instrucciones a los talibs de la base son respetar y ayudar a la gente común

En respuesta, el recién formado gobierno del proclamado "Emirato Islámico" ha declarado que el Talibán está haciendo un llamado a figuras políticas de otros sectores, otras posturas religiosas e incluso sectores que fueron oposición al Talibán para incorporarse e integrar un gobierno de unidad. Entre los líderes que de hecho están ya incorporándose se cuenta el ex presidente de Afganistán, Hamid Karzai, y el ex ministro de gobierno Abdullah Abdullah, así como el jefe de la etnia kirguiz, del norte, Gulbuddin Hekmatyar.

Pero, en tanto, Estados Unidos se apresuró a calificar al grupo encabezado por el talib Anas Hakkani, que es el que está convocando a la unidad, como, fíjese Ud., "una red terrorista letal responsable de los ataques más mortíferos en los últimos años".

Bueno, esa declaración norteamericana en cierto modo resulta como una alabanza para los talibanes por su acción en la lucha contra los que invadían su país.

 

 

En tanto, en Europa, los principales jefes de gobierno han rechazado cualquiera iniciativa que implique acciones de fuerza contra el nuevo gobierno talibán. En su reunión en Moscú, la saliente primera ministro de Alemania, Angela Merkel, coincidió con el residente Wladímir Putin en la necesidad de evitar cualquiera acción hostil contra el nuevo gobierno, y, en cambio, procurar colaborar con ellos para la recuperación de un régimen propio. Putin enfatizó que ha sido un error el intento de Estados Unidos de "inventar" una sociedad afgana diseñada por la cultura estadounidense.

A ello, en todo caso, Angela Merkel respondió especificando que, con pleno respeto a la cultura y la moral del mundo islámico, es, de todas maneras, fundamental que incorpore con plena vigencia también el respeto pleno a los derechos humanos, especialmente el de las mujeres.

Por su parte, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, concordó también con Wladimir Putin en que es preciso contribuir de buena fe a la paz y la estabilidad del nuevo gobierno talibán, estableciendo contactos directos con todos los niveles.

Sin embargo, la Presidente de la Unión Europea, Ursula von der Leyden, señaló ayer que, por el momento, el organismo multinacional de Europa no ha reconocido al gobierno talibán y no contempla establecer conversaciones políticas con ellos. Agregó que "podemos escuchar lo que digan los talibanes, pero es preciso que veamos y juzguemos lo que ello hacen".

Asimismo, la von der Leyden anunció que la Comisión Europea está lista para aportar apoyo financiero a los países de Europa que acepten acoger emigrantes de Afganistán.

Por ahora es un tema espinudo, ya que Turquía declaró enfáticamente que Europa no podrá seguir contando con su país como "bodega de inmigrantes indeseados". Asimismo, se ha detectado que en general la opinión pública europea es contraria y hostil a la llegada de nuevos inmigrantes.

Por su parte, la China ha reiterado su disposición para establecer vínculos eficientes y pragmáticos para el desarrollo de una relación binacional que sea conveniente para ambas naciones, lo que implica que sea una relación provechosa para la gente y no solo para las empresas y los políticos.

 

En términos de la estrategia mundial, parece ya bien claro que el turbio imperialismo de Estados Unidos y sus aliados está en sus postrimerías. En el Asia Occidental, entre el Cáucaso y el Mediterráneo, incluyendo el mundo árabe y una gran parte de África, la influencia y la capacidad de opresión económica y militar de Estados Unidos ya está volviéndose irrelevante.

Para muchos, eso implica un cierto alivio, para disponer de una fuerza militar que ahora podrá centrarse más en el Pacífico, de cara al poderío de China.

Pero, ¿Qué clase de solución podrían aportar las fuerzas militares en estos momentos?…

El fenómeno de Afganistán, para la mayoría de los analistas de estrategia, está resultando como una nueva lección sobre lo que no conviene hacer, luego de la primera lección que recibió Estados Unidos en Vietnam.

Pero, si las fuerzas militares, llegado el caso, no pueden ofrecer ni soluciones ni salvaciones, ¿para qué demontres sirven?

En el caso dramático de un Israel que aparece como antisemita por su enemistad con los demás pueblos semitas, los árabes y los beduinos... ¿Qué puede ofrecerle su poderío militar, a mediano y largo plazo?

Se dice que Israel tiene un arsenal de entre 50 y 400 bombas atómicas. La cifra más aceptada es de 92 bombas. ¿Para qué sirven esas bombas?

En término de la estrategia actual, las bombas atómicas ya no sirven para nada porque no se pueden usar.

Pero eso es tema de un análisis completo. Al igual que el extraño y turbio proceso que están teniendo las fuerzas armadas en casi todo el mundo, ejércitos que podrían estar acercándose peligrosamente a aliarse con los centros del gran poder financiero, alejándose en cambio cada vez más de su deber y su sumisión al gran poder político que es la verdadera democracia.

 

Hasta la próxima, gente amiga. Cuídense. ¡Hay peligro!…

Estas leyendo

PODCAST | Crónica de Ruperto Concha: Afganistán hace pensar