Por un pensar diferente: Frenemos a la derecha barra brava

El concepto de consenso (consensus) etimológicamente hace referencia muy precisa a la idea de "aprobación de todos", pero algo que deberíamos tener muy en cuenta, siempre, es que no siempre la mayoría está bien.

Por Juan Pablo Orellana *

Disintieron, señala Fusaro a Prometeo al robarle el fuego a los dioses, Sócrates contra las leyes de la polis, Espartaco contra la esclavitud. Disintió Cristo contra los romanos y avaros del templo y el propio Lutero contra el poder de la iglesia católica, disintió el Almirante Arturo Fernández Vial al negarse a aplastar la protesta de 1903 mediante la violencia del Estado, disintieron los chilenos el 2019 o los franceses hoy en día contra el aumento de la edad de jubilación.

Cada epopeya humana está marcada por este pensar diferente al poder. Y es que voy a volver tan atrás como sea necesario en función de que hemos perdido, hemos sido derrotados política e ideológicamente y parece que de ese claroscuro están surgiendo los monstruos más horribles: un neo fascismo que no necesita vestirse de ropas militares, un chovinismo grotesco y una derecha que perdió todos los escrúpulos que antes al menos disfrazaban.

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Se sienten ganadores y como tal, han comenzado a convertir el debate político en un enfrentamiento entre barras bravas, azuzados (revisar bien el concepto para que quede clara la idea) por programas de poca monta intelectual como Sin Filtro, donde personajes como Pancho Orrego, que evidentemente no podrían tener espacio en un programa de debate serio, acaloran los ánimos tal como en los famosos banderazos previo a cualquier clásico.

En este nuevo régimen de verdad, donde el sentido común viró irremediablemente a la derecha, nos parece acertado darle más atributos a una institución transida de corrupción y sin embargo, no nos preocupa que la derecha haya rechazado en bloque la posibilidad de levantar los secretos bancarios para hacer un seguimiento efectivo a los dineros del narcotráfico, y así, un conjunto de otras cosas que nos van acercando cada vez más a un Estado policial.

Por tanto, resulta preciso aquí rescatar la idea del disenso. El disentir es el primer paso porque siempre va dirigido contra alguien o algo, llegando a ser político, aunque no se exprese en términos políticos.

Eso sí, siempre se prefigura como "una especie de poder destituyente", que deconstruye, desarma o le roba el blindaje a cualquier verdad institucionalizada, especialmente, cuando esta ha sido posible por un grupo barra brava, que como veremos, ese piso no aguanta mayor análisis exhaustivo. Eso es lo que defiendo, que nos animemos a pensar (y sentir) diferente. Solo el disentir puede dibujar un nuevo horizonte de posibilidades, pero primero hay que atreverse.

 

*Profesor de Filosofía

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