PODCAST | Crónica de Ruperto Concha: ¿Qué está pasando?

Por Ruperto Concha / resumen.cl

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En su edición de ayer, la agencia noticiosa Xinhua, de China, publicó, como letrero, parte de un artículo del periódico estadounidense The Washington Post sobre la situación actual del gobierno de Joseph Biden, bajo el título "La inflación aumenta, las encuestas lo califican mal, y su mensaje es un fracaso".

El texto reproducido por Xinhua dice: "La gente de Estados Unidos no sólo desaprueba el manejo de la economía del país. Sólo un 39% de la gente aprueba la participación de Estados Unidos en la guerra de Ucrania. Las inversiones en dólares en el mundo han disminuido, del 65% anterior a sólo un 59% y, según el gran banco JP Morgan, esa caída de las inversiones en dólares continuará y aumentará".

Oiga, y el Washington Post ha sido uno de los más fuertes periódicos que apoyaron la candidatura presidencial de Joseph Biden en contra de la reelección de Donald Trump, y apoya al Partido Demócrata.

El billonario Jeff Bezos, dueño de Amazon, es el actual dueño del Washington Post. Se lo compró en 2014 pagando 250 millones de dólares al contado, en billetes.

Y, claro está, este Jeff Bezos no tiene nada de izquierdista. No. Por el contrario, ese mismo año 2014 la Conferencia Mundial de Sindicatos, realizada en Berlín, lo calificó como "El Peor Jefe del Mundo, representante del inhumano modelo patronal de los Estados Unidos".

Es como para preguntarse "¿qué es lo que está pasando en el mundo?"

Vamos viendo.

 

 

El presupuesto del gobierno de Estados Unidos para este año 2022 fue de 6 millones de millones de dólares.  Y, para financiarlo, el Congreso autorizó que el endeudamiento del país se elevara hasta 31 billones 400 mil millones de dólares.

De ese enorme presupuesto, casi 900 mil millones de dólares se destinaban a gastos militares. Sin embargo, la semana pasada, el gobierno del presidente Joseph Biden reconoció que sólo le quedaba un saldito de 250 millones de dólares para enfrentar los gastos de la guerra de Ucrania.

Por ello, solicitó al Congreso que se le autorizara un presupuesto adicional de 33 mil millones de dólares más para financiar el apoyo de Washington a Ucrania contra Rusia.

Recordemos que ya se había aumentado el endeudamiento de Estados Unidos a una cifra igual o mayor que la totalidad del producto interno bruto del país. Los parlamentarios demócratas dijeron que tratarían de aprobar ese presupuesto de caridad anti rusa de aquí a fines de mayo. Pero los republicanos enfatizaron que no, que será necesario mucho más tiempo para estudiar esa enorme suma que eventualmente tendrían que pagar todos los contribuyentes estadounidenses.

Y ello en momentos en que las sanciones contra Rusia impuestas por Estados Unidos y sus principales aliados ya están descalabrando ruinosamente las economías de toda Europa, además de Japón, Corea del Sur y Ucrania.

Se ha desatado un encarecimiento brutal de la generación de energía que, en Alemania, por ejemplo, ya ha paralizado un alto número de empresas grandes, de empresas importantes. De hecho, ya varios mandatos emitidos por la Unión Europea no han sido acatados por varios países de Europa.

De hecho, pese al rechazo de la Unión Europea a la exigencia rusa de que el gas y el petróleo le sean pagados en rublos y no en dólares o euros, ya hay 8 países europeos, incluyendo Alemania, que han aceptado pagar en la moneda nacional rusa, en rublos.

Por supuesto se está mencionando con insistencia la posibilidad de que la Unión Europea pudiera llegar a desintegrarse.

Aparte del alza desmesurada del precio de todos los combustibles, desde el carbón hasta el petróleo y el gas, se ha disparado una inflación angustiosa en el precio de los alimentos y otros bienes de primera necesidad.

Ante ese inocultable desastre económico que afecta directamente a los países occidentales e indirectamente a todos los demás, los líderes de todas las tendencias políticas están preguntándose por qué, demonios, no se llega rápido a una solución diplomática de la crisis ruso-ucraniana, ponerle fin a esa guerra.

Y entre las respuestas que surgen hay dos que se están haciendo sentir con más fuerza. Una, la que dice que las sanciones anti rusas no son para parar la guerra, y, por el contrario, la guerra es para justificar las sanciones anti rusas. Por eso, la OTAN quiere que la guerra se prolongue.

Y la otra va aún más lejos... Dice que las sanciones apuntan, más que a Rusia, a los propios países europeos aliados de Estados Unidos, que han tenido que someterse a las exigencias de Washington absorbiendo ellos el costo ruinoso de las sanciones.

De hecho, se menciona por ejemplo que el bloqueo al gas y el petróleo de Rusia ha obligado a los europeos a comprar gas licuado y petróleo de Estados Unidos, que es más de un 30% más caro.

¿Por qué ese sometimiento de la Unión Europea a las exigencias de Washington?

 

Una vez más, es una publicación de derecha, de la extrema derecha estadounidense la que propone descarnadamente una respuesta. Se trata de la publicación digital Unz Review, en una entrevista al economista Michael Hudson, profesor-investigador de la Universidad de Missouri y presidente del Instituto de Estudios Económicos de Proyección Futura.

Este profesor Hudson señala que el endeudamiento de Estados Unidos, que ya ha superado ostensiblemente toda posibilidad de que pueda ser pagado algún día, no afecta en realidad al valor del dólar dentro de Estados Unidos. En cambio, sí afecta a los demás países que adquieren bonos de deuda, bonos soberanos de deuda.

Estos bonos no son dinero, son pagarés, promesas de pago, y los que los reciben pueden a su vez utilizarlos como si fuesen dinero. Pueden transferir esos bonos a otros acreedores que, a su vez también pueden transferirlos para pagar otras operaciones comerciales. O sea, es un dinero teórico que supuestamente algún día pagará la Reserva Federal estadounidense.

El uso de esos documentos abstractos de la deuda estadounidense equivale a utilizar un dinero que no es de uno para pagarle a otros que a su vez los usarán para hacer otros pagos, siempre internacionalmente.

Eso ha sido posible por la hegemonía absoluta del dólar como moneda rectora de todo el comercio internacional, y la unidad monetaria básica de las Reservas Financiera de los países. Supuestamente el euro comparte en cierta medida las funciones dominantes del dólar, aunque también el euro se somete al uso del dólar para su propia valoración.

O sea, todo el dinero y la economía de todos los países del mundo había quedado sujeta al control del dólar, es decir, control de Estados Unidos que es el único que puede emitir dólares.

Ya Estados Unidos utilizó ese poder del dólar para congelar o desconectar a otros países de sus recursos financieros. De hecho, le congeló los recursos financieros a Venezuela, provocando el derrumbe de su economía, hasta que las inversiones de China, Irán y Rusia lograron la lenta recuperación venezolana hasta lograr ya casi una normalidad plena.

Pero luego el presidente Joseph Biden utilizó el mismo recurso para "congelar" y prácticamente "expropiar", robarse, las reservas internacionales del gobierno de Afganistán, que alcanzaban a más de seis mil millones de dólares, provocando con ello una desesperada situación de miseria sobre toda la gente, la nación de ese país.

Y, paralelamente, Estados Unidos, desde los tiempos del presidente Barack Obama, comenzó a amenazar a otros países. Por ejemplo, a China y también a Rusia, además de otras naciones sobre todo del sudeste asiático.

¿Qué efecto podía tener esa facultad amenazante del dólar manejado como arma de dominio mundial?

 

 

Así, pues, se produjo el inevitable efecto de que varias naciones económicamente fuertes comenzaran a estudiar y elaborar mecanismos de pagos internacionales y fijación de precios al margen del sistema financiero monopolizado por Estados Unidos.

De hecho, los servicios de inteligencia occidentales detectaron que China, Rusia, y otras economías fuertes que al parecer incluirían a la India, Kasakhstan y Sudáfrica, estarían próximos a integrar un sistema financiero independiente del dólar.

Así, cuando los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita aceptaron abiertamente venderle petróleo a la China, pagado en yuanes chinos y no en dólares, sonó la más estrepitosa alarma en Estados Unidos.

Perder el control absoluto de la economía y el comercio mundial equivaldría a la ruina a brevísimo plazo, y, al quedar desprovisto del recurso de los Bonos Soberanos de la deuda estadounidense, esos más de 30 millones de millones de dólares tendrían que comenzar a ser pagados con dinero real.

El economista Michael Hudson señala que el presidente Joseph Biden comprendió que era ya el momento de actuar con máxima fuerza para impedir la insurrección mundial contra el predominio dictatorial del dólar.

Más aún, Hudson admite la posibilidad de que la guerra de Ucrania haya sido armada y orquestada por las potencias financieras privadas de occidente no sólo para quebrantar económicamente a Rusia y dar un ejemplo terrible a los demás rebeldes... más que eso, señala que es real la posibilidad de que la estrategia bélica de Washington, a través de la OTAN, haya apuntado en realidad a aumentar la sumisión de los países europeos que estaban enriqueciéndose mucho con su integración económica con China y con Rusia.

En su entrevista publicada por la revista Unz-Review, el economista Michael Hudson señala que la aplicación de las más extremas medidas para hundir la economía de Rusia y aislarla políticamente de las demás naciones... fue, al fin de cuentas, el acto suicida cometido por Biden tratando de lograr la supremacía del dólar.

De hecho, el efecto inmediato fue la puesta en marcha de una intensa actividad comercial no sólo entre Rusia y su aliada China, sino también con la India, Vietnam, Indonesia, Kasakhstán, Paquistán y Afganistán, además de una decena de otros países importantes, pero de menor peso económico.

Por lo pronto Indonesia hizo caso omiso de las exigencias de Washington de expulsar a Rusia del llamado "Grupo de los 20", y de hecho el presidente indonesio Yoko Widodo, se comunicó por teléfono con el presidente Wladímir Putin para personalmente hacerle la invitación.

En palabras del profesor Hudson... "ese primer miércoles de abril de este año, el presidente Joseph Biden liquidó la hegemonía mundial del dólar y la unidad de la economía mundial en un solo sistema. Ahora, por su abuso, a lo menos comenzó a operar un segundo sistema alternativo, y la economía mundial ya quedó dividida en dos grupos: los que quieran seguir con el dólar y los que prefieren el nuevo sistema de pagos.

 

 

Alemania trató de hacer las paces con Rusia la semana pasada para poder seguir comprándole petróleo y gas, pagaderos en rublos rusos, mediante el truco de pagar en euros a través de una empresa bancaria en Alemania, la cual a su vez compraría los rublos.

Pero Rusia no aceptó esa patética triquiñuela con que el gobierno alemán quería hacer las paces con Rusia sin enojar a Estados Unidos. Y ello, además, Berlín quería hacerlo a través de una empresa privada ruso-alemana, que el gobierno alemán había nacionalizado como parte de las sanciones anti rusas. Naturalmente, Rusia no lo aceptó.

Japón, por su parte, está en una caída lastimosa de toda su economía. El yen, la moneda japonesa, se ha desvalorizado en una carrera de inflación que se une a la disminución de sus exportaciones por falta de competitividad de sus productos industriales. Corea del Sur también está en inflación desatada y está recibiendo ayuda de China y no de Estados Unidos que supuestamente es su aliado.

China, por su parte, ya superó su desventaja en la producción de microchips y ha comenzado a autoabastecerse para su producción de tecnología 5-G y 6-G.

Pero también la economía de China parece enfrentar una etapa de bajo crecimiento con un enfoque dirigido principalmente a su propio mercado interno de más de 3 mil millones de personas.

En síntesis, a juicio de casi todas las organizaciones y empresas de desarrollo económico, lo que se viene encima en el futuro próximo es una etapa de reajuste político que posiblemente tendrá además efectos de violencia como en Ucrania.

En ese período, que ya se está haciendo sentir, las personas comunes como Ud. y yo, con nuestras familias y nuestros círculos de intereses humanos compartidos, vamos todos a tener que enfrentar dificultades serias, muy serias.

La publicación estadounidense GoBanking, el martes pasado, publicó un reporte especial sobre las precauciones indispensables que hay que tomar para enfrentar una situación de Emergencia Nacional a partir de la crisis económica, de las tensiones políticas, y el estado de violencia psicológica latente que se está haciendo cada vez más evidente en todas partes.

Básicamente, incluyen: reducir al mínimo los gastos, mantener una reserva de dinero en efectivo, previendo que las cuentas y tarjetas bancarias pueden quedar bloqueadas.

Para Estados Unidos, recomiendan esforzarse en reunir, cuanto antes, al menos dos mil dólares en dinero, y tener un stock de gas, agua potable, combustible para el vehículo, un generador portátil de energía solar, suficientes pilas y baterías, alimentos no perecibles, kit de primeros auxilios y un stock de los medicamentos que haya que tomar.

Esos elementos pueden tener un precio conjunto de unos mil dólares o poco más en Estados Unidos. Habría que sacar la cuenta de lo que costaría eso aquí donde vivimos.

 

¿No siente Ud. también harta rabia por todos esos políticos, líderes y planificadores, que han usado la mejor tecnología creada por la inteligencia humana, en hacer idioteces disfrazadas con palabras nobles, y motivadas por codicia o vanidad?

Hemos nacido en un planeta bellísimo, en el cual nuestra especie ha tenido un éxito enorme.

Pero también los virus pueden tener un éxito enorme... un éxito que equivale a la destrucción y la muerte. ¿Será nuestro éxito como el éxito de los virus?

Hasta la próxima, gente amiga. Cuídense. Hay peligro. Y el éxito y el poder son demasiado peligrosos cuando llegan en exceso...

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