La comuna de Santa Juana en la región del Biobío se hizo famosa en el verano 2023, lamentablemente fue por la tragedia más grande provocada por los megaincendios forestales sin precedentes que azotaron esta comuna en ese mes de febrero, tormentas de fuego que arrasaron con todo a su paso, incluidas vidas humanas, flora, fauna, infraestructura productiva y hogares de miles de familias campesinas.
Por Ariel Ríos
Transcurrido un año de esa tragedia en el Biobío, vemos como esos mismos hechos se repiten en Valparaíso en magnitud similar dejando atónita a una ciudadanía que observa otro megadesastre forestal, ahora en una zona urbana. Muchos quizás nos preguntamos ¿Será que los chilenos nada aprendemos de nuestras desgracias?.
¿Será que las víctimas y mártires que dejó el megaincendio 2023 no son suficientes para avanzar en legislación que regule con seriedad el sector forestal?.
Lamentablemente, a un año de todos estos terribles hechos, no existe nada concreto que permita demostrar preocupación y menos ocupación por parte del Congreso, considerando el riesgo que significa el sector forestal con la actual legislación, débil y sin capacidad de fiscalización, que deja a merced del fuego a miles de familias que sufren los embates.
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En Santa Juana los familiares de las víctimas y toda la población afectada el 2023 mira estupefacta la desgracia de viven sus conciudadanos de Valparaíso, hechos que se repiten y clavan como agujas sin clemencia en la memoria de miles de personas que intentan superar la tragedia vivida.
La alcaldesa de Santa Juana ha intentado con poco éxito articular voluntades políticas y de los grupos económicos forestales para abordar la problemática, incluso para los incendios del 2023 interpeló al ejecutivo y al congreso para legislar un Royalty Forestal y una mayor regulación, osada declaración que prendió las alarmas en las principales compañías forestales, quienes rápidamente desplegaron sus influencias para silenciar tan «nociva» iniciativa para este sector económico, heredero legitimo de la legislación de la dictadura, el conocido decreto Ley 701 de 1974.
La pregunta que nos hacemos ahora:
¿Permitiremos que los incendios forestales y sus desastres se transformen en parte del mapa sin hacer nada?